En el apartado gastronómico de la villa de Paterna destacan de forma muy espacial los dulces llamados “cachaps”, hechos de hojaldre fino que envuelve una crema cuya fórmula es guardad en el más absoluto secreto sede su creación, obra de Benjamín Monrabal Llabata. La diferencia de sabor, respecto de otros hojaldres, estriba esencialmente en que el mismo es como más liviano y casi se deshace en la boca al probarlo.La tradición oral nos dice que con motivo de la celebración del enlace, en segundas nupcias, allá por el año 1923, de José Fabado Pérez (tío Cachapot) con Asunción Sancho Benlloch, para los dulces del banquete encargó pasteles en el horno de Nuestra Señora del Rosario, y fue tal el éxito que alcanzaron en su degustación, que la gente comenzó a solicitarlos, dándoles el nombre de “cachaps”, por ser derivación del mote del novio.
Don Benjamín pasó la fórmula, por vía oral, a su hijo. La mujer de éste continuó junto con su suegro debido al fallecimiento de Benjamín, pero pocos años después decidieron traspasar el negocio al oficial Manuel Sánchez Bravo que venía trabajando con ellos desde 1947, y el cual gozaba de toda su confianza.