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SEMANA SANTA TERUEL

Son numerosas las manifestaciones rituales entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección. Corresponde al primero la procesión del Encuentro, y cierra la Semana la del Cristo Resucitado. Pero entre todas las procesiones destaca, como es natural, la general del Viernes Santo, por su sobrecogedora solemnidad, por la extensión de su recorrido y por la prolongada duración. Participan en ella todas las hermandades, con sus catorce pasos, la vistosidad de sus hábitos y el acompañamiento de sus bandas de cornetas, tambores y bombos.

Parte precisamente esta procesión de la Iglesia de San Martín, donde descansan durante la Semana Santa los pasos de las distintas cofradías. No sólo se ofrece la posibilidad de contemplarlos en este templo, verdadero museo procesional estos días, sino que además la Junta de Hermandades ha habilitado la contigua torre mudéjar del mismo nombre para que sea visitada los días de Semana Santa, sumándose como un nuevo aliciente monumental a los muchos que ya ofrece la ciudad.

Entre una multitud creciente de fieles y espectadores, la Procesión del Viernes Santo recorre las principales calles del centro histórico, facilitando la contemplación del Misterio. El sentimiento religiosos, el esfuerzo de los peaneros, la expresividad de peanas e imágenes, el privilegiado marco arquitectónico y urbano, la admiración hechizada del visitante, se funden en un conjunto de sensaciones al tiempo plásticas y profundas a las que es difícil escapar.

Son multitudinarias también otras procesiones, pero acaso llame en especial la atención aquella que a punto del alba del mismo Viernes Santo lleva los magníficos pasos de Jesús atado a la columna y la Virgen de la Esperanza hasta el Centro Penitenciario, con su ya habitual petición del indulto. Desafiando a la hora y al frío de la mañana, participan en esta ceremonia más de doscientos cofrades, entre peaneros, penitentes y miembros de la banda de cornetas y tambores.

No son las procesiones el único ingrediente litúrgico y festivo de la Semana Santa. Por su participación resulta llamativo el Vía Crucis de la tarde del Domingo de Ramos; el recogimiento de la Vigilia de la "adoración nocturna" en la Iglesia de Santa Clara - Jueves Santo -; el "Sermón de las siete palabras" en la Iglesia de San Francisco - Viernes Santo -; o el Besamanos en la Plaza de las Monjas con la Virgen de la Soledad como protagonista, tras el espectacular temblar de la Virgen con el "baile" en la Plaza del Torico - Sábado Santo -.

La entrega de Teruel a su Semana Santa es intensa. Meses antes de su celebración se escucha al atardecer el rumor que desde distintos puntos de la ciudad se hace verdadera e inconfundible música de cornetas, tambores y bombos: son las bandas que ensayan su participación en la fiesta próxima. Por otra parte, la semana cuenta con un colofón muy arraigado: la jornada de esparcimiento campestre del Martes de Pascua, llamada del "Sermón de las Tortillas". Se trata de una costumbre que se remonta a tiempos de la Reconquista.

Fiesta local: el Sermón de las Tortillas, que se celebra el Martes siguiente al Domingo de Pascua o de Resurrección.

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