Situado al sur del término de Requena, junto al río Cabriel y lindando con la comarca del Valle de Ayora, formando límite con el término de Cofrentes. Se accede a Casas del Río por las carreteras CV-442 (que parte de la N-330 entre Requena y Cofrentes) y por la CV-443 que viene de Los Isidros (N-322 entre Requena y Albacete).
Partiendo de Requena en dirección a Almansa, a unos cuantos kilómetros existe un desvío a la derecha denominado la Cruz de Cofrentes por el cual transcurre una pequeña carretera de 11 kilómetros, que recorriéndola lentamente y con atención se deleita el viajero mirando con asombro el gran paisaje que va divisando en dirección al río Cabriel, es allí donde se encuentra enclavada la bonita aldea de Casas del Río, entre el término de Requena y Albacete.
Casas del Río está dividida por el río, que con dirección a Cofrentes riega las dos orillas de la aldea, haciendo de sus huertas un vergel, que según cuentan los viejos del lugar en algún tiempo tuvo una cierta importancia en relación con su categoría, disponiendo de serrería y molino que pertenecía a la familia Cuellar, al cual traían el grano de las cercanías para su molienda, incluso se tuvo que construir un puente para el servicio de los vecinos y transporte de caballerías. Al principio del puente se instaló una pequeña caseta en la cual había un hombre dedicado al cobro de peaje a todos los forasteros, pues los únicos que estaban exentos de este pago eran los habitantes de la aldea. También tuvo cierta importancia por ser una zona muy densa en pinadas, y tanto es así que en múltiples ocasiones, cuando cortaban los pinos y los limpiaban eran arrojados al río para que unos hombres con manos hábiles, valentía y buenos reflejos transportaran los troncos a su destino.
Todo el entorno de la aldea constituye un término único, con bosques cargados de vida, con una variada fauna salvaje y parajes tan bellos como La Fuente del Sapo de excelentes aguas y donde habita la cabra montés, o Los Sainetes, con su fuente del mismo nombre, o El Atochar, y tantos otros parajes sin contaminar por la presencia del hombre.
En cuanto a la cuenca propia del río Cabriel, que con sus cristalinas aguas da vida a varias especies de agua dulce: truchas, barbos, lucios, etc., constituye un paraíso para los amantes de la naturaleza viva y dinámica.