En cuanto a los efectos que produce la morfina tenemos que la “intoxicación aguda por el opio y morfina presenta dos períodos bien distintos: de excitación y de depresión”. El período de excitación, es muy parecido al de excitación de todos los tóxicos cerebrales, como el alcohol; pero tiene la peculiaridad, que la distingue de los demás, de no ser confusional, es decir, el período de excitación va acompañado de lucidez de ideas. Hay exaltación ideativa e inquietud motora, que hace que los enfermos estén moviéndose continuamente. Como síntomas orgánicos se señalan la cara roja, la mirada brillante y la pupila muy contraída. Hay sequedad de boca, sudores, ruidos de oídos e hiperestesias regular. Casi siempre hay un estado nauseoso, acompañado o no de vómitos, que es lo que más mortifica a los que se inyectan morfina por primera vez. A este período de excitación le sigue uno  de depresión que llega al coma. Gradualmente los enfermos se van calmando, disminuye la sensibilidad y desaparecen los reflejos. La respiración va retardándose y el pulso se hace pequeño e irregular. Hay estreñimiento, oliguria e hipotermia. Cambia el aspecto de la cara, que se pone pálida y cianótica. Persiste la miosis (contracción pupilar). La muerte se produce por depresión respiratoria.

    El síndrome de abstinencia se inicia antes que con la heroína. Hacía las cuatro a doce horas de faltar el consumo. Es menos importante que el de la heroína y llega a superarse sin necesidad de tratamiento.