E­llos te­ observan               

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Desde que era un pequeño, mi hermano observaba su retrato de cuando tenía dos. Vestía un trajecito azul, utilizaba zapatitos rojos y tenia el cabello peinado hacia un lado.

Al principio no ocurría nada, hasta que cumplió los cuatro años.

Cuando tenía esa edad simplemente no entendía porque mis padres lo peinaban de cierta manera y le hacían utilizar ese tipo de zapatos y sobre todo le hacían vestir ese estúpido trajecito azul. Eso fue en el día de su cumpleaños.

Pocas semanas después, mientras dormía, sintió una extraña fuerza que le asfixiaba, como si un objeto pesado se posara encima de su pecho. No podía respirar, ni podía gritar ni emitir sonido alguno. Todo fue en vano, nadie le escucharía. Cuando todo pasó, fue corriendo a encender la luz, pero no vio a nadie en la habitación. Solo estaba él, y por supuesto su retrato en la pared. Fue corriendo donde estaban mis padres a explicarles la situación, y estos le dijeron que no se asustara, que seguramente había sido un ataque de asma. Sin embargo, él prefirió quedarse a dormir con mis padres por cierto tiempo.

Pocos días después, aun durmiendo con mis padres, esa extraña fuerza le hizo caer de la cama; cayó al suelo y sintió de nuevo esa fuerza asfixiante en su pecho. Trató de gritar, de pedir auxilio pero no podía. De repente, entre la oscuridad pudo distinguir la silueta de algo cuadrado, ¡ de su retrato!. Al otro día comentó a mis padres lo que le había ocurrido la noche anterior, y ellos decidieron llevarlo al psicólogo.

Mientras era de día, la fuerza no lo visitaba, pero sentía cuando pasaba al lado de su retrato como sus dos pequeños ojos lo seguían con su mirada, con una expresión de rabia.

Durante dos años se presentó el mismo suceso una y otra vez. Cada vez que ocurría mi hermano se quedaba sin aliento, y podía distinguir entre la oscuridad los ojos del retrato. La última vez que pasó este incidente, después  de perder el aliento y no poder gritar, vio como esos dos ojos se le acercaron hasta tal punto que pudo oír esta frase

-        USURPADOR

Al otro día les dijo a mis padres lo que le había dicho el retrato y cuando lo escucharon se miraron entre ellos  y por fin le creyeron.

Desde ese día cambiaron la forma de peinarlo, no le obligaron a llevar el traje azul ni los zapatitos rojos. Aquella fuerza nunca volvió a molestarlo.

Hoy en día tien 18 años, y hace unos meses nuestro padres nos contaron que habíamos tenido un hermano llamado Guillem y que dos años antes de lo ocurrido, Guillem había muerto de un ataque de asma. Tenía tres años cuando murió y mi madre nos explicó que el chico del retrato no era mi hermano Pau, sinó Guillem. Tenían una similitud física impresionante, y esa era la razón de que mis padres peinaran a Pau de esa manera y lo obligaran a llevar siempre el traje azul y los zapatos rojos, pues era el vivo reflejo de Guillem .

 

 

 

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