DERIVADOS DEL CÁÑAMO
MARIHUANA: No se conoce ningún caso de persona que haya padecido
intoxicación letal o siquiera por inhalación.
Mediante la vía digestiva hacen falta grandes cantidades para provocar estados de somnolencia, anestesia, entumecimiento… que simplemente desaparecen durmiendo.
Hay casos de personas que reaccionan a la combinación de marihuana y alcohol con lipotimia, que es una brusca bajada de tensión.
También se dan casos donde fumar indujo náuseas y vómitos al iniciarse los efectos psíquicos.
Los efectos secundarios habituales son sequedad de boca, buen apetito (orientado especialmente a alimentos dulces, que son oportunos para aumentar la glucosa disponible y mantener la oxigenación óptima), dilatación de los bronquios, leve somnolencia y moderada analgesia.
HACHIS: Es más tóxico que la marihuana. La toxicidad es bastante mayor
comiendo el producto que
fumándolo.
Produce violentos pasos de tos y se producen a la vez estados de aturdimiento, indiferencia, desconcierto...
Produce ebriedad, risas, cambios en todos los sentidos (vista, tacto, oído, olfato y gusto) e incluso en la sensación del propio cuerpo.
Comparado con la marihuana, el hachís resulta más reflexivo, y si la calidad del producto es excelente, puede llegar a producir experiencias visionarias, sobre todo por vía oral.
Ofrece con bastante claridad tres momentos sucesivos: el inicial de risa y excelente sutileza para lo cómico, el intermedio de modificaciones sensoriales, y el final de iluminación, donde cada individuo alcanza el grado de claridad.