Sin Rastro Opinión por Laura Gómez Expósito La expectación que levantaban las últimas regatas de la Copa América; la mítica frase del ex presidente del gobierno José María Aznar “dejan que beba tranquilo”; la detención de Isabel Pantoja en Marbella... Todo esto parece muy lejano y, sin embargo, el mismo día que ocurrieron estos hechos sucedió algo que conmocionó al mundo y aún hoy sigue haciéndolo: el 3 de mayo de 2007 Madeleine McCann desapareció de la habitación del hotel portugués en el que dormía junto a sus hermanos gemelos, Sean y Amelie. Los primeros días de investigación se centraron en la teoría del rapto de la niña a cambio de un rescate. A continuación, se pensó que se trataba de un caso de pederastia y se acusó, entre otros a Robert Murat. Tras demostrar su inocencia, las esperanzas de encontrar a Madeleine con vida parecieron desvanecerse para la policía. Ironías de la vida, los mismos que se negaron a creer en su muerte, sus padres, Kate y Gerry McCann, son ahora los principales sospechosos de asesinato para la policía lusa. Después de cinco meses de desaparición, el cuerpo de la niña no ha aparecido, ni tampoco los culpables. Los padres, tras meses de investigación, utilizando carteles, anuncios publicitarios, entrevistas televisadas, una suculenta recompensa e incluso figuras mediáticas de la talla de Beckham, creyeron haber dado en el clavo al aparecer una vía que aparentemente les llevaría hasta su hija. Se trataba de una fotografía que una turista española hizo en Marruecos a una niña con cierta similitud física a la pequeña Madeleine. Un error que llevó a los medios de comunicación a aumentar la dosis diaria de información o desinformación. Se ha dicho que la han visto en otros países. Y es que parece ser que el ofrecimiento de esta recompensa a quien la encontrara podía ayudar a situar a Madeleine en demasiados lugares del mundo. Pero aún así, el mundo sigue conmocionado, los padres angustiados y la niña sin rastro. Hoy Madeleine es noticia, pero ¿hasta cuando lo será? Gracias a la similitud con una película “made in Hollywood” el caso se mantiene aún en nuestras televisiones: Los padres, víctimas o verdugos, pero siempre en el punto de mira, son extranjeros. Conocer su culpabilidad o inocencia está en manos de la policía y la justicia portuguesa. Nuestros medios han contribuido a la creación de este circo, lleno de rumores, maleteros con restos de sangre, implicaciones maternas y dudas acerca de demasiadas cuestiones sobre el caso. Un tema que comenzó en mayo y aún sigue siendo fuente de conjeturas. Un proceso lento como los de la vida real, pese a que lo que se nos presenta en los medios sea más cercano a un largometraje que a la realidad. Así se mantiene nuestra razón alejada de casos como el terrorismo de ETA, la violencia que azota a nuestro país, los problemas políticos... Parece que hemos perdido el concepto de información, ganando así el de show, el de espectáculo. Y me da la impresión de que tanto este concepto como Madeleine seguirán un tiempo más sin rastro. |