THOMAS HOBBES
Thomas Hobbes
nació en Inglaterra, Malmesbury, Wiltshire, hijo de un clérigo de Wesport. En
1603 reliza sus estudios en el Magdalen Hall de la Universidad de Oxford, donde
se empapa de filosofía escolástica y de lógica, graduándose en 1608. Ese mismo
año se hace cargo del hijo de William Cavendish (conde de Devonshire) lo que le
permitió codearse con la nobleza y las elites intelectuales.
Su primer viaje por el continente Europeo lo realiza en 1610, a raíz del cual
Hobbes toma conciencia del poder que todavía ejercía el escolasticismo en la
mayoría de los ámbitos de conocimiento.
En 1628 publica
una traducción de Tucídides, obra que
critica el sistema democrático y sus peligros, desde una perspectiva
conservadora. A la muerte de William Cavendish
acaecida en 1629, Hobbes trabaja como tutor del hijo de
Gervase Clinton, con el que viaja por Europa
descubriendo su pasión por la geometría y la aplicación de ésta a un método que
demostrase los principios sociales y políticos defendidos por él.
En su tercer viaje por el continente, allá por 1637, Hobbes se relaciona con el
círculo de Abbe Mersenne, estableciendo
contacto con Descartes y
Pierre Gassendi. En un viaje a Italia en 1636
conoce a Galileo, que le influirá en su
construcción de una filosofía social fundamentada en las ciencias naturales y la
geometría.
Cuando vuelve a Inglaterra en 1637, el rey y el parlamento mantenían una acalorada disputa, motivo por el cual Hobbes hizo circular secretamente un manuscrito titulado Elementos del derecho, donde defendía la necesidad de la soberanía absoluta, frente al parlamentarismo. En noviembre se exilia voluntariamente a Francia, temiendo las consecuencias que la difusíón de su escrito pudiera acarrearle. En 1642 publica De cive, una teoría sobre el gobierno y comienza a escribir De corpore, primer trabajo que incluirá posteriormente en una trilogía sobre el cuerpo, el hombre y el ciudadano.
En 1647 trabaja
como tutor del futuro Carlos II, que también se
hallaba exiliado en Francia y en 1648, después de soportar una enfermedad que
casi le lleva al borde de la muerte, publica la segunda edición de De cive.
Tres años después de la muerte de Mersenne (1648), Hobbes publica su obra más
importante, Leviatán, una teoría sobre
la soberanía en la que se muestra como un
defensor implacable del absolutismo. Pero,
debido al temor a las represalias de las autoridades francesas que veían en esa
obra un ataque a la instituciones eclesiásticas, Hobbes marcha de nuevo a
Inglaterra, donde se ve inmerso en una controversia en torno al tema de la
libertad con el obispo de Derry, John Bramall.
En 1657 publica la segunda parte de su trilogía bajo el título
De homine y cinco años después publica
De corpore, enzarzándose en intrincadas
disputas con los miembros de la Royal Society John Wallis y Seth Ward,
sobre temas de geometría, religión y el estado de las universidades.
En 1666 la Cámara de los Comunes incluyó su obra Leviatán en el índice de
libros investigados a causa de sus supuestas tendencias
ateas y, a pesar de que el rey intercedió a su
favor, se prohibió a Hobbes publicar ninguna otra obra, por lo que sus tres
libros siguientes, que trataban temas de historia y que fueron agrupados bajo el
título Bhemoth, no verían la luz hasta
después de su muerte, acaecida el 4 de diciembre de 1679 en Hardwick Hall.
Antes, Hobbes escribió una autobiografía en prosa y en verso latino y con
86 años publicó una traducción al inglés de la Iliada y la Odisea.
La
filosofía de Thomas Hobbes
Materialismo y determinismo.
Aunque la fama de Hobbes se debe esencialemte a sus teorías políticas y
sociales, su filosofía constituye la más completa
doctrina materialista del siglo XVII.
El universo es concebido como una gran máquina
corpórea, donde todo sigue las estrictas leyes del
mecanicismo, según las cuales, cualquier fenómeno ha de explicarse a partir
de elementos meramente cuantitativos: la materia (extensión), el movimiento y
los choques de materia en el espacio.
"El universo es
corpóreo. Todo lo que es real es material y lo que no es material no es real"
(Leviatán).
Este fragmento del Leviatán resume la filosofía materialista de Hobbes,
estrechamente vinculada a una postura determinista del mundo que postula que
todos los fenómenos del universo se hallan determinados inexorablemente por la
cadena causal de los acontecimientos. Nada surge del azar; todo acontecer es el
resultado necesario de la serie de las causas, y, por lo tanto, podría ser
anticipado, previsto.
El determinismo de Hobbes se fundamenta en un
método racionalista de carácter matemático y geométrico (el método
analítico-sintético de Descartes), que parte de
la hipótesis de que las partes de un todo (materiales, engendradas y entendidas
como causas) han de descomponerse y explicar el conjunto o las partes en su
totalidad. La teología queda excluida del ámbito de la filosofía (por no estar
compuestas sus partes de elementos corporeos engendrados), abarcando
exclusivamente la geometría, una
filosofía de la sociedad y la
física, aunque esta última únicamente pueda
proporcionar conocimientos basados en la mera probabilidad, no necesarios, como
posteriormente defenderá el más consecuente y radical de los empiristas
ingleses: David Hume.
La antropología de Hobbes se fundamentará
también en el materialismo. Criticando el dualismo
cartesiano, denunciará el paso ilícito del "cogito" a la "res
cogitans". Del "pienso" puede deducirse únicamente que "soy",
de lo contrario, de la proposición "yo paseo" se seguiría análogamente la
existencia de una "substancia ambulante", lo cual es ciertamente un
absurdo. El hombre es un cuerpo y, como tal, se
comporta a la manera como lo hacen el resto de los cuerpos-máquinas. El
pensamiento o la conciencia no es una substancia separada del cuerpo: la
"entidad" corporal que somos, y su conocimiento de las cosas proviene y se
reduce a la sensación. En polémica con
la teoría aristotélica de la sensación, Hobbes postula que ésta ha de explicarse
también a partir de postulados mecanicistas, como producto de los movimientos de
los cuerpos (materia). El apetito y la
aversión (repugnancia) provocan determinados
movimientos y acciones en los cuerpos denominados
emociones. Los sueños y la imaginación son explicados, así mismo, como
reacciones a una gran variedad estímulos (corporales), tanto externos como
internos.
La libertad humana y el libre arbitrio (albedrío) de la voluntad quedan
subordinados y limitados por el feroz determinismo de Hobbes. Ambos están
condicionados por los movimientos de los cuerpos externos.
El Levitán: la política de Thomas Hobbes
La filosofía pólítica y la teoría social de Hobbes representan una evidente
reacción contra las ideas descentralizadoras (parlamentarismo) y la libertad
ideológica y de conciencia que proponía la Reforma,
en la que él avistaba el peligro de conducir inevitablemente a la
anarquía, el caos
y la revolución, de forma para él fue necesario
justificar y fundamentar la necesidad del
absolutismo como política ideal con la que soslayar dichos "males". Es
inevitable instaurar una autoridad absoluta cuya ley sea la jerarquía máxima y
tenga que ser obedecida por todos sin excepción.
El Estado es un "artificio" que surge para remediar un hipotético
estado de naturaleza en el que los hombres,
guiados por el instinto de supervivencia, el egoísmo y por la ley del más fuerte
(la ley de la selva), se hallarían inmersos en una
guerra de todos contra todos que haría imposible el establecimiento
de sociedades (y una cultura) organizadas en las que reinara la paz y la
armonía. Sin un Estado o autoridad fuerte sobrevendría el caos y la destrucción
(la anarquía), convirtiéndose el hombre en un lobo
para los otros hombres, según la célebre frase de Hobbes: "homo
hominis, lupus".
La propia naturaleza nos otorga una razón que nos provee de ciertas "leyes
naturales" que son como "dictados de la recta razón sobre cosas que
tienen que ser hechas o evitadas para preservar nuestra vida y miembros en el
mismo estado que gozamos". Por ello, el hombre encuentra dentro de sí la
necesidad de establecer unas leyes que le permitan vivir en paz y en orden;
necesidad que se realiza mediante un pacto o
contrato social mediante el cual, los poderes individuales se transfieren a
"un solo hombre" o a "una asamblea de hombres": el Estado o Leviatán que,
como el monstruo bíblico, se convierte en el soberano absoluto y cuyo poder aúna
todos los poderes individuales.
El Estado se presenta así como algo artificial, opuesto a la naturaleza humana,
pero susceptible de garantizar la supervivencia de todos a costa de la pérdida
de su autonomía y libertad. Aunque Hobbes estuvo a favor de la libertad
religiosa e ideológica y favoreció el proceso de
secularización de Europa, no obstante defendió el poder absoluto y casi
autófago del Estado, a cuyos intereses ha de subordinarse toda minoría. Hobbes
representa el orden propio del conservadurismo, en el cual, el todo social
armonioso ha de estar por encima y subordinar cualquier acción u apetencia
individual.
Como forma óptima de gobierno defendió la monarquía,
desaconsejando cualquier reparto entre los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial.