LA SOMBRA DEL DEMONIO

    Digamos que la interpretación más fácil de la novela de Dracula sería verla como una alegoría cristiana, en ella nos encontramos frenta a la eterna lucha entre el Bien (Van Helsing, Harker, etc.) y las fuerzas del mal (Drácula), la luz y la oscuridad, o si preferimos Cristo y su eterno enemigo Satanás. Drácula es un príncipe de las tinieblas, siempre cerca del pecado y pervirtiendo a sus víctimas, mientras que sus adversarios representan la virtud, siendo su único fin la destrucción del vampiro al que tanto temen. Así pues la identificación de Drácula con el diablo por parte de Stoker es evidente, por eso es vulnerable a los símbolos sagrados del cristianismo como la cruz, la iglesia, etc. Por otro lado sus adversarios son representaciones de las fuerzas del bien y fervientes creyentes de la fe católica.
    Curiosamente esta interpretación esta mucho más cerca de lo que a primera vista puede parecer con la que me ocupo de explicar en "La materialización de nuestros miedos interiores", puesto que el demonio se convierte en el fantasma más peligroso para el cristiano, ya que en este ser maligno (reflejo de su propio “yo” más temido) se esconden todos sus temores y sus instinctos más bajos que el no desea ver.
     Por supuesto, esa es la interpretación más cristalina y transparente de todas. Pero por suerte para nosotros la novela encierra un sinfín de posibilidades e interpretaciones más interesantes y reveladoras que precisamente la que es a primera vista  más visible, sin quitarle, eso sí, ningún mérito.
 

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                                                Created: 19/01/00 Updated: 19/01/00