Evolución del Esquí
El esquí como deporte y recreación derivó de su uso como transporte. Hasta mediados del siglo pasado se vio limitado por sus primitivas fajas, las que fueron reemplazadas por cintas alrededor del talón de los dos lados del pie. Estas fajas fueron utilizadas recién en 1860 por el noruego Sondre Nordhaim.
Al principio el esquíador tenía que escalar hasta la cima de la montaña para luego bajarla esquíando. Ya en el siglo XX las vías de montaña o los cables carriles aéreos llevaron a los esquíadores a la cima en los Alpes.
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Y en la década del 30 comenzó la introducción de diferentes medios de elevación, desde sogas sujetas a los pies hasta aerosillas. Así el esquíador pudo bajar la montaña esquíando varias veces en el mismo día. Y finalmente las máquinas de nieve artificial llegaron para garantizar la nieve adecuada en caso de fallar el clima. Los esquís más viejos son de Suecia y Finlandia y se cree que son de 4000 o 5000 años atrás. Estos primeros esquís eran cortos y anchos. Inicialmente los esquís fueron un medio de transporte y todavía son utilizados como vehículo en Noruega, Suecia, Finlandia y algunas zonas rurales de los países del Este europeo. También fueron empleados con fines bélicos hasta el siglo XVIII.
El progreso de los esquís también promovió la profesionalidad y favoreció la popularidad del deporte. Los esquís originalmente estaban hechos de una pieza de madera, usualmente de nogal, pero desde 1930 los laminados invadieron el mercado. A mediados de este siglo se acrecentó la velocidad y durabilidad con las superficies de plástico y se hicieron muy populares los esquís de metal con centro de madera o plástico.
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El modelo tipo para todos los esquís surgió con el diseño de bordes curvos de Nordheim, en el siglo pasado. En 1990 los esquís parabólicos y su forma única le permitieron a los novicios y esquíadores intermedios mejorar los giros. A su vez la gran variedad de ceras para pasar en la superficie permitió el profesionalismo en el esquí.
El esquí se convirtió en deporte olímpico en los juegos olímpicos de ese mismo año (1924). En 1936 se le sumaron el esquí alpino y las categorías femeninas. Ya en la temporada 1969-70 el Campeonato Mundial se privatizó y profesionalizó.
Comienzo de Temporada
A finales del mes de noviembre, principios de diciembre, puntualmente, llegan las primeras nieves a España. Es el momento en el que se ponen en funcionamiento un total de veintinueve estaciones de esquí. Puertos y valles cubiertos de nieve e instalaciones en constante renovación con el único objetivo de ofrecer al deportista otras opciones no menos interesantes tras la jornada deportiva. Las estaciones de esquí españolas comparten el privilegio de gozar de excelentes infraestructuras y buenas comunicaciones con las grandes capitales como Barcelona o Madrid. No menos destacable es la oferta complementaria que surge entorno a las pistas. La posibilidad de realizar otros deportes en contacto con la naturaleza, rutas culturales, historia, arte, ocio, singulares pueblos de montaña y una rica gastronomía harán aún más placentera la estancia del esquiador en España.
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En general, todas las estaciones de esquí de la península se caracterizan por su excelente ubicación, buenas comunicaciones y servicios. Instalaciones diseñadas para satisfacer las exigencias de los deportistas antes, durante y después de los descensos. Los aficionados a tan antiguo deporte podrán optar por alguno de los tipos de estaciones de esquí españolas que mejor se ajuste a sus preferencias. Las de mayor dominio esquiable son Baqueira Beret, en los Pirineos Catalanes, y Sierra Nevada, en Andalucía. Otras, de nivel medio se encuentran concentradas en el Pirineo Aragonés: Astún, Candanchú, Cerler, Formigal y Panticosa. El resto se encuentran diseminadas por toda la geografía, son estaciones para los menos exigentes, ideales para largas estancias y para quienes se inclinan por combinar el esquí con otras actividades, turismo y ocio.
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No en vano, las estaciones de esquí españolas recibieron más de seis millones de visitantes en la pasada temporada. Se invirtieron 32 millones de euros en la mejora de instalaciones y servicios, así como en la adaptación para la utilización de las instalaciones por disminuidos físicos. En total, se contabilizan en España 837 kilómetros de pistas balizadas para todos los niveles, 43 rutas con 81 kilómetros de recorridos, 9 Half-pipe y Snowpark para la práctica del snowboard, 152 kilómetros de pistas para el esquí de fondo y un total de 122.144 plazas hoteleras para acoger a los entusiastas del deporte blanco.