SEMANA SANTA |
Organizada por la Mayoralía de la Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, cuyo origen se remonta a finales del siglo XV. El Viernes Santo constituye el día grande de la Semana Santa saguntina, destacando el Vía Crucis desde la ermita de la Sangre hasta el Calvario, en el que se representa la Pasión de Jesús a través de las estaciones que flanquean el empinado camino. Por la tarde se celebra la grandiosa y multitudinaria manifestación de culto que constituye la procesión del Santo Entierro; durante el trayecto de la procesión, la “Vera Creu” es portada por los Mayorales sin tocar el suelo, siendo el Clavario quien se encarga de entrar y salir con ella en la ermita y en los distintos templos de la ciudad. Son características las voces “dels plegaors”, cofrades que, al grito de “Purissima Sang de Jesucrist”, recaban un donativo para la Cofradía, las cometas y tambores así como las peticiones de los más pequeños solicitando el típico “caramelet” a los cofrades que participan en la procesión. Otros actos destacados son los conciertos de música sacra, la subasta de Pasos y Sayones, la procesión del Silencio, el Sermón del Descendimiento y la Misa de Resurrección.
Hasta ahora nada se sabe con certeza respecto a la época y a los motivos. Solamente la noticia de estar establecida ya a comienzos del s. XVI en la sinagoga abandonada por los judíos. Según las teorías más cualificadas, parece ser que entre los s. XIV y XV va extendiéndose cada vez con mayor fuerza por el Occidente cristiano las manifestaciones del tema pasionista. Así, no es de extrañar que el origen de muchas cofradías históricas tenga lugar entre los s. XV a XVII, época de gran fervor religioso unido a un sentido corporativo cuya manifestación principal podemos hallarla en los gremios, cofradías y hermandades. En cuanto a Sagunto concretamente, la entonces pequeña amurallada vila de Morvedre, cabe que prestemos un poco de atención a los últimos años del s. XV y primeros del XVI, período de tiempo en el cual parece que tuvo sus comienzos la Confraria de la Sang. En 1942, Fernando el Católico concedió franquicias especiales a quienes repoblasen la abandonada Judería morvedrina. La repoblación no fue ciertamente muy cuantiosa y tardó mucho más de lo que se pensaba en principio. El barrio antes habitado por los hebreos fue ocupado en parte por el Gremio o Cofradía de Peraires o Teixidors de llí, es decir, menestrales que se dedicaban a la fabricación de paños y telas. Nada tendría de extraño y algo tendría que ver la Cofradía de la Sangre saguntina con los peraires cuando unos cien años más tarde, en 1606, una piedra que había en casa de un tejedor de lino fue trasladada al a nueva Ermita de la Sangre, tal vez por creer los saguntinos de entonces que dicha piedra tendría en significado especial para los cofrades, ya que procedía del edificio primitivo de la Confraria. Pero aún hay más sobre esta teoría. Ocurre que entre los tejedores o peraires existían unos cargos anuales cuyo título era el de majorals. En casi todas las cofradías existentes y conocidas, lo que en Sagunto llamamos majorals o mayorales son llamados clavarios, mientras que en Sagunto Clavari es único, tal como ocurría en determinados gremios o cofradías gremiales valencianas. A todo esto añadamos que los tiempos eran propicios para tales fundaciones, como dijimos antes, gracias al exacerbado fervor religioso del pueblo, y la mejor manera de desagraviar a Jesucristo era implantar en la misma sinagoga judía, ahora ocupada por unos peraires venidos de Valencia y cualificados cristianos viejos, la sede de la nueva Confraria bajo la advocación de la Purísima Sang de Jesucrist. Y añadamos también que una gran mayoría de las cofradías históricas, es decir, aquellas que pueden presumir de añosas, tienen una base gremial evidente. |
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Hasta ahora nada se sabe con certeza respecto a la época y a los motivos. Solamente la noticia de estar establecida ya a comienzos del s. XVI en la sinagoga abandonada por los judíos
Según las teorías más cualificadas, parece ser que entre los s. XIV y XV va extendiéndose cada vez con mayor fuerza por el Occidente cristiano las manifestaciones del tema pasionista. Así, no es de extrañar que el origen de muchas cofradías históricas tenga lugar entre los s. XV a XVII, época de gran fervor religioso unido a un sentido corporativo cuya manifestación principal podemos hallarla en los gremios, cofradías y hermandades. En cuanto a Sagunto concretamente, la entonces pequeña amurallada vila de Morvedre, cabe que prestemos un poco de atención a los últimos años del s. XV y primeros del XVI, período de tiempo en el cual parece que tuvo sus comienzos la Confraria de la Sang. En 1942, Fernando el Católico concedió franquicias especiales a quienes repoblasen la abandonada Judería morvedrina. La repoblación no fue ciertamente muy cuantiosa y tardó mucho más de lo que se pensaba en principio. El barrio antes habitado por los hebreos fue ocupado en parte por el Gremio o Cofradía de Peraires o Teixidors de llí, es decir, menestrales que se dedicaban a la fabricación de paños y telas. Nada tendría de extraño y algo tendría que ver la Cofradía de la Sangre saguntina con los peraires cuando unos cien años más tarde, en 1606, una piedra que había en casa de un tejedor de lino fue trasladada al a nueva Ermita de la Sangre, tal vez por creer los saguntinos de entonces que dicha piedra tendría en significado especial para los cofrades, ya que procedía del edificio primitivo de la Confraria. Pero aún hay más sobre esta teoría. Ocurre que entre los tejedores o peraires existían unos cargos anuales cuyo título era el de majorals. En casi todas las cofradías existentes y conocidas, lo que en Sagunto llamamos majorals o mayorales son llamados clavarios, mientras que en Sagunto Clavari es único, tal como ocurría en determinados gremios o cofradías gremiales valencianas. A todo esto añadamos que los tiempos eran propicios para tales fundaciones, como dijimos antes, gracias al exacerbado fervor religioso del pueblo, y la mejor manera de desagraviar a Jesucristo era implantar en la misma sinagoga judía, ahora ocupada por unos peraires venidos de Valencia y cualificados cristianos viejos, la sede de la nueva Confraria bajo la advocación de la Purísima Sang de Jesucrist. Y añadamos también que una gran mayoría de las cofradías históricas, es decir, aquellas que pueden presumir de añosas, tienen una base gremial evidente. |
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