ÉPOCA VICTORIANA: ROBERTSON HASTA WILDE

 

El siglo XIX estuvo eclipsado por la literatura Victoriana. Hasta éste momento se daba el romanticismo en el que se representaba acciones y pasiones ficticias. Pero el periodo victoriano esta muy marcado por Ibsen (sus obras al principio no fueron bien recibidas) y por las adaptaciones de la obra de Cuento de Navidad de            Ch. Dickens.

En teatro hasta las últimas décadas del siglo no hay un verdadero resurgimiento y viene dado por un autor muy importante, Oscar Wilde (1854-1900).

“...hacia mediados del siglo XIX emerge en Inglaterra una forma dramática de tendencia realista que, apoyada por la influencia de Ibsen, lleva a un resurgimiento del teatro inglés con obras que desarrollan problemas familiares o presentan contenidos sociales”[1]

Si en el periodo anterior se daba el melodrama con acciones y sentimientos ficticios en este periodo se da un drama con una técnica más próxima a la vida real. Además se instaura el drama en tres actos, hay un nuevo enfoque, modernidad, naturalidad y un nuevo interés de la ideología. En la epoca domina las obras en prosa, de incidentes posibles y melodramáticos rodeadas de un final comprensivo y feliz.

La diferencia social entre Londres de la primera mitad del siglo XIX y el de la segunda es enorme lo que condiciona en gran parte a la evolución del teatro. El crecimiento de la población y la comodidad de los desplazamientos favorecen a los teatros y a la prosperidad de la empresa que benefició el autor. Por lo que se hacen innovaciones en el teatro y los actores adquieren un control sobre los ensayos y se pasa la responsabilidad de la realización dramática a los directores (innovación en el periodo).

Los iniciadores de este periodo fueron Boucicault, autor y actor de gran sagacidad e intuición, y T. Taylor. Boucicault supo aprovechar las corrientes y posibilidades que se hallaban en el ambiente. Sus obras The corsican Brothers (1852) y Loius XI, King of France (1855) influyeron en Shaw, Synge y O’Casey. En 1876 se estableció en Estados Unidos y sus dramas escritos a partir de entonces solo se representaron en Norteamérica. Todas sus obras están llevadas a cabo con gran realismo escénico.

Taylor en sus obras sintetiza todas las corrientes teatrales contemporáneas. Fue periodista y critico, además trabajó como profesor de lengua y literatura inglesas en la universidad de Londres. Su producción teatral asciende sobre ochenta obras así su drama más significativo es The ticket-of-leave man (1863) una obra que gozó de gran popularidad durante el siglo pasado y su relevancia es por las muchas características contemporáneas (realismo escénico, el episodio sentimental que se desarrolla a lo largo de la obra...), además de la innovación de un detective como personaje. En general Taylor persiste en el drama de matiz social y lleva a las tablas los problemas de la mecanización y del progreso industrial.

Pero la verdadera renovación en el teatro viene de la mano de Robertson, Jones, Pinero y Gilbert y Sullivan. Robertson fue el reformador dramático más importante de la segunda mitad del siglo XX, él fue quien modificó el drama de modo más evidente, tratando temas realistas contemporáneos en un estilo natural y nuevo. Todas éstas características se pueden observar en Caste (1867), Play (1868) y School (1869). Él hace que la comedia cobre importancia en el momento en el que incorpora al sentimiento y al valor intrínseco de una obra dramática un fuerte tema central basado en ideas y diferencias sociales. Además él fue quien inició el teatro de crítica social que llega en sus distintas direcciones hasta ahora.

“Uno de sus meritos fue su empeño en llevar a escena la vida real de su época, desentendiéndose de los gastados argumentos sobre la joven abandona, el villano corrompido y corruptor y el héroe aureolado con las más nobles cualidades, y acercarse a la realidad cotidiana evitando todo partidismo doctrina. Otro de sus valores de su afán de que la escena, en su aspecto externo, apareciese tan real y sólida como las fachadas o los interiores de las viviendas victorianas. Su verdadero propósito consistió en llevar al teatro la vida de los hogares y el ambiente social de su tiempo, con el lenguaje, los gustos, los problemas y los prejuicios de sus contemporáneos”[2]

“T.W. Robertson ha figurado en las historias literarias del drama victoriano, pues depuró la comedia de la vulgaridad melodramática y del lenguaje ornamental que exhibiera Boucicault”[3]

Jones consiguió convencer al público que necesitaban establecer un drama que tratase los problemas serios de la realidad con lo que impulsó la creación de un teatro de la vanguardia.

Pinero abarca la farsa, la comedia sentimental y el drama fuerte pero su mayor éxito se trata del drama de tema grave el cual presenta problemas sociales y particulares. Sigue a Ibsen y nos demuestra lo que puede conseguir con la técnica ibseriana (el desarrollo de un tema moderno con el movimiento natural de los personajes, dentro de una trama bien construida) con su obra The second Mrs. Tranqueray.

Gilbert y Sullivan nos introducen la ópera cómica con la vuelta a la agudeza intelectual. Se apartan del drama que enfocaba problemas contemporáneos en busca de una nueva forma de expresión. Las óperas cómicas son algo abigarrado y volátil que tiene una entidad propia.

Oscar Wilde aparece en el último decenio del siglo XIX quien da un original cambio al estilo con el que se cierra el siglo anterior y se inicia el siglo XX. Influido por J. Ruskin y W. Pater idealizó la belleza y se convirtió en el apóstol del esteticismo. Todos los grandes hombres de su tiempo reconocieron el formidable atractivo de su personalidad, su ingenio y la agilidad de palabra. Wilde sobresale en el drama en los que encontramos facilidad expresiva, fluidez del diálogo y derroche de ingenio verbal. Escribe sobre tres vertientes dramáticas: drama bíblico de ambiente poético, comedia de salón de tendencia sentimental y comedia de salón de carácter paradójico y chispeante.

“Wilde redime sus obras del sentimentalismo, a menudo morboso, de ciertas épocas. Si la insistencia en el patetismo y sentimentalismo condujo a la decadencia de la comedia de costumbres de gran parte del siglo XVIII, Wilde en el XIX, tuvo el talento de llevar a las tablas el aspecto serio de la vida aligerado con sus extraordinarias paradojas y sus chispeantes frases características. Y es indudable que, con su aportación estilística, Wilde abrió nuevos caminos para la comedia del siglo XX.”[4]

Con estos autores se puede observar la evolución de esta época literaria. El teatro victoriano empezó con Boucicault pero no hubo una verdadera renovación hasta Robertson. Durante esta época victoriana a parte de renovaciones en la literatura también hubo renovaciones en la sociedad en general. El periodo termina con O. Wilde, un gran dramaturgo que con su cambio de estilo terminó un siglo y entró en otro dando paso también a otra nueva era literaria.[5]

 



[1] Historia de la literatura inglesa Ed. Gredos 1998 Esteban Pujals, (Pág. 514)

[2] Historia de la literatura inglesa Ed. Gredos 1998 Esteban Pujals, (Pág. 520)

[3] Historia de la literatura inglesa II Ed Taurus 1988 dirigida por Cándido Pérez Gállego (Pág. 297)

[4] Historia de la literatura inglesa Ed. Gredos 1998 Esteban Pujals, (Pág. 531)

[5] Bibliografía utilizada para la información:

-          Historia de la literatura inglesa Ed. Gredos 1998 Esteban Pujals,

-          Historia de la literatura inglesa II Ed Taurus 1988 dirigida por Cándido Pérez Gállego

 

Academic year 2004/2005
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