Este recorrido no es el original del Camino sin embargo muchos peregrinos optan por él para visitar uno de los monasterios más bonitos que hay en Galicia.
Sus orígenes se remontan a época visigoda, situando su fundación en tiempos de San Martín Durmiense. El monasterio fué abandonado en torno al año 714. Tras un breve paréntesis volvió a vida, de manos del abad Argerico, a quien el rey Fruela I asignó Samos para practicar la vida monástica.