La Aristolochia
longa es una planta enredadera de raíces finas y hebrosas, de sus flores
crecen una especie de pequeñas peras con semillas triangulares negras.
Tiene un sabor y olor repugnante. Antiguamente se utilizaba para expulsar
los restos que quedan en la matriz después del parto; también
es bueno para sacar espinas, astillas y enfermedades, al ser bebido con
agua. Esto es lo que pone en el hipertexto y, aunque la Aristolochia es
muy tóxica, es cierto. Es un tónico aromático que estimula
el útero, reduce la inflamación, controla las infecciones
bacteriológicas y ayuda a la curación de heridas. El zumo
de su tallo se usaba antiguamente para inducir el parto, y el de sus hojas
y flores para provocar el aborto. Pero su alta toxicidad puede causar graves
daños en el riñón y derrames en el útero si
es ingerido.
Como he dicho
antes, la Aristolochia se utilizaba para provocar el aborto, y así
es utilizada en Brutal Myths.
Tenemos como
imagen una muy macabra que parece mostrar una forma de provocar el aborto.
El mito germinado
por la planta es que el propósito de una mujer es el ser madre.
Por primera vez
son varias las figuras neolíticas, todas ellas muñecas, encontradas
en la tumba de una niña. Son de color blanco, símbolo de la
muerte.
La mutilación
que responde al mito es el “ser madre”, el rol que tiene una madre educando
y cuidando a los hijos y llevando la casa, e incluso trabajando fuera del
hogar. Aparecen unas viñetas que muestran algunas de las tareas que
debía hacer la mujer “por naturaleza”, y es que se pone en el mismo
nivel el dar a luz y cualquiera de las otras tareas del hogar. Durante mucho
tiempo la mujer ha sido valorada por su habilidad como madre y ama de casa.
No se tenía en consideración su capacidad para hacer otro tipo
de cosas, “cosas de hombres”, como podía ser trabajar y ganar dinero
para la casa, estudiar, ser más que un hombre.
De hecho, la
función afectada por este mito es la vida profesional e intelectual,
que como su sexualidad, se le impone o se le quita a la mujer. La mujer tenía
la obligación de educar a los hijos, hacer las tareas de la casa y
“mantener contento” a su marido; en muchas épocas de la historia, la
mujer ha sido lo más parecido a una criada personal de su marido. Aunque
aún existen diferencias sociales entre hombres y mujeres, la diferencia
es cada vez menor.
Tenemos dos formas
de mutilación actual. La poligamia, que en Francia ha aparecido por
el gran número de población musulmana inmigrante. La poligamia
se practica entre la población musulmana, y es tratada en el Corán,
el cual la permite. El problema surge cuando al inmigrar, los practicantes
de la poligamia, a países con otra cultura, llevan consigo sus propias
ideas, las cuales chocan, en este caso, con las costumbres occidentales. Aunque
se insiste bastante en esconder que es una práctica machista, claramente
lo es, y poco a poco, las propias mujeres musulmanas van reivindicando sus
derechos.
El otro caso actual es el de
John Salvi, que asesinó a dos personas e hirió a otras cinco
al atacar una clínica en la que se practicaba el aborto. Esto ocurrió
el 30 de diciembre de 1994. John alegó que lo había hecho porque
esa clínica conspiraba contra el catolicismo; él estaba totalmente
en contra del aborto. Fue condenado a cadena perpetua, pero meses después
se le encontró muerto bajo la cama con una bolsa en la cabeza, lo que
parecía ser un suicidio.