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Esto hace que el monarca prometa donaciones en tierras o percepciones de rentas, tanto a señores peninsulares y franceses, como a las iglesias del reino y sur de Francia, dada la estrecha relación entre la monarquía aragonesa con los condados ultrapirenaicos; como es el caso de la comunidad de Selva Mayor en la que donará Ejea, Pradilla, Uncastillo y Alcalá. La repoblación de estos lugares "en el extremo de la tierra de los sarracenos" no es tarea fácil, y el principal problema que encontraron los reyes era encontrar pobladores que se asentaran de modo estable en las tierras recien liberadas. Tras la muerte de Alfonso I se produjo una conmoción, originada por su peculiar testamento, y coincidiendo con la contraofensiva de los almorávides en la península. Esto hace posible un retroceso de las fronteras Aragonesas hasta Belchite, quedando Alcalá en zona musulmana. El carácter ortodoxo de las tropas musulmanas parece ser la causa de la retirada de las imágenes cristianas, escondiéndolas en sitios recónditos por los fieles. Este parece ser el momento en el que se ocultara la imagen de Alcalá, aunque falta documentación que confirme esta hipótesis. La conquista definitiva se llevará por Alfonso II de Aragón cumpliendo la trayectoria de Ramón Berenguer IV. En este momento, el monasterio de Selva Mayor percibe, según documento expedido en Calatayud en el mes de febrero de 1174, el Castillo de Alcalá con todos sus términos. Durante 200 años los frailes de Selva Mayor fueron los señores de Alcalá. El 12 de octubre de 1375 los frailes de el monasterio de Santa María de Selva Mayor venden Alcalá, su castillo, términos jurisdiccionales, montes y derechos a Juan Fernández de Heredia, conde de Fuentes y señor de Mora. Los nuevos señores, poderosos económicamente recostruirán el castillo utilizándolo como una residencia secundaria. |