La cocaína es un potentísimo estimulante, que se absorbe y distribuye rápidamente por el organismo. Cuando es consumida esnifada provoca distintos efectos euforizantes de carácter pasajero. Tras la inhalación de cocaína los consumidores suelen experimentar una sensación de euforia, excitabilidad, hiperactividad, sociabilidad, un estado de alerta y el deterioro de la capacidad de enjuiciar las cosas. Además de estos cambios de tipo psicológico y del comportamiento, los consumidores experimenta, después del consumo, distintos efectos de tipo físico como taquicardias, dilatación de las pupilas, aumento de la presión arterial, sudor, fiebre, vómitos, pérdida de apetito, etc.

    La cocaína altera el funcionamiento del cerebro, y provoca además, el estrechamiento de los vasos sanguíneos, obligando al corazón a trabajar de forma más rápida, alterando su ritmo natural de funcionamiento y provocando diferentes alteraciones cardiovasculares  Por este motivo los consumidores de cocaína tienen un mayor riesgo de sufrir infartos.

    Debido a la corta vida de la cocaína en el organismo (entre 30 y 60 minutos), los consumidores precisan de dosis frecuentes para mantener los efectos euforizantes, lo que les lleva a realizar múltiples tomas en pocas horas. Esta forma de consumo compulsivo es responsable de que un elevado número de los consumidores habituales de cocaína hayan tenido que ser atendidos  por episodios de sobredosis.

    El consumo de cocaína suele ir acompañado de distintos síntomas psicológicos, de la conducta y fisiológicos de carácter desagradable o adversa, en especial cuando se ingiere de forma simultánea alcohol u otras drogas. Algunas de estas complicaciones pueden ser especialmente graves, como ocurre con las taquicardias y las arritmias, el fallo cardiaco, la disminución brusca e intensa de la circulación sanguínea, el infarto de miocardio, las hemorragias cerebrales, las crisis convulsivas con pérdida de conciencia, la asfixia o el síndrome hipertérmico (subida brusca e intensa de la temperatura corporal), que puede desembocar en insuficiencia renal y en una fallo metabólico generalizado.