... .......... | Florencia.- Después de visitar esta ciudad nadie vuelve a ser la misma persona. Puesto que recibe más de ocho millones de turistas al año, merece una presentación. Tiene una historia fantástica. El florín de oro fue el dólar de la Edad Media y, más tarde, fue la gran ciudad del Renacimiento porque puso al hombre en el centro de la escena, acelerando el camino del humanismo. Junto con Venecia y Milán, Florencia fue la cuna del movimiento de renovación europeo de los siglos XV y XVI. Espléndida y fulgurante, recostada en ambas orillas del río Arno, Florencia no puede ocultar su grandeza. Por ejemplo, que haya sido gobernada por la dinastía Médicis, de descollante intervención en la historia política y artística de la Toscana, y que en ella hayan vivido, simultáneamente, Miguel Angel, Leonardo y Rafael. Es casi imposible desplazarse entre la multitud que quiere conocer esta ciudad que en el Renacimiento provocó una revolución en las artes; esta ciudad que produjo tal terremoto histórico que ayudó a sepultar el sistema feudal, desarrolló el comercio y la banca, y disipó el oscurantismo de la Edad Media. Es la ciudad que posee la biblioteca nacional más grande del país, y la que le arranca un suspiro a todos quienes miran la cúpula de su catedral (el Duomo), porque mide 3600 metros cuadrados y está decorada con las pinturas que, en su tipo, son las más grandes del mundo. Es una ciudad alegre, porque la juventud propia y la que llega de otros países se agrupa en los museos, frente a los monumentos, en las discotecas y confiterías, mientras los modistos Emilio Pucci y el diseñador de calzado Salvatore Ferragamo, surfean en la cresta de la ola más alta de la moda florentina. Florencia pertenece a la región de Toscana y está tan bien ubicada que hace centro en pleno territorio italiano. Tanto arte tiene acumulado en sus entrañas, que sigue siendo una fuente de inspiración para la vida contemporánea. Antigua capital de la nueva Italia unificada (entre 1565 y 1871), sus palacios, esculturas y pinturas son emblemas irrefutables de aquella grandeza pasada, con historias de pasiones ocultas y amores secretos; épocas en las que los ricos comerciantes y banqueros se transformaban en mecenas de artistas e invertían en esculturas, pinturas y en la decoración de las iglesias, mientras el intelecto crecía con un retorno a los filósofos griegos y romanos. ¡Paz y prosperidad! bajo la batuta de los Médicis, en una Florencia que contrataba a los mercenarios para que peleen en las batallas, de manera que los ciudadanos florentinos se pudieran dedicar a acrecentar las riquezas de la ciudad. ¡Paz y prosperidad!, mientras nacían las obras más importantes del Renacimiento en este ciclo de la creación humana con fisonomía propia; un poco antes Dante, Bocaccio y Petrarca; luego Maquiavelo, Benvenuto Cellini, Leonardo da Vinci, el Tiziano, Donatello, Bramante... |