Universidad de Valencia

Facultad de Psicología


Parálisis cerebral

 

Lorena Vallejo Ortega

Valencia, 2006


 

 

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“El rostro del niño paralítico cerebral podrá ser inexpresivo y verter saliva, pero no porque sea deficiente mental, sino, simplemente, porque los músculos no cumplen su función normal”.

Evans


ÍNDICE                                         

          

 

 

Introducción

Durante los años 1860, el cirujano inglés de nombre William Little escribió las primeras descripciones médicas de un trastorno enigmático que afligía a los niños en los primeros años de vida causando rigidez y espasticidad de los músculos de las piernas y en menor grado de los brazos. Estos niños tenían dificultades agarrando objetos, gateando y caminando. A medida que crecían su condición no mejoraba o empeoraba. Esta condición, la cual se nombró por muchos años como la enfermedad de Little, es ahora conocida como diplejia espástica.

 

Debido a que muchos de estos niños nacieron después de un parto complicado, Little sugirió que su condición resultó por la falta de oxígeno durante el parto. El propuso que la falta de oxígeno causa daño a tejidos susceptibles en el cerebro que controlan el movimiento. Pero en 1897, el famoso médico Sigmund Freud no estuvo de acuerdo. Al notar que los niños con parálisis cerebral a menudo tenían otros problemas como retraso mental, disturbios visuales y convulsiones, Freud sugirió, que a veces el trastorno puede tener sus raíces más temprano en la vida, durante el desarrollo del cerebro en el vientre.

 

A pesar de las observaciones de Freud, la creencia de que las complicaciones del parto causan la mayoría de los casos de parálisis cerebral fue muy difundida entre los médicos, las familias y aun los investigadores médicos hasta recientemente. Sin embargo, en los años 1980, los científicos analizaron los datos extensos de un estudio gubernamental de más de 35,000 partos y se sorprendieron al descubrir que tales complicaciones expliquen sólo una fracción de los casos, probablemente menos del 10 por ciento. En la mayoría de los casos de parálisis cerebral no se encontró causa alguna. Estas conclusiones del estudio perinatal del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Apoplejía (NINDS) han alterado profundamente las teorías médicas sobre la parálisis cerebral y ha motivado a los investigadores de hoy a explorar causas alternas.

Al mismo tiempo, la investigación biomédica también ha conducido a cambios significativos en el conocimiento, diagnosis y tratamiento de personas con parálisis cerebral. La identificación de los bebés con parálisis cerebral bien temprano en la vida, les da a éstos la mejor oportunidad de desarrollarse al máximo de sus capacidades. La investigación biomédica ha conducido a técnicas diagnósticas mejores __ tales como imagen cerebral avanzada y el análisis moderno del modo de andar. Ciertas condiciones conocidas como causantes de la parálisis cerebral, tales como rubéola e ictericia, actualmente pueden ser prevenidas o tratadas. La terapia física, psicológica y de conducta que desarrollan destrezas de movimiento y del habla y que además promueven el desarrollo social y emocional, pueden ayudar a los niños con parálisis cerebral a desempeñarse y tener éxito. Los medicamentos, la cirugía y los refuerzos metálicos pueden mejorar a menudo la coordinación de los músculos y los nervios, ayudar a tratar problemas médicos asociados y prevenir o corregir deformidades.

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Parálisis cerebral

 

El término “parálisis cerebral” es reconocido como una expresión general que abarca varios trastornos específicos, los cuales se caracterizan por una lesión de los centros motores del encéfalo y se manifiestan por pérdida del control motor 1.

La parálisis cerebral está englobada dentro de las enfermedades del sistema nervioso central (SNC). Los tres síndromes motores, piramidal, extrapiramidal y cerebeloso, representan un trastorno en el SNC y son los determinantes de un tipo u otro de dicha parálisis.

Sólo podemos hablar de parálisis cerebral cuando la lesión está localizada en el encéfalo. Tal lesión afecta al encéfalo en vías de desarrollo y los movimientos del niño no se efectúan con normalidad.

El área motora piramidal, o neurona motriz superior, se localiza sobre la circunvolución precentral (anterior a la cisura de Rolando) o región de la movilidad voluntaria. La lesión de las neuronas motrices superiores afecta a los movimientos voluntarios, y por consiguiente, al habla, originando anomalías de la función muscular: espasticidad, debilidad, limitación de alcance y lentitud de movimientos.

El área motora extrapiramidal está determinada por los centros motores subcorticales controlados por el córtex a nivel de grupo de núcleos (ganglios basales y masas nucleares conexas). La lesión de las neuronas del área extrapiramidal afecta a los movimientos involuntarios, incoordinados e impulsivos, así como al control de la automaticidad de la marcha y la carrera.

 

Son numerosas las definiciones dadas sobre parálisis cerebral. De manera simple, Chevrie la define como una dolencia relacionada con una lesión de sistema nervioso central, adquirida al comienzo de la vida, no evolutiva y que ocasiona trastornos motores predominantes 2.

Barraquer, Ponces, Corominas y Torras 3 definen la parálisis cerebral como “secuela de una afección encefálica que se caracteriza primordialmente por un trastorno persistente, pero no invariable, del tono, la postura y el movimiento, que aparece en la primera infancia y no sólo es directamente secundario a esta lesión no evolutiva del encéfalo, sino que se debe también a la influencia que dicha lesión ejerce en la maduración neurológica.

Los síntomas de la parálisis cerebral son de severidad variable. Un individuo con parálisis cerebral puede encontrar difícil el hacer tareas motores finas, como escribir o cortar con tijeras; además, puede experimentar dificultades manteniendo su equilibrio y caminando; o puede ser afectado por movimientos involuntarios, como retorcimiento incontrolable de las manos o babear.
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1 Busto, 1994, p. 14

2 Chevrie, C. , 1975, p. 174 cit en Busto, 1994, p. 15.


 

Incidencia

La incidencia de PC se sitúa alrededor de 2 por 1000 recién nacidos vivos, con poca variación entre los países industrializados. En los últimos años parece observarse un ligero aumento de la incidencia, así como un cambio en la frecuencia de los diversos subtipos de PC.  Este aumento, a pesar de los avances en los cuidados médicos neonatales y de la prevención durante el parto, se atribuye a la mayor supervivencia de recién nacidos de muy bajo peso al nacimiento 4.

Lamentablemente, muchos de estos bebés padecen de problemas en el desarrollo del sistema nervioso o sufren daño neurológico. La investigación para mejorar el cuidado de estos niños está en progreso, así como estudios en la tecnología para aliviar disturbios de la respiración y pruebas de fármacos para prevenir la hemorragia del cerebro antes o inmediatamente después del parto.

 

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3 Barraquer, Ponces, Corominas y Torras, 1964, p. 7 cit en Busto, 1994, p. 15.

4 Argüelles, 1996, p. 1



Formas diferentes de la enfermedad

La diplejia espástica, el trastorno descrito primero por el Dr. Little en los 1860, es sólo uno de varios trastornos llamados parálisis cerebral. Hoy en día, los médicos clasifican la parálisis cerebral en cuatro categorías amplias — la espástica, atetosis, ataxia y formas combinadas — según el tipo de perturbación en el movimiento.

 

La parálisis cerebral espástica.

En esta forma de parálisis cerebral, que afecta de 70 a 80 por ciento de los pacientes, los músculos están rígidos y contraídos permanentemente. A menudo los médicos describen la clase de parálisis cerebral que el paciente padece basándose en las extremidades afectadas. Los nombres asignados para estas clases de enfermedad combinan una descripción latina de las extremidades afectadas con el término plejia o paresis para significar paralizado o débil respectivamente.

Cuando ambas piernas se afectan de espasticidad, éstas puedan encorvarse y cruzarse a las rodillas. Esta postura anormal de las piernas, de apariencia de tijeras, puede interferir con el caminar.

Los individuos con hemiparesis espástica pueden experimentar también temblores hemiparéticos, en los cuales sacudidas incontrolables afectan las extremidades de un lado del cuerpo. Si estas sacudidas son severas pueden obstaculizar seriamente el movimiento.

 

Atetosis, o la parálisis cerebral discinética.

Esta forma de parálisis cerebral se caracteriza por movimientos retorcidos lentos e incontrolables. Estos movimientos anormales afectan las manos, los pies, los brazos o las piernas y en algunos casos los músculos de la cara y la lengua, causando el hacer muecas o babear. Los movimientos aumentan a menudo durante períodos de estrés emocional y desaparecen mientras se duerme.

Los pacientes pueden tener problemas coordinando los movimientos musculares necesarios para el habla, una condición conocida por disartria. La parálisis cerebral atetoide afecta aproximadamente de 10 a 20 por ciento de los pacientes.

 

La parálisis cerebral atáctica.

Esta forma rara afecta el equilibrio y la coordinación. Las personas afectadas caminan inestablemente con un modo de caminar muy amplio, poniendo los pies muy separados uno del otro, y experimentan dificultades cuando intentan movimientos rápidos y precisos como el escribir o abotonar una camisa. Los pacientes pueden exhibir temblores de intención. En esta forma de temblor, el empezar un movimiento voluntario, como agarrar un libro, causa un temblor que afecta la parte del cuerpo usada. El temblor empeora según el individuo se acerca al objeto deseado. Se estima que la forma atáctica afecta de 5 a 10 por ciento de los pacientes con parálisis cerebral.

 

Formas combinadas.

Es muy común que los pacientes tengan síntomas de más de una de las formas de parálisis cerebral mencionadas arriba. La combinación más común incluye espasticidad y movimientos atetoides, pero otras combinaciones son posibles.

  

Trastornos médicos son asociados con la parálisis cerebral

Muchos individuos con parálisis cerebral no tienen otros trastornos médicos asociados. Sin embargo, los trastornos que involucran el cerebro y obstaculizan su función motora pueden causar también convulsiones y menoscabar el desarrollo intelectual del individuo, su atención al mundo exterior, la actividad, la conducta, su visión y la audición. Los trastornos médicos asociados con parálisis cerebral incluyen:

En la persona con parálisis cerebral y epilepsia, esta interrupción puede difundirse a través de todo el cerebro causando síntomas variables por todas las partes del cuerpo — como convulsiones tonicoclónicas — o puede ser limitada a una sola parte del cerebro y causar síntomas más específicos como convulsiones parciales.

Por lo general, las convulsiones tonicoclónicas causan que los pacientes griten y son seguidas por pérdida de la conciencia, sacudidas de las piernas y los brazos, movimientos corpóreos convulsivos y pérdida del control de la vejiga.

Las convulsiones parciales se clasifican como simples o complejas. En el caso de convulsiones parciales simples, el individuo exhibe síntomas localizados como sacudidas musculares, entumecimiento u hormigueo. En el caso de las convulsiones parciales complejas, el individuo puede alucinar, tambalear o hacer movimientos automáticos y sin propósito, o manifestar una conciencia limitada o confusión.

 

Asimismo, los músculos y las extremidades afectadas por la parálisis cerebral tienden a ser más pequeños que los normales. Esto es especialmente observable en algunos pacientes con hemiplejía espástica, porque las extremidades del lado afectado del cuerpo no crecen tan rápido o al mismo tamaño que las del lado más normal. Usualmente, esta condición afecta más seriamente la mano y el pie. Ya que a menudo el pie involucrado en hemiplejía es más pequeño que el pie no afectado aún entre los pacientes que caminan, es probable que la diferencia en tamaño no sea debida a la falta de uso. Los científicos creen que es más probable que el problema resulte de la interrupción del proceso responsable del crecimiento normal del cuerpo.

Es posible que los niños con hemiparesis tengan hemianopsia, lo cual es vista defectuosa o ceguera que limita el campo de visión normal. Por ejemplo, cuando hemianopsia afecta el campo de visión derecho, el niño que mira directo puede tener visión perfecta excepto en el extremo derecho.

En hemianopsia homónima, el problema afecta la misma parte del campo de visión en ambos ojos.

El deterioro del oído también es más frecuente entre aquellos con parálisis cerebral que en la población general.



Causas de la parálisis cerebral

La parálisis cerebral no es una sola enfermedad con una sola causa, como varicela o rubéola. Más bien, es un grupo de trastornos relacionados entre sí que tienen causas diferentes. Cuando los médicos tratan de descubrir la causa de la parálisis cerebral en un niño en particular, ellos observan el tipo de parálisis cerebral, el historial médico de la madre y el niño, y el inicio del trastorno.

Alrededor de 10 a 20 por ciento de los niños con parálisis cerebral adquieren el trastorno después del parto. La parálisis cerebral adquirida resulta por daño cerebral en los primeros meses o años de vida y es a menudo la consecuencia de infecciones cerebrales tales como meningitis bacteriana o encefalitis viral, o resulta de lesiones en la cabeza — la mayoría de las veces por un accidente automovilístico, una caída o abuso físico de los niños.

En cambio, la parálisis cerebral congénita está presente durante el parto aunque puede que no sea descubierta por algunos meses. En la mayoría de los casos la causa de la parálisis cerebral congénita es desconocida.

Sin embargo, gracias a las investigaciones, los científicos ya han señalado algunos acontecimientos específicos durante el embarazo o cercanos al parto que pueden hacer daño a los centros motores del cerebro en desarrollo.

 

Algunas de las causas de parálisis cerebral congénita incluyen:

 

En el pasado, los médicos y científicos atribuyeron la mayoría de los casos de parálisis cerebral a asfixia o a otras complicaciones durante el parto si ellos no podían identificar otra causa. Sin embargo, la investigación abarcadora de los científicos del NINDS y de otros ha demostrado que muy pocos de los bebés que experimentan asfixia durante el parto desarrollan encefalopatía después del parto. La investigación también muestra que la mayoría de los bebés que experimentaron asfixia no desarrollaron parálisis cerebral u otros trastornos neurológicos durante el crecimiento. De hecho, las evidencias recientes sugieren que la parálisis cerebral se asocia con no más de 10 por ciento de los casos de asfixia u otras complicaciones durante el parto.

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5 Puyuelo, M., Póo, P., Basil, C., Le Métayer, M., 1996, p. 2.

 


Factores de riesgo

Los investigadores científicos han evaluado a millares de madres embarazadas, las han seguido a través del parto y han observado el desarrollo neurológico temprano de sus niños. Como resultado, ellos han descubierto ciertas características, llamadas factores de riesgo, que aumentan la posibilidad de que un niño se diagnostique más tarde con parálisis cerebral:

El conocer estas señales de advertencia ayuda a los médicos a mantener una vigilancia cercana a aquellos niños que presentan un riesgo alto para problemas de término largo en el sistema nervioso. Sin embargo, los padres de familia no deben alarmarse si su niño presenta uno o más de estos factores de riesgo. La mayoría de tales niños no tienen y no desarrollan parálisis cerebral.

 


Prevención de la parálisis cerebral

Varias de las causas de la parálisis cerebral que han sido identificadas a través de la investigación son prevenibles o tratables:

Además, es siempre bueno esforzarse para tener un embarazo saludable a través de cuidados prenatales regulares y buena nutrición, y dejando de fumar, consumir alcohol y abusar de drogas. A pesar de los mejores esfuerzos de los padres y médicos, algunos niños nacerán con parálisis cerebral. Ya que en la mayoría de los casos la causa de la parálisis cerebral se desconoce, poco puede hacerse actualmente para prevenirla. A medida que los investigadores aprenden más sobre las causas de la parálisis cerebral a través de la investigación básica y clínica, los médicos y padres estarán mejor preparados para prevenir este trastorno.


 

Señales más tempranas de la enfermedad

Usualmente, las señales tempranas de la parálisis cerebral aparecen antes de los 3 años de edad, y a menudo los padres de familia son las primeras personas que sospechan que su niño no está desarrollando las destrezas motores normalmente. Con frecuencia, los niños con parálisis cerebral alcanzan lentamente las etapas del desarrollo tal como el aprender a rodar, sentarse, gatear, sonreír o caminar. A veces esto es llamado retraso del desarrollo.

Algunos niños afectados tienen un tono muscular anormal. El tono muscular disminuido se llama hipotonía; en el cual el bebé parece flácido, relajado y hasta abatido. Un tono muscular aumentado se llama hipertonía, en el cual el bebé parece rígido y tieso. En algunos casos, el bebé muestra un período inicial de hipotonía que progresa a hipertonía después de los primeros 2 o 3 meses de vida. Los niños afectados pueden tener también una postura irregular o favorecer el uso de un lado de su cuerpo.

Los padres que por alguna razón están preocupados por el desarrollo de su niño deben ponerse en contacto con su médico, quien puede ayudarles a distinguir las variaciones normales en el desarrollo de un trastorno de desarrollo.

 


Diagnóstico de la parálisis cerebral

Los médicos diagnostican la parálisis cerebral poniendo a prueba las destrezas motores del niño y observando cuidadosamente el historial médico del niño. Además de verificar los síntomas descritos arriba — desarrollo lento, tono muscular anormal y postura irregular — el médico también pone a prueba los reflejos del niño y observa la tendencia inicial en cuanto a la preferencia de mano.

Los reflejos son movimientos que el cuerpo hace automáticamente en respuesta a un estímulo específico. Por ejemplo, si se pone al recién nacido de espaldas y con las piernas sobre la cabeza, el bebé extenderá automáticamente sus brazos y hará un gesto que se llama el reflejo Moro, el cual parece un abrazo. Normalmente, los bebes pierden este reflejo después que alcanzan los 6 meses, pero aquellos con parálisis cerebral lo retienen por períodos anormalmente largos. Este es sólo uno de los varios reflejos que el médico puede verificar.

Los médicos también pueden observar la preferencia de mano dominante — es decir, una tendencia de usar la mano derecha o izquierda mucho más. Cuando el médico suspende un objeto delante del niño y a su lado, un niño que ya tiene una preferencia de mano usará la mano preferida para agarrar el objeto aun cuando el objeto esté suspendido más cercano a la mano opuesta. Durante los primeros 12 meses de vida, los niños usualmente no muestran una preferencia de mano.

Pero los niños con hemiplejía espástica, en particular, pueden desarrollar una preferencia mucho más temprano, ya que la mano del lado no afectado es más fuerte y útil.

El próximo paso en la diagnosis de la parálisis cerebral es el de eliminar otros trastornos que puedan causar problemas de movimiento. Más importante, los médicos deben determinar que la condición del niño no empeora. A pesar de que sus síntomas cambian con el tiempo, la parálisis cerebral no es una enfermedad progresiva. Si el niño continúa perdiendo destrezas motores, es probable que el problema sea debido a otras causas — incluyendo enfermedades genéticas, enfermedades musculares, trastornos del metabolismo o tumores en el sistema nervioso. El historial médico del niño, pruebas diagnósticas especiales, y en algunos casos, exámenes repetidos pueden ayudar a confirmar que los demás trastornos no son la causa.

El médico también puede ordenar pruebas especializadas para conocer más de la posible causa de la parálisis cerebral. Una de estas pruebas es la tomografía computarizada, o TC, una técnica sofisticada de imágenes que utiliza rayos -X y una computadora para crear una foto anatómica de los tejidos y estructuras del cerebro. Un escán TC puede mostrar las áreas del cerebro subdesarrolladas, quistes anormales (sacos usualmente rellenos de líquido) en el cerebro u otros problemas físicos. Con la información de los escanes TC, los médicos pueden prepararse mejor para juzgar el resultado a largo plazo de un niño afectado.

Imágenes de Resonancia Magnética o IRM

Es una técnica relativamente nueva de imágenes cerebrales que está ganando rápidamente uso generalizado en la identificación de trastornos cerebrales. Esta técnica utiliza un campo magnético y ondas de radio en lugar de rayos-X. La IRM dá mejores fotos de estructuras o áreas anormales localizadas cerca de los huesos que la TC.

La tercer prueba que puede revelar problemas en los tejidos cerebrales es el ultrasonido. Esta técnica envía ondas de sonido al cerebro y utiliza el patrón de ecos para formar una imágen, o sonograma, de sus estructuras. El ultrasonido puede ser usado en los infantes antes de que los huesos del cráneo se endurezcan y se cierren.

A pesar de que es menos precisa que la TC y la IRM, esta técnica puede detectar quistes y estructuras en el cerebro, es más barata y no requiere de períodos largos de inmovilidad. Finalmente, los médicos pueden buscar otras condiciones ligadas a la parálisis cerebral, incluyendo trastornos convulsivos, retraso mental y problemas visuales o auditivos.

Cuando el médico sospecha que existe un trastorno de convulsiones, se puede ordenar un electroencefalograma o EEG. En un EEG se usan parches especiales llamados electrodos los cuales son puestos en el cuero cabelludo para registrar las corrientes eléctricas naturales dentro del cerebro.

Este registro puede ayudar al médico a ver detalles y patrones en la actividad eléctrica que sugieren la presencia de un trastorno convulsivo.

Las pruebas de inteligencia son usadas a menudo para determinar si un niño con parálisis cerebral padece de retraso mental. Algunas veces, sin embargo, la inteligencia de un niño puede ser subestimada por haber problemas de movimiento, sensibilidad o de habla, debido a la parálisis cerebral, lo que obstaculiza el desempeño del niño en estas pruebas.

Si se sospechan problemas visuales, el médico puede referir al paciente a un oftalmólogo para un examen. Si la posibilidad de problemas auditivos existe, el médico puede referir al paciente a un otólogo.

El identificar estas condiciones acompañantes es importante, lo cual es cada vez más exacto a medida que las investigaciones en progreso logran adelantos que hacen la diagnosis más fácil. Muchas de estas condiciones pueden ser atendidas a través de tratamientos específicos, mejorando así la prognosis a largo plazo para aquellos con parálisis cerebral.


 

Control de la parálisis cerebral

La parálisis cerebral no se puede curar, pero a menudo el tratamiento puede mejorar las capacidades del niño. De hecho, el progreso debido a la investigación médica señala que muchos pacientes pueden gozar de vidas casi normales si sus problemas neurológicos están adecuadamente controlados.

No hay ninguna terapia estándar que funcione bien para todos los pacientes. Por eso, el médico debe primero trabajar con un equipo de profesionales en la identificación de las necesidades únicas del niño y sus dificultades, para entonces crear un plan de tratamiento individual que las atienda.

Algunos métodos que pueden incluirse en el plan de tratamiento son el uso de fármacos para controlar convulsiones y espasmos musculares, aparatos especiales para compensar por la falta de equilibrio muscular, cirugía, ayuda mecánica para compensar por incapacidades, consejería al paciente para aliviar problemas psicológicos y emocionales, y terapia física, ocupacional, del habla y de conducta. Por lo general, mientras más temprano se empieza el tratamiento, mayor la posibilidad de que el niño supere las incapacidades de desarrollo o de que aprenda formas nuevas de completar tareas difíciles.

Los miembros del equipo de tratamiento para un niño con parálisis cerebral deben ser profesionales de alta competencia y con especialidades variadas. Un equipo de tratamiento típico puede incluir:

Los individuos con parálisis cerebral y sus familias o ayudantes son también miembros importantes del equipo de tratamiento, y deben involucrarse íntimamente en todos los pasos de la planificación, toma de decisiones y la administración de los tratamientos. Estudios han demostrado que el apoyo familiar y la determinación personal son dos de los factores más importantes que predicen cuáles de los individuos con parálisis cerebral logran realizar las metas a largo plazo.

A veces, sin embargo, los médicos y padres de familia se enfocan en un síntoma individual — especialmente en la incapacidad de caminar. Mientras que el dominar habilidades específicas es un enfoque importante del tratamiento diario, la meta final es ayudar a los individuos a crecer hacia la edad adulta y tener independencia máxima en la sociedad. En las palabras de un médico, "Después de todo, la meta de caminar es moverse del punto A al B. Aun cuando un niño necesite de una silla de ruedas, lo importante es que pueda lograr la meta”.

 


Tratamientos específicos disponibles

 

- Terapia física, de conducta y otras terapias

- Terapia farmacéutica

- Cirugía

- Aparatos mecánicos

 

Terapia física, de conducta y otras.

La terapia — ya sea para el movimiento, el habla o tareas prácticas — es la piedra angular del tratamiento para la parálisis cerebral. Las habilidades que un niño de 2 años necesita para explorar su mundo difieren mucho de las que un niño necesita en el salón de clases o de las que un joven necesita para hacerse independiente. La terapia para la parálisis cerebral debe ser adaptada para que responda a estas exigencias cambiantes.

 

La terapia física usualmente comienza en los primeros años de vida, inmediatamente después de la diagnosis. Los programas de terapia física utilizan combinaciones específicas de ejercicios para lograr dos metas importantes: prevenir el deterioro o debilidad de los músculos como resultado de la falta de uso (llamado atrofía por falta de uso) y evitar la contractura, en la cual los músculos se inmovilizan en una postura rígida y anormal.

La contractura es una de las complicaciones más comunes y graves de la parálisis cerebral. Una contractura existe cuando los músculos se encogen crónicamente debido a tono muscular anormal y a la debilidad asociada con la parálisis cerebral. Esta contractura muscular limita el movimiento de las articulaciones, tal como el codo, y puede interrumpir el balance y causar la pérdida de habilidades motoras previas.

 

La terapia física sola, o combinada con aparatos especiales (a veces llamados aparatos ortopédicos*), logra prevenir esta complicación a base de estirar los músculos espásticos. Por ejemplo, si un niño tiene tendones espásticos en la corva (tendones localizados detrás de la rodilla) el terapeuta y los padres deben animar al niño a que se siente con las piernas extendidas para que estire los tendones.

 

La tercera meta de algunos programas de terapia física es mejorar el desarrollo motor del niño. Un programa de uso común en la terapia física que logra esta meta es la técnica Bobath, llamada en honor a una pareja pionera de este método en Inglaterra. Este programa se basa en la idea de que los reflejos primitivos retenidos por muchos niños con parálisis cerebral presentan dificultades mayores para aprender el control voluntario. El terapeuta que utiliza la técnica de Bobath procura contrarrestar estos reflejos poniendo al niño en un movimiento opuesto. Así, por ejemplo, si un niño acostumbra tener su brazo doblado, el terapeuta lo extiende repetidamente6.

 

El segundo método de terapia física es el de hacer "patrones" el cual se basa en el principio de que las destrezas motoras deben enseñarse en la misma secuencia que se desarrollan normalmente. En este método controversial, el terapeuta guía al niño con problemas motores a lo largo del camino de desarrollo motor normal. Por ejemplo, sin considerar la edad del niño, primero se le enseña al niño movimientos elementales como impulsarse para ponerse de pie y gatear antes de enseñarle a caminar. Algunos expertos y organizaciones, incluyendo la Academia Americana de Pediatría, han expresado reservas hacia el método de "patrones" porque no hay estudios que documenten su utilidad.

 

Usualmente, la terapia física es sólo uno de los elementos de un programa de desarrollo infantil que incluye también esfuerzos para proveer un ambiente estimulante y variado. Al igual que todos los niños, el niño con parálisis cerebral necesita de nuevas experiencias e interacción con el mundo a su alrededor para poder aprender. Programas de estímulo pueden llevar esta experiencia de sumo valor al niño que no puede físicamente explorar por si mismo. Cuando el niño con parálisis cerebral alcanza la edad escolar, el énfasis de la terapia se distancia del desarrollo motor temprano. Entonces, los esfuerzos se concentran en la preparación del niño para el salón de clases, ayudando así al niño a dominar las actividades de la vida diaria y a aumentar al máximo su capacidad de comunicación.

 

En terapia ocupacional, el terapeuta trabaja con el niño para desarrollar destrezas tales como comer, vestirse o usar el baño. Esto puede reducir las exigencias a los encargados de cuidarlos y aumentar la confianza de los niños en sí mismos y la auto estima.

 

Para los niños con dificultades al comunicarse, la terapia del habla identifica las dificultades específicas y trabaja para superarlas a través de un programa de ejercicios. Por ejemplo, si el niño tiene dificultades al decir palabras que comienzan con la letra "b", el terapeuta puede sugerir la práctica diaria de una lista de palabras que comienzan con "b", aumentando la dificultad de las palabras según se domina cada lista. La terapia del habla puede también ser usada para ayudar al niño a usar aparatos especiales de comunicación tal como una computadora con sintetizador de voz.

 

La terapia de conducta provee otro camino para aumentar las habilidades de un niño. Esta terapia, que utiliza teoría y técnicas psicológicas, puede complementar a las terapias física, ocupacional o del habla. Por ejemplo, la terapia de conducta puede incluir el ocultar un juguete dentro de una caja con el fin de premiar al niño si aprende a usar la mano más débil al buscar en la caja. Asimismo, a un niño que aprende a decir su lista de palabras que comienzan con la letra "b" puede dársele un globo por haber dominado las palabras. En otros casos, los terapeutas pueden disuadir la conducta inútil o destructiva como halar el cabello o morder a base de dar selectivamente elogios y regalos al niño durante otras actividades más positivas.

 

Según el niño con parálisis cerebral crece, la necesidad de terapia así como el tipo de terapia y otros servicios de apoyo cambian. La terapia física constante atiende los problemas de movimiento y ésta es complementada con entrenamiento vocacional, programas de recreo y pasatiempo, y con educación especial cuando es necesario. La consejería para trabajar con ajustes emocionales y psicológicos se puede necesitar a cualquier edad, pero usualmente es más crítica durante la adolescencia. Dependiendo de sus capacidades físicas e intelectuales, los adultos pueden necesitar los cuidados de un acompañante, facilidades de vivienda, transporte u oportunidades de empleo.

 

Sin considerar la edad del paciente y cuáles formas de terapia son usadas, el tratamiento no termina cuando el paciente sale de la consulta o centro de tratamiento. De hecho, la mayoría del trabajo se hace a menudo en el hogar. El terapeuta funciona como entrenador que provee a los padres y a los pacientes la estrategia y los ejercicios que pueden ayudar a mejorar el desenvolvimiento del individuo en el hogar, la escuela y el mundo. Según la investigación avanza, los médicos y los padres de familia pueden tener la esperanza de nuevas formas de terapia y mejor información sobre cuáles formas de terapia son más eficaces para los individuos con parálisis cerebral.

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6 Bobath, K. y B., 1954, p. 10 cit en Busto, 1994, p. 100.

 

Terapia farmacéutica

Los médicos recetan usualmente fármacos para aquellos con convulsiones asociadas con la parálisis cerebral, estos medicamentos son muy eficaces en la prevención de convulsiones en muchos pacientes. En general, los fármacos dados a los individuos son recetados de acuerdo al tipo de convulsión, ya que no hay un sólo fármaco que controle todos los tipos. Sin embargo, personas distintas con el mismo tipo de convulsión puede aliviarse con fármacos diferentes.

Algunos individuos pueden necesitar una combinación de dos o más fármacos para mantener un buen control de sus convulsiones.

Los fármacos a veces son usados para controlar la espasticidad, en especial, después de cirugía. Los tres medicamentos más usados son diacepam, el cual actúa como un relajante general del cerebro y del cuerpo; baclofén, el cual bloquea las señales transmitidas desde la médula espinal para contraer los músculos; y dantrolina, la cual interfiere con el proceso de contracción muscular. Administrados por boca, estos fármacos pueden reducir la espasticidad por períodos cortos, pero su valor controlando la espasticidad por tiempo largo no ha sido demostrado. Éstos también pueden provocar efectos secundarios significativos, como adormecimiento, y sus efectos a largo plazo en el sistema nervioso en desarrollo son desconocidos. Es posible que la solución para evitar tales efectos secundarios esté en las investigaciones en progreso que exploran nuevas rutas para administrar estos fármacos.

A veces, es posible dar a los pacientes con parálisis cerebral atetoide, fármacos que ayudan a reducir los movimientos anormales.

A menudo el fármaco recetado pertenece a un grupo de productos químicos llamado anticolinérgicos que trabajan reduciendo la actividad de la acetilcolina. La acetilcolina es un mensajero químico que ayuda a algunas células del cerebro a comunicarse y que provoca la contracción muscular. Fármacos anticolinérgicos incluyen trihexifenidil, benzotropina y el hidrocloruro de prociclidina.

 

De vez en cuando, los médicos usan "lavados" de alcohol — o inyecciones de alcohol en un músculo — para reducir la espasticidad por un período corto. Esta técnica se usa a menudo cuando los médicos quieren corregir una contractura que se está desarrollando. Al inyectar alcohol en un músculo que es demasiado corto, el músculo se debilita por varias semanas dándole tiempo a los médicos para alargar el músculo a través de refuerzos metálicos, terapia o enyesando. En algunos casos, si la contractura es detectada lo suficientemente temprano, esta técnica puede evitar la necesidad de cirugía. Además, varias terapias usando fármacos experimentales están bajo investigación.

 

Cirugía

La cirugía se recomienda a menudo cuando las contracturas son lo suficientemente severas como para causar problemas de movilidad. En la sala de operaciones, los cirujanos pueden alargar los músculos y tendones que están proporcionalmente demasiado cortos. Sin embargo, primero deben identificar exactamente cuáles de los músculos están defectuosos, ya que si se alarga el músculo incorrecto el problema puede empeorar.

Identificar los músculos con problemas que necesitan corregirse es una tarea muy difícil. Para andar dos pasos con un porte normal se necesitan más de 30 músculos principales trabajando al momento correcto y con la fuerza correcta. Un problema en cualquiera de los músculos puede resultar en un paso anormal. Además, los ajustes naturales que hace el cuerpo para compensar por los problemas musculares pueden ser engañosos.

Existe una nueva herramienta llamada análisis del modo de andar que permite a los médicos reconocer anormalidades en el paso, localizar músculos problemáticos y separar problemas reales de los ajustes por compensación.

 El análisis del paso combina cámaras que graban al paciente caminando, computadoras que analizan cada sección del paso del paciente, planchas de fuerza que detectan cuando los pies tocan el suelo, y una técnica especial de grabación que detecta la actividad muscular (conocida como electromiografía). Usando estos datos, los médicos están mejor preparados para intervenir y corregir problemas significativos. Ellos también pueden usar el análisis del paso para observar los resultados de operaciones quirúrgicas.

Debido a que el alargar un músculo lo hace más débil, la cirugía para contracturas requiere muchos meses de recuperación. Por esta razón, cuando es posible los médicos tratan de reparar todos los músculos afectados de una vez o, si más de un procedimiento quirúrgico es inevitable, ellos tratan de programar las operaciones cerca una de las otras.

Una segunda técnica quirúrgica, conocida como rizotomía selectiva de la raíz dorsal, intenta reducir la espasticidad en las piernas reduciendo la cantidad de estímulo que llega a los músculos de las piernas a través de los nervios. En este procedimiento, los médicos tratan de localizar y cortar selectivamente algunas de las fibras nerviosas sobreactivadas que controlan el tono muscular de la pierna. A pesar de que hay controversia científica sobre qué tan selectiva es la técnica, los hallazgos de investigaciones recientes sugieren que la técnica puede reducir la espasticidad en algunos pacientes, en especial, en aquellos con diplejia espástica. Las investigaciones en progreso están evaluando que tan eficaz es esta cirugía.

Entre las técnicas quirúrgicas experimentales se encuentran, el estímulo crónico del cerebelo y la talamotomía estereotáctica. En el estímulo crónico del cerebelo, se implantan electrodos en la superficie del cerebelo — la parte del cerebro responsable de coordinar el movimiento — los cuales se usan para estimular ciertos nervios del cerebelo.

Se esperaba que esta técnica reduciría la espasticidad y mejoraría las funciones motores, sin embargo, los resultados de este procedimiento invasivo han sido contradictorios. Algunos estudios han reportado mejoría en las funciones y la espasticidad, mientras que otros no.

 

La talamotomía estereotáctica envuelve el corte preciso de partes del tálamo, el cual se utiliza como estación retransmisora de los mensajes de los músculos y los órganos sensoriales. Esto ha sido demostrado eficaz sólo para reducir los temblores hemiparéticos.

Aparatos mecánicos.

Ya sean humildes así como los zapatos de "velcro" o avanzados así como aparatos de comunicación computadorizada, los artefactos y máquinas especiales en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo pueden ayudar al niño o al adulto con parálisis cerebral a superar limitaciones. Es probable que la computadora sea el ejemplo más impactante de un aparato nuevo que puede hacer una diferencia en las vidas de quienes tienen parálisis cerebral.

Por ejemplo, un niño que no puede hablar ni escribir pero que mueve su cabeza, puede aprender a controlar una computadora usando un puntero de luz ajustado a la cabeza con una banda. Bien equipado con una computadora que sintetiza la voz, el niño puede comunicarse con otras personas. En otros casos, la tecnología ha producido nuevas versiones de aparatos de uso probado, tal como la silla tradicional de ruedas y su sucesora moderna, la eléctrica.

 


Problemas mayores asociados con la parálisis cerebral

 

§  Una complicación común es la incontinencia, causada por la falta de control de los músculos que mantienen la vejiga cerrada. La incontinencia puede presentarse como micción involuntaria después de acostarse (conocida como enuresis), micción descontrolada durante actividades físicas (incontinencia del estrés) o un gotear lento de la orina de la vejiga.

Los posibles tratamientos médicos para la incontinencia incluyen ejercicios especiales, bioretroalimentación, fármacos de receta, cirugía o aparatos implantados quirúrgicamente para reemplazar o ayudar a los músculos. También hay disponibles calzoncillos diseñados especialmente.

 

§   El control inadecuado de los músculos de la garganta, la boca y la lengua conduce a veces al problema de babeo. El babear puede causar irritación grave de la piel, y por ser socialmente inaceptable, puede conducir al aislamiento de los niños afectados. A pesar de que muchos tratamientos para el babeo han sido probados a través de los años, no hay ningún tratamiento que siempre ayude. Los fármacos llamados anticolinérgicos disminuyen el flujo de la saliva pero pueden causar efectos secundarios significativos como sequedad de la boca y digestión inadecuada. La cirugía, aunque a veces es eficaz, conlleva el riesgo de complicaciones incluyendo el empeoramiento de problemas al tragar. Algunos pacientes se benefician de una técnica llamada bioretroalimentación, la cual les avisa cuando están babeando o mostrando dificultades controlando los músculos que cierran la boca. Es más probable que esta clase de terapia funcione bien si el paciente tiene una edad mental de más de 2 o 3 años, está bien motivado a controlar el babeo y entiende que el babeo no es socialmente aceptable.

 

§  Las dificultades de comer y tragar — también provocadas por problemas motores en la boca — pueden causar desnutrición. La desnutrición, a su vez, puede hacer al individuo más vulnerable a las infecciones y puede causar o empeorar el "fracaso de medrar", un retraso de crecimiento y desarrollo que es muy común en los que tienen parálisis cerebral. Cuando es muy difícil comer, el terapeuta adiestrado en resolver problemas al tragar, puede ayudar a base de establecer dietas especiales y de enseñar nuevas técnicas de comer.

 

En casos graves de problemas al tragar y de desnutrición, los médicos pueden recomendar un tubo de alimentación, en el cual el tubo lleva los alimentos y nutrientes a través de la garganta hacia el estómago, o gastrostomía, en la cual una abertura quirúrgica permite que se ponga un tubo directamente en el estómago.

 

Investigación que se está realizando

Los investigadores de muchas áreas de medicina y salud están utilizando su experiencia para ayudar a mejorar el tratamiento y la prevención de la parálisis cerebral. Mucho de su trabajo está apoyado por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Apoplejía (NINDS), el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, grupos no comerciales tal como la Fundación Unida de Educación e Investigación de la Parálisis Cerebral, y otras instituciones privadas.

La esperanza final de superar la parálisis cerebral está en la prevención. Para prevenir la parálisis cerebral, sin embargo, los científicos deben primero comprender el proceso complejo del desarrollo normal del cerebro y qué puede descarriar este proceso.

 

Desde temprano en el embarazo y los primeros meses de vida, una célula se divide para formar un puñado de células primero y luego centenares, millones y por fin billones de células. Algunas de estas células se especializan convirtiéndose en células cerebrales. Estas células cerebrales se especializan en distintos tipos y emigran al sitio apropiado en el cerebro. Estas forman ramas que forman conexiones cruciales con otras células cerebrales. Finalmente, se crea la entidad más compleja conocida por nosotros: el cerebro humano con sus billones de neuronas interconectadas.

Una gran cantidad de evidencia ha dirigido a los investigadores en búsqueda de pistas sobre la parálisis cerebral hacia el proceso intrincado que ocurre en el vientre. Por ejemplo, un grupo de investigadores ha observado recientemente que a más de un tercio de los niños con parálisis cerebral les falta esmalte en ciertos dientes. Este déficit dental puede rastrearse a problemas en los primeros meses de desarrollo fetal, lo que sugiere que una interrupción en este período de desarrollo puede estar ligada a este defecto dental y a la parálisis cerebral.

Como resultado de ésta y otras investigaciones, muchos científicos ahora creen que un número significativo de niños desarrollan parálisis cerebral debido a accidentes muy temprano en el desarrollo del cerebro. Ellos están examinando cómo las células del cerebro se especializan, emigran y forman las conexiones correctas — y buscan factores prevenibles que pueden interrumpir este proceso antes o después del parto.

Los científicos están escudriñando otros acontecimientos — tales como la hemorragia del cerebro, convulsiones y problemas respiratorios y de circulación — que amenazan el cerebro del recién nacido.

A través de esta investigación, ellos esperan aprender cómo estos peligros pueden hacer daño al cerebro del recién nacido y desarrollar nuevos métodos para prevenirlos.

Algunos recién nacidos, por ejemplo, tienen problemas de respiración y de circulación de la sangre que amenazan su vida. Un tratamiento recién introducido para ayudar a estos niños es la oxigenación extracorpórea a través de membranas, en la cual se circula la sangre del paciente por una máquina especial que se hace cargo de la tarea pulmonar de remover el dióxido de carbono y añadir el oxígeno.

 

A pesar de que esta técnica puede ayudar dramáticamente a tales niños, algunos científicos han observado que una gran porción de los niños tratados experimentan más tarde problemas neurológicos de término largo, incluyendo retraso del desarrollo y parálisis cerebral. Los investigadores observan niños a lo largo del embarazo, durante el parto, el nacimiento y la infancia, y luego estudian de cerca a todos los que recibieron este tratamiento.

 

Observándolos en cada etapa del desarrollo, los científicos pueden aprender si sus problemas se desarrollaron antes del parto, si resultaron de los mismos problemas respiratorios que los hicieron buenos candidatos para el tratamiento, o si se originaron por errores en el tratamiento mismo.

Una vez que esto se determine, ellos podrán corregir los problemas existentes o desarrollar nuevos tratamientos para prevenir el daño cerebral.

 

Otros científicos están explorando cómo ofensas al cerebro como la encefalopatía hipoxica-isquémica (daño cerebral debido a la falta de oxígeno o flujo de sangre), hemorragias en el cerebro y convulsiones puedan causar el descargo anormal de productos químicos del cerebro y provocar daño cerebral. Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que la hemorragia en el cerebro causa descarga de cantidades grandes y peligrosas de un químico del cerebro llamado glutamato. Mientras que el glutamato se usa en el cerebro para comunicación, demasiado glutamato sobreestimula las células del cerebro y resulta en un ciclo de destrucción. Los científicos están ahora observando el glutamato muy detenidamente para detectar cómo su descarga hace daño a los tejidos del cerebro y extiende el daño de apoplejía.

Conociendo cómo tales químicos del cerebro que normalmente nos ayudan a funcionar pueden hacer daño al cerebro, los científicos pueden equiparse para desarrollar nuevos fármacos que bloqueen sus efectos dañinos.

En investigaciones relacionadas, algunos investigadores ya están realizando estudios para conocer si ciertos fármacos pueden ayudar a prevenir la apoplejía neonatal. Varios de estos fármacos son prometedores por haber demostrado que reducen la producción excesiva de productos químicos potencialmente peligrosos en el cerebro y pueden ayudar a controlar el flujo y el volumen de sangre cerebral. Investigaciones anteriores han ligado repentinos cambios de flujo de sangre y volumen a la apoplejía en los recién nacidos.

 

El peso bajo al momento del parto es también objeto de investigaciones extensas. A pesar de la mejora en los cuidados de salud para las mujeres embarazadas, la incidencia de peso bajo en los recién nacidos permanece en el 7½ por ciento cada año. Algunos científicos que investigan actualmente este serio problema de salud están trabajando para entender cómo las infecciones, problemas hormonales y factores genéticos pueden aumentar la posibilidad de dar a luz a un bebé prematuro. Ellos también están llevando a cabo otras investigaciones aplicadas que podrían producir: 1) nuevos fármacos que puedan demorar el parto con seguridad, 2) nuevos aparatos que mejoren los cuidados médicos para los niños prematuros, y 3) nuevo entendimiento de cómo el fumar y el consumo del alcohol pueden interrumpir el desarrollo fetal.

 

Mientras que esta investigación nos brinda la esperanza de poder prevenir la parálisis cerebral en el futuro, las investigaciones en progreso para mejorar los tratamientos ofrecen una visión más positiva para quienes tienen que enfrentarse hoy con los desafíos de la parálisis cerebral.

Un propósito importante de tal investigación es la valoración de tratamientos que ya están en uso para que los médicos y padres tengan a la mano la información que necesitan al seleccionar la terapia mejor.

Un buen ejemplo de este esfuerzo es un estudio en progreso apoyado por el NINDS que promete producir nueva información sobre cuáles son los pacientes que más probablemente se beneficiarían de la rizotomía selectiva de la raíz dorsal.

 

Asimismo, aunque los programas de terapia física son métodos populares y bien generalizados de tratar la parálisis cerebral, existe poca evidencia científica que ayude a los médicos, a otros profesionales de la salud y a los padres a determinar qué tan bien trabaja la terapia física o cómo escoger el mejor método de entre muchos. Al presente, la investigación de la parálisis cerebral busca proveer esta información por medio de estudios cuidadosos que comparan las habilidades de los niños que han recibido terapia física u otras terapias con las de aquellos que no han recibido terapia.

 

Como parte de este esfuerzo, los científicos están trabajando en la creación de nuevas medidas para juzgar la efectividad de los tratamientos, tal como en la investigación en progreso que busca identificar con precisión las áreas específicas del cerebro responsables del movimiento. Usando técnicas tal como pulsos magnéticos, los investigadores pueden localizar las áreas cerebrales que controlan acciones específicas como levantar la mano o la pierna, para luego construir un mapa detallado. Comparando mapas de los niños con parálisis cerebral hechos antes y después de la terapia, los investigadores pueden obtener nuevos conocimientos de cómo la terapia afecta la organización del cerebro y datos nuevos sobre la eficacia de la terapia.

 

Los investigadores también están trabajando en el desarrollo de fármacos nuevos — y en nuevas formas de usar los fármacos existentes —- para ayudar a aliviar los síntomas de la parálisis cerebral. En un grupo de estos estudios, los resultados iniciales de la investigación sugieren que los médicos pueden mejorar la eficacia del fármaco antiespástico llamado baclofén administrando el fármaco a través de inyecciones espinales, en lugar de por boca. Además, los científicos están explorando el implante de bombas pequeñitas que suministren un flujo constante de fármacos antiespásticos en el líquido alrededor de la médula espinal, con la esperanza de mejorar la eficacia de estos fármacos y de reducir los efectos secundarios, tal como el adormecimiento.

 

Otros esfuerzos para desarrollar fármacos experimentales exploran el uso de cantidades minúsculas de la toxina llamada botulina. Ingerida en gran cantidad, esta toxina es responsable del envenenamiento por botulismo, en el cual los músculos del cuerpo se paralizan. Sin embargo, inyectada en cantidades minúsculas en músculos específicos, esta toxina ha demostrado resultados prometedores en reducir la espasticidad local.

 

También se está dirigiendo un gran esfuerzo investigador a la posibilidad de producir más fármacos eficaces y no tóxicos para controlar las convulsiones. Mediante el Programa de Desarrollo de Fármacos Antiepilépticos, se evalúan compuestos nuevos desarrollados por laboratorios universitarios e industriales alrededor del mundo para el nivel tóxico y su actividad anticonvulsante y coordina estudios clínicos de eficacia y seguridad.

Al presente, este programa ha evaluado más de 13,000 compuestos y como resultado el mercadeo de cinco fármacos antiepilépticos nuevos fué aprobado: carbamazapina, clonacepam, valproato, cloracepato y felbamato.

 Un nuevo proyecto dentro del programa es el explorar cómo la estructura de un medicamento anticonvulsante se relaciona con su eficacia. Si es exitoso, este proyecto pueda ayudar a los científicos a diseñar mejores medicamentos anticonvulsantes más barato y rápidamente.

 

Según los investigadores exploran nuevos tratamientos para la parálisis cerebral y expanden nuestro conocimiento del desarrollo cerebral, podemos esperar adelantos médicos significativos para prevenir la parálisis cerebral y muchos otros trastornos que nos afectan en los primeros años de la vida.



Más información

El NINDS es el instituto del gobierno federal líder en el área de la investigación biomédica del cerebro y los trastornos del sistema nervioso, incluyendo la parálisis cerebral. El NINDS lleva a cabo investigaciones en sus propios laboratorios en los Institutos Nacionales de Salud en Bethesda, MD, y apoya investigaciones en instituciones en todo el mundo. El Instituto también patrocina un programa de información pública muy activo. Otras publicaciones del NINDS de interés para todos aquellos preocupados por la parálisis cerebral incluyen: "Epilepsia, Esperanza a través de la Investigación" y "Las Distonías".

 

 


Nueva investigación:

El sulfato de magnesio y la disminución del riesgo de parálisis cerebral

La investigación llevada a cabo y patrocinada por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Aplopejía (NINDS del inglés) continuamente busca descubrir nuevas pistas sobre la parálisis cerebral (PC). Recientemente, investigadores del NINDS y del Programa de Estudios de Defectos Congénitos, presentaron datos que sugieren que los niños de peso bajo tienen una menor incidencia de PC cuando sus madres son tratadas con sulfato de magnesio poco antes del parto.

Los niños de peso bajo son 100 veces más propensos a desarrollar PC que los de peso normal. Si otras investigaciones confirman los hallazgos del estudio, el uso del sulfato de magnesio podría prevenir el 25 porciento de los casos de PC en los aproximadamente 52,000 niños de peso bajo nacidos cada año.

El magnesio es un compuesto natural que es responsable de numerosos procesos químicos en el cuerpo y el cerebro. Los obstetras a menudo administran sulfato de magnesio, a las mujeres embarazadas para prevenir el parto prematuro y la presión de sangre alta debido al embarazo. Este fármaco, administrado intravenosamente en el hospital, es considerado seguro cuando es dado bajo supervisión médica.

Los científicos especulan que el magnesio puede jugar un papel en el desarrollo del cerebro y probablemente previene el sangramiento en el cerebro de los niños muy prematuros. Estudios en animales han demostrado que el magnesio administrado luego de un trauma al cerebro puede reducir la severidad del daño al cerebro.

A pesar de estos resultados de investigación alentadores, las mujeres embarazadas no deben alterar su consumo de magnesio porque los efectos de dosis altas, no han sido estudiados todavía y los posibles riesgos y beneficios no son conocidos.

Los investigadores aún no han compilado los datos sobre las dosis exactas de magnesio que fueron administradas a las mujeres en este estudio de observación o de cuanto tiempo antes del parto se administró el tratamiento. Es importante saber cuando administrar el fármaco ya que el sulfato de magnesio toma aproximadamente de 2 a 3 horas en llegar al feto. Los investigadores advierten que se necesita más investigación para establecer una relación definitiva entre el fármaco y la prevención del desorden.

 


PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO 1

Nos encontramos ante un niño de cuatro años al cual se le diagnostica un retraso psicomotor severo secundario a la P.C.I .

Las secuelas más importantes que presenta son: epilepsia generalizada y ausencia de respuesta visual en hemisferio izquierdo, tetraplejía mixta (hipotónica-espástica) severa, trastornos visuales, períodos de irritabilidad, dificultad en la alimentación (reflejo de mordida), rechazo a aceptar texturas y sabores nuevos, alteraciones del sueño.
 

En nivel actual de competencias que presenta en las áreas motora, logopédica y de aprendizaje es el siguiente:

 

- Tolera bien el decúbito supino y el prono, menos los decúbitos laterales por  excesiva abducción de MMII.

            -  No volteo, no reptación, no sedestación, no bipedestación. 

            - Utiliza lecho postural para su silla de ruedas.

- Alimentación: presenta graves problemas en la succión, deglución. No mastica, no bebe en vaso.

         - Grave retraso del lenguaje a nivel expresivo (llanto, risa, algún grito, gestos y movimientos) y comprensivo (entiende una prohibición y alguna orden sencilla concreta). 

        - Graves problemas de la musculatura oral: persiste el reflejo de mordida, alteración del tono en labios y lengua y escaso movimiento de la mandíbula.

- Presenta un nivel cognitivo de una edad de desarrollo aproximada de 3 meses y medio.


En cuanto al grado de dependencia del adulto,  es totalmente dependiente en las actividades, dado sus problemas motrices, cognitivos y comunicativos.

 


Programación logopédica aplicada al caso clínico.

En el área de comunicación y logopedia, se ha de trabajar de manera individual, la deglución y  la emisión de sonidos.
 

A continuación, explicamos la programación de uno de los talleres que podríamos llevar a cabo, el procedimiento metodológico, materiales, actividades, objetivos…

 

        Taller individual

 

1.  Desarrollar progresivamente las conductas comunicativas previas al lenguaje: 

*imitación vocálica: a, e, i, o u

2. Comunicarse con los demás, utilizando el lenguaje oral y/o corporal, dependiendo de sus posibilidades, para expresar sentimientos, necesidades, deseos, emociones,…

3. Colaborar y/o realizar las actividades para ejercitar los órganos del lenguaje:

 *Ejercitación de los órganos de la articulación:

·        Colabora y/o realiza actividades labiales, linguales y de mandíbula.

·        Siente movilizaciones pasivas labiales, linguales y mandíbula. 

4. Comprender las intenciones y mensajes que le comunican otros niños y adultos:

*Comprensión de los mensajes orales y/o corporales que le mandan otros niños y   adultos. 

·        Responde a instrucciones.

·        Entiende la afirmación y la negación.

            5.  Escuchar canciones y cuentos:

          *Atención de cuentos y canciones.

·        Presta atención ante un cuento o canción

 

1. Inhibir reflejo de mordida.

      2. Mejorar la ingesta de líquidos.

      3. Mejorar ingesta de sólidos.

 

Trabajaremos en este taller la comunicación y deglución atípica.

Todos los días seguimos una misma pauta de actuación: 

  1. Relajación.
  2. Fonación.
  3. Deglución.

 

1. Relajación

1.1 En cuanto a la relajación, utilizamos técnicas de relajación pasiva, mediante masajes en la cara y cintura escapular.

Colocamos al niño sentado sobre nuestras  rodillas para que se vaya acostumbrando a esta postura que facilita tanto la articulación oral como la deglución de alimentos y líquidos (fig.1).

 

 

Fig. 1. Posición de sentado sobre las rodillas del logopeda para facilitar

                                 la articulación oral y la deglución.

 

 

Nuestra mano izquierda la ponemos sujetando su cuello ya que no mantiene control cefálico. En esta posición comenzaremos el masaje pasándole un instrumento de masaje por la cara, suavemente, con movimientos circulares, por la frente, la nariz, las mejillas y alrededor de los labios intentando, mientras pasamos el aparato masajeador rodeando los labios, que el niño consiga cerrar así la boca, repitiendo seguidamente los movimientos anteriores.

Seguidamente masajeamos la misma zona con las manos, también realizando movimientos circulares y seguiremos masajeando el cuello de arriba abajo a ambos lados hasta los hombros, ídem por delante y por detrás del cuello, ídem con el cuello girado lateralmente, insistiendo en la zona del esternocleidomastoideo.

En esta etapa, como necesitamos ambas manos para realizar los ejercicios, una de las piernas las subimos, vertical al suelo, para así sujetar la cabeza del niño.

Mientras le realizamos la relajación, no hay que mantenerse callado sino que le contaremos lo que estamos haciendo, para qué se lo hacemos, lo que haremos después… le hacemos preguntas…

 

 

1.2 A continuación nos centramos en la relajación de los labios mediante ejercicios pasivos de los labios (estirar y fruncir).

 

-    Realizamos movimientos circulares y con una ligera presión sobre el orbicular de los labios, tanto en la rama superior como en la inferior.

      Combinamos dichos movimientos circulares con pequeños estiramientos de  ambos labios y en todas direcciones.

 

   - Cogemos fuertemente los labios pinzándolos con los dedos y estirándolos.

     Primero,   cogemos el labio superior y lo estiramos hacia abajo cubriendo el inferior. A continuación, realizamos estiramientos hacia fuera y en todas direcciones.

 

Estos ejercicios pasivos van destinados a la relajación de toda la zona oral y perioral para conseguir la vocalización de sonidos y fonemas, además de preparar la zona para la masticación y deglución.

 

 

2. Fonación

 A continuación, le pedimos que emita algún sonido o el fonema /a/ que sabemos que puede decirlo de manera clara. Se pronuncian sonidos en la oreja del niño, y se estimula a éste para que los repita. Para conseguirlo, ya que a veces le resulta dificultoso, le hacemos todo tipo de preguntas; por ejemplo: “cómo ha ido el fin de semana, fuiste a algún sitio con los papás, escuchaste algún cuento…” Así, pronto o tarde, pronunciará un sonido. En cuanto emita cualquier sonido lo celebramos, una simple sonrisa debe ser recompensada.

 

Cuando nuestro paciente emite la vocal /a/ además de ser una emisión retrasada, debido esto a un asincronismo entre la espiración y el funcionamiento de las cuerdas vocales, la intensidad de la voz suele ser débil o decae rápidamente después del principio del sonido, debido a la vibración insuficiente de las cuerdas vocales.

 

Para conseguir que el niño logre producir la voz recurrimos, al igual que en el taller de logopedia, al movimiento.

Aprovechamos las espiraciones bucales asociadas al sonido (vocales) empujando suavemente con la mano, plana, haciéndola vibrar con la mayor rapidez posible, sobre el diafragma y el pecho.

 

 

  1. Deglución.

 

En el examen de deglución:

- En primer lugar, observamos la deglución de la saliva.

- Después, degluciones con líquidos, observando su patrón deglutorio.

- Repetimos la operación mientras mastica algún alimento sólido.

 

Hemos observado que presenta problemas en la deglución. No mastica ni es capaz de beber en vaso, todo esto unido a sus graves problemas de la musculatura oral: persiste el reflejo de mordida, alteración del tono en labios y lengua y escaso movimiento de la mandíbula.

 

            Debemos corregir las alteraciones de la mandíbula ejercitando un control de ésta con el fin de facilitar la alimentación y la verbalización.

 

Algunos ejercicios para facilitar ese control:

 

-. Sujetamos la mandíbula del niño con la mano derecha, aplicando el dedo pulgar  sobre la articulación de la mandíbula, el dedo índice entre el mentón y el labio inferior y el dedo corazón debajo del mentón, ejerciendo entonces una presión constante (fig.2).

 

-. Si lo colocamos de frente al logopeda, ejercitamos también presión constante con

la mano derecha sobre la mandíbula infantil, situando el dedo pulgar entre el mentón y el labio inferior, el dedo índice sobre la articulación de la mandíbula, y el dedo corazón debajo del mentón (fig. 3).

 

 
Fig. 2. Control de la mandíbula del niño, colocado a la derecha del logopeda. Fig. 3. Control de la mandíbula del niño, colocado frente al logopeda.

  

Mientras realizamos dichos ejercicios, sostenemos con la mano izquierda la cabeza del niño, manteniéndola recta y con el cuello ligeramente inclinado. El niño rehúsa las primeras tentativas, pero es preciso darle tiempo para que se vaya adaptando, y pronto se descubrirá que, poco a poco, acepta la ayuda.

 

 

    -   Mejorar la ingesta de líquidos y sólidos

 

      Líquidos: Trabajamos la deglución de una pequeña cantidad de agua que le  vamos introduciendo poco a poco en la cavidad bucal mediante una jeringa.

 

        Sólidos: Trabajamos la deglución de sólidos mediante un taco de jamón. Cortamos un trozo alargado del tamaño de un dedo. Sosteniéndolo por una parte, introducimos la otra en la boca del niño, el cual, controlándole la mandíbula, lo masticará y extraerá su jugo. Al mismo tiempo aprende a tragar.

 

Si durante el tratamiento, el niño traga un trozo de jamón y se atraganta, habrá que enderezarlo prontamente a la posición adecuada. Se evitará darle golpecitos en la espalda, ya que esto puede provocar una inhalación y, como consecuencia, una aspiración.

 

 

Materiales usados en el taller: colchoneta, cuña, radio-cassette, juguetes, hamaca, cintas de cuentos, música, aparatos de relajación, vaso, jeringa, trozo de jamón., botella


 

Conclusiones

En la parálisis cerebral infantil  existe un problema neurológico de base que incidirá en los posibles problemas del lenguaje.

El tratamiento de los problemas de lenguaje en la parálisis cerebral es una actividad compleja por la gran diversidad de variables implicadas en función de la gravedad del cuadro.

Será importante que el tratamiento del lenguaje empiece lo más precozmente posible.

En general, el tratamiento será multidisciplinario, es decir, que no se trabajará solamente la fonética… sino que lo más probable es que sean múltiples los aspectos a trabajar.

La gravedad del problema implicará que los tratamientos sean largos, en los que la colaboración del individuo será de gran importancia

Es muy importante saber diferenciar los aspectos fundamentales a trabajar en cada etapa del desarrollo, así como la aplicación correcta de las técnicas, en ocasiones muy especializadas.

En general, el tratamiento irá encaminado a conseguir una comunicación fluida que a perfeccionar mucho los mecanismos de articulación, de voz, etcétera.

El saber combinar los aspectos individuales del tratamiento con los familiares, escolares y sociales será importante para conseguir una mejor evolución del lenguaje.

Conforme aumente la variedad de situaciones psicolingüísticas y las exigencias sociales, puede empeorar el habla, por eso el logopeda debe controlar la evolución del lenguaje y la capacidad de expresión de expresión del individuo durante mucho tiempo, y en ocasiones con controles periódicos, aunque haya terminado la fase de entrenamiento.

 

Índice lexicográfico

* Análisis del paso - una técnica que usa cámaras, planchas de fuerza, electromiografía y análisis computarizado para grabar y medir sin prejuicios el modo de andar de un individuo.

* Aparatos ortopédicos - aparatos especiales, tales como tablillas o soportes metálicos, usados para tratar problemas de los músculos, tendones o huesos.

* Asfixia - la interrupción del flujo de oxígeno al cerebro y a otros órganos vitales.

* Congénito - presente al momento de nacer.

* Contractura - acortamiento crónico de un músculo que limita el movimiento de una articulación.

* Cuadriplejia espástica (o cuadriparesis) - una forma de parálisis cerebral en la cual las cuatro extremidades son afectadas igualmente.

* Diplejia espástica - una forma de parálisis cerebral en la cual los dos brazos y las dos piernas son afectados, las piernas son más severamente afectadas.

* Disartria - problema del habla causado por dificultades del movimiento y coordinación de los músculos necesarios para hablar.

* Electroencefalograma (EEG) - una técnica para grabar el patrón de corrientes eléctricas dentro del cerebro.

* Electromiografía - una técnica de grabación especial que detecta la actividad muscular.

* Encefalopatía hipóxica-isquémica - daño cerebral causado por flujo de sangre inadecuado o surtido insuficiente de oxígeno al cerebro.

* Estereoagnosia - dificultad de percibir e identificar objetos usando el sentido del tacto.

* Estrabismo - falta de alineamiento en los ojos.

* Fracaso de medrar - una condición caracterizada por retraso en el crecimiento físico y el desarrollo.

* Gastrostomía - un procedimiento quirúrgico para crear una abertura artificial en el estómago.

* Hemianopsia - vista defectuosa o ceguedad que impide la mitad del campo de vista normal.

* Hemiplejía espástica (o hemiparesis) -una forma de parálisis cerebral en que la espasticidad afecta el brazo y la pierna en un lado del cuerpo solamente.

* Hipertonía - aumento del tono muscular.

* Hipotonía - reducción del tono muscular.

* Ictericia - trastorno de sangre causado por un aumento anormal de los pigmentos biliares en el torrente sanguíneo.

* Imágenes de resonancia magnética (IRM) - una técnica de imágenes que usa ondas de radio, campos magnéticos y análisis computarizado para crear un dibujo de los tejidos y estructuras del cuerpo.

* Incompatibilidad Rh - una condición sanguínea en la cual los anticuerpos en la sangre de una mujer embarazada pueden atacar las células sanguíneas fetales, impidiendo así el surtido de oxígeno al feto.

* Parálisis - perlesía, problemas en el control del movimiento voluntario.

* Paraplejia espástica (o paraparesis) - una forma de parálisis cerebral en que la espasticidad afecta ambas piernas pero los brazos no son afectados o son afectados muy poco.

* Paresis o plejia - debilidad o parálisis - en la parálisis cerebral, estos términos típicamente se combinan con otra frase que describe la distribución de la parálisis y la debilidad, p.ej., paraparesis.

* Pigmentos biliares -substancias amarillentas producidas por el cuerpo humano como sub-producto de la digestión y la destrucción de las células rojas de la sangre.

* Puntuación Apgar - puntos en una escala numérica usada por los médicos para evaluar el estado físico del bebé al momento del parto.

* Reflejos - movimientos que el cuerpo hace automáticamente como respuesta a un estímulo específico.

* Rizotomía selectiva de la raíz dorsal - un procedimiento quirúrgico en el cual se cortan fibras nerviosas preseleccionadas para reducir la espasticidad en las piernas.

* Rubéola - conocida también en inglés como German Measles, rubéola es una infección viral que puede hacer daño al sistema nervioso del feto en desarrollo.

* Temblores hemiparéticos - sacudidas no controlables que afecta a las extremidades del lado espástico del cuerpo en quienes tienen hemiplejia espástica.

* Tomografía computarizada (TC) - una técnica de imágenes que usa rayos X y una computadora para crear una foto de los tejidos y estructuras cerebrales.

* Ultrasonido - una técnica que envía ondas de sonido a los tejidos y estructuras y usa el patrón de ecos para formar una imagen llamada sonograma.

 


Índice biográfico

+ Little, William John, (1810-1894) Cirujano inglés que fue el primero en describir brillantemente la parálisis cerebral. Tenía una deformidad en equino-varo secundaria a poliomielitis y Stromeyer le realizó una tenotomía sobre su Aquiles izquierdo. Fundó el Hospital Ortopédico Nacional Real de Londres. Su epónimo tiene que ver con:
A) Técnica de tenotomías en el pie equino-varo B) Pulgarización del índice.

C) Descripción de la parálisis cerebral y sus causas D) Pionero de la cirugía de la mano.

 

+ Sigmund Freud Sigismund Schlomo Freud (Freiberg, 6 de mayo de 1856 - Londres, 23 de septiembre de 1939), más conocido como Sigmund Freud, fue un médico neurólogo austríaco y el principal impulsor del psicoanálisis. En los comienzos de su carrera había investigado la parálisis cerebral. Publicó numerosos artículos médicos en este campo. También mostró que la enfermedad existía mucho antes de que otros investigadores de su tiempo tuvieran noticia de ella y la estudiaran. Sugirió que era erróneo que esta enfermedad, que había descrito William Little (cirujano ortopédico británico), tuviera como causa una falta de oxígeno durante el nacimiento. En cambio, dijo que las complicaciones en el parto eran sólo un síntoma del problema. No fue hasta la década de 1980 cuando sus especulaciones fueron confirmadas por investigadores más modernos.

 

+ Apgar, Virginia (1909-1974) era oriunda de Nueva Jersey y estudió su pre-universitario en el Colegio Mount Holyoke en Massachussets. Se hizo médica en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia en Nueva York, en una época en que ni la mitad de las mujeres terminaban su bachillerato. Después de una incursión en cirugía, se entrenó en la incipiente especialidad de la anestesia, y volvió a trabajar a su Alma Mater, donde posteriormente se dedicó a la Anestesia Obstétrica.

 


Procedencia de las ilustraciones

-               Figura 1: Busto, 1994, p. 132.

-               Figura 2: Busto, 1994, p. 106.

-               Figura 3: Busto, 1994, p. 106.

 


Bibliografía

- Busto C. 1994.

  Reeducación del habla y del lenguaje en el paralítico cerebral.

  Madrid, Ed. CEPE.

 
 

- Puyuelo M., Póo P., Basil C., Le Métayer M., 1996

   Logopedia en la parálisis cerebral: Diagnóstico y tratamiento.

   Barcelona, Ed.Masson.

 



Bibliografía complementaria

 

- Borrás S., Rosell V., Talens T., Rosell V., 2005

  Guía para la reeducación de la deglución atípica y trastornos asociados.

  Madrid, Ed. Nau Llibres.

 

- Garrido Landívar, J. 2003.

  Programación de actividades para Educación Especial.

  Madrid Ed: CEPE        

 

- Love, R., Webb, W., 2001

   Neurología para los especialistas del habla y del lenguaje.

   Madrid, Editorial médica Panamericana.

 

- Peña-Casanova, J. 2002.

  Manual de logopedia

 Barcelona, Ed: Masson.