Entrevista con Vannevar Bush

por María del Mar Pastor Campos


Vannevar Bush es un ingeniero y científico estadounidense. Es conocido por dirigir la comunidad científica encargada de la creación de la bomba atómica en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Recientemente, ha escrito un interesante artículo sobre nuevos dispositivos y técnicas para transmitir, almacenar y consultar el conocimiento humano.


M.P.C.:

¿Considera adecuados los métodos de los que disponemos para trasmitir el conocimiento?

V.B.:

Profesionalmente, nuestros métodos para transmitir y revisar los resultados de las investigaciones tienen varias generaciones de antigüedad y, en la actualidad, han dejado de resultar adecuados a la finalidad que persiguen. Si el tiempo adicional dedicado a escribir obras científicas y el dedicado a leer las que han escrito los demás pudiese ser cuantificado, la proporción entre ambos resultaría sorprendente. Todos aquellos que intenten mantenerse al día del pensamiento actual por medio de la lectura continua y detallada, incluso restringiendo su elección a campos muy concretos del conocimiento podrían llegar a sentirse profundamente desanimados si se les demostrase, mediante cálculos, qué parte del esfuerzo realizado durante los meses anteriores ya habrían tenido a su disposición.

M.P.C.:

¿Podría poner un ejemplo de ello?

V.B.:

Sin ir más lejos, las leyes de la genética que Mendel formulara se perdieron durante toda una generación debido a que no llegaron a oídas de aquellos científicos capaces de llegar a comprenderlas y difundirlas. Y este tipo de catástrofe continúa repitiéndose en nuestros días y entre nosotros: logros verdaderamente significativos se pierden entre el maremágnum de lo carente de interés.

M.P.C.:

¿Cree que existe la posibilidad de que esta situación cambie?

V.B.:

Existen signos de un cambio en esta situación, un cambio posibilitado por los potentes instrumentos que estamos comenzando a utilizar. Disponemos de infinidad de ayudas de tipo mecánico por medio de las cuales podemos llevar a cabo una transformación en los medios de científicos de archivo. El mundo ha entrado en una era de dispositivos complejos pero altamente fiables y económicos al mismo tiempo. Y de ello se ha de derivar, necesariamente, alguna consecuencia.

M.P.C.:

¿Como debería ser un archivo para ser útil a la ciencia?

V.B.:

Ha de estar en continua ampliación, almacenado en algún lugar y, lo que es aún más importante, ha de poder ser consultado. Nuestra ineptitud a la hora de acceder al archivo está provocada por la artificialidad de los sistemas de indización. La mente humana no funciona de esa manera. La mente opera por medio de la asociación. La primera idea que se puede extraer de esta analogía está relacionada con la selección, pues la selección por asociación, y no por indexación, puede ser mecanizada.

M.P.C.:

¿Qué tipo de archivo propondría usted?

V.B.:

Tomemos en consideración un aparato futuro de uso individual que es una especie de archivo privado mecanizado y biblioteca, podríamos denominarlo “memex”. Un memex es un aparato en el que una persona almacena todos sus libros, archivos y comunicaciones, y que está mecanizado de modo que puede consultarse con una gran velocidad y flexibilidad. En realidad, constituye un suplemento ampliado e íntimo de su memoria. En su plano superior hay varias pantallas translúcidas inclinadas sobre las cuales se puede proyectar el material para ser consultado. En uno de sus extremos se encuentra almacenado el material de consulta. La cuestión del volumen de éste queda solucionada por el uso de un tipo de microfilm. El usuario dispone de total libertad para derrochar espacio e introducir en el memex todo el material que desee.

M.P.C.:

¿Cual sería la característica esencial del memex?

V.B.:

El proceso de enlazar dos elementos distintos entre sí es lo que le otorga su verdadera importancia. El usuario, con pulsar tan solo una tecla hace que los dos elementos queden enlazados de manera permanente. De ahí en adelante, cada vez que el usuario tenga ante su vista uno de los elementos, puede llamar al otro instantáneamente, con sólo pulsar un botón situado bajo el correspondiente espacio del código. Así, cuando numerosos elementos han sido enlazados entre sí para conformar un sendero de información, pueden consultarse unos tras otros. Y todavía es algo más que eso, pues cada uno de los elementos puede pertenecer, a su vez, a más de un sendero de información

M.P.C.:

¿Qué consecuencias tendría este invento para el ser humano?

V.B.:

La ciencia puede poner en práctica las formas en las que el ser humano produce, almacena y consulta el archivo de todo nuestro género y puede aumentar su sabiduría mediante el contacto con todas la experiencias de la raza humana.


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