Increíble... esto es todo un santuario. Se trata de la aldea de Manjarín. Un pueblo totalmente despoblado y desmoronado.
Sólo queda en pie este tipo de refugio. Cada vez que pasa un peregrino el Hospitalero (Tomás) toca la campana. Antiguamente lo hacían para orientar a los peregrinos en días de mucha niebla. Ahora ya está claro a qué venía...