Death of a naturalist,

By Seamus Heaney

 

All year the flax-dam festered in the heart
Of the townland; green and heavy-headed
Flax had rotted there, weighted down by huge sods.
Daily it sweltered in the punishing sun.
Bubbles gargled delicately, bluebottles
Wove a strong gauze of sound around the smell.
There were dragonflies, spotted butterflies,
But best of all was the warm thick slobber
Of frogspawn that grew like clotted water
In the shade of the banks. Here, every spring
I would fill jampotfuls of the jellied
Specks to range on window-sills at home,
On shelves at school, and wait and watch until
The fattening dots burst into nimble
Swimming tadpoles. Miss Walls would tell us how
The daddy frog was called a bullfrog
And how he croaked and how the mammy frog
Laid hundreds of little eggs and this was
Frogspawn. You could tell the weather by frogs too
For they were yellow in the sun and brown
In rain.

Then one hot day when fields were rank
With cowdung in the grass the angry frogs
Invaded the flax-dam; I ducked through hedges
To a coarse croaking that I had not heard
Before. The air was thick with a bass chorus.
Right down the dam gross-bellied frogs were cocked
On sods; their loose necks pulsed like sails. Some hopped:
The slap and plop were obscene threats. Some sat
Poised like mint grenades, their blunt heads farting.
I sickened, turned, and ran. The great slime kings
Were gathered there for vengeance and I knew
That if I dipped my hand the spawn would clutch it.

 

 

 

Muerte de un naturalista

 

Durante todo el año el dique de lino supuraba

En el corazón del pueblo; verde y de cabeza pesada

El lino se había podrido allí, aplastado por enormes terruños.

A diario chorreaba bajo el pesado sol.

Burbujas gorgojeaban con delicadeza, moscardones

Tejían una fuerte gasa de sonido en torno al olor.

También había libélulas, mariposas con lunares,

Pero lo mejor de todo era la baba caliente y espesa

De los huevos de rana que, a la sombra de las orillas, crecía como agua coagulada.

Aquí, cada primavera yo llenaría los tarros de mermelada con gelatinosas

Motas para poner en fila en el alféizar de la casa,

Y en el colegio, sobre estantes, y esperaría y miraría

Hasta que los puntos engordasen estallando en ágiles renacuajos nadadores.

La Señora Walls nos contaría cómo

Al papá rana se le llamaba rana toro

Y cómo croaba y cómo la mamá rana

Depositaba cientos de pequeños huevos y eso eran

Babas de rana. También se podía predecir el tiempo por las

Ranas

Pues eran amarillas al sol y marrones

Bajo la lluvia.

Entonces, un caluroso día cuando los campos apestaban

A caca de vaca sobre la hierba, las ranas enfadadas

Invadieron el dique de lino; yo atravesaba los marjales

Agachado y al son de un áspero croar que no había oído

Antes. El aire era denso con un coro de bajos.

Justo al pie del dique ranas de gordas barrigas se mantenían alertas

Sobre terruños; sus nucas sueltas latían como velas. Algunas

Saltaban:

El slap y plop eran amenazas obscenas. Algunas se sentaban

Dispuestas como granadas de barro, con sus calvas cabezas

Pedorreando.

Me sentí enfermo, di la vuelta y corrí. Los grandes reyes

Babosos

Se reunían allí para vengarse y sabía

Que si metía mi mano las babas la agarrarían.