La fundación de Roma

Se cuenta que Eneas, un refugiado procedente de Troya cuya madre era la diosa Venus, atracó en Italia en el año 1184 a.C. y fundó un reino con sede en Alba Longa. La última de su estirpe tuvo unos gemelos, Rómulo y remo, engendrados por Marte, que fueron amamantados por una loba. Posteriormente, éstos se disputaron el honor de fundar un nuevo asentamiento, siendo Rómulo el que salió victorioso y el que sería coronado rey el 21 de abril del año 753 a.C. Aunque todo resulta un poco inverosimil, el mito conecta en algún punto con los hechos. Actualmente se piensa que los verdaderos orígenes de Roma se hallan en el siglo IX a.C. También se sabe que tres de los siete reyes que sucedieron a Rómulo fueron dirigente etruscos históricos. Estos reinaron hasta el año 509 a.C., cuando los nobles latinos destronaron al último monarca etrusco, Tarquinio, e instauraron una nueva república.

Loba amamantando a Rómulo y Remo





Los primeros años de la República

La república comenzó con luchas internas e intentos de dominar las ciudades latinas vecinas. Una vez conquistadas, los Romanos se ocuparon de los etruscos y conquistaron la ciudad de Veii en el año 396 a.C Durante el siglo siguente, las ciudades etruscas fueron derrotadas o se aliaron a la poderosa Roma, que siguió prosperando bajo una estructura civil controlada por las familias más poderosas, por lo que se perdió su cultura y su lengua. Tras la expulsión de los etruscos, las tribus de los alrededores se aliaron con Roma. En el exterior, obligaban a las ciudades derrotadas a convertirse en aliadas. Estas conservaban su propio gobierno y sus tierras, pero debian facilitar tropas para servir en el ejército romano. El poderío militar de la Repúplica aumentó y muchas ciudades se aliaron voluntariamente para así garantizarse su protección y ser más fuertes frente al invasor.






Muerte de la República
Emblema de Cornelio en una moneda

Hacia el siglo II a.C., Roma se sumió en luchas, motivadas por problemas en el exterior. Las tribus germanas que avanzaban por el norte de Europa en busca de tierras, desafiaban la autoridad romana en estados clientes y atacaron a los galos. El resultado fue la subida al poder de los generales que culminó el el año 82 a.C. al proclamarse la dictadura de Cornelio Sulia. El nombramiento de dictadore con poder para traspasar los limites impuestos a los cónsules erosionó la base republicana de Roma.

En las décadas siguientes el poder fue compartido según la antigua ley, con personajes destacados como Cneo Pompeyo Magno. En el 59 a.C. Pompeyo aupó al consulado a un brillante militar en alza, Julio Cesar, que partió a conquistar la Galia en los años 58-51 a.C. César fue blando con los galos y la región se convirtió en la base de su poder. Los celos de Pompeyo por su éxito llevaron a una guerra civil de la que salío victorioso César. Éste, tras desafiar al senado y penetrar con su ejército en Italia, tomó el control de Roma y se proclamó dictador vitalicio, lo que marcó el fin de la República. César lanzó una serie de reformas. Tanto poder fue demasiado hasta para sus amigos y César fue asesinado en marzo del año 44 a.C.

En los siguientes años, su lugarteniente Marco Antonio y Octavio, su sobrino nieto y heredero, se lanzaron a una guerra civil contra los asesinos. Las cosas se calmaron al tomar Octavio el control de la mitad occidental del imperio y diigrse Antonio a la oriental. Pero al final éste perdió la cabeza por Cleopatra VII y , en el año 31 a.C., Octavio proclamó su Victoria sobre Antonio y la reina egipcia.

Octavio Augusto





Un nuevo orden

Octavio quedó como único gobernante del mundo romano pero no quiso olvidar el trájico final de César y fue con cuidado. En el año 27 a.C. entregó sus poderes al Senado, que enseguida se los devolvió. Cuatro años más tarde legalizó de nuevo su posición, al recibir del Senado el título especial de Augusto. En el año 19 a.C., con el imprescindible control del ejército en sus manos, Augusto tenía asegurada su posicion como emperador virtual de Roma. La nueva era de estabilidad política que siguió con Octavio Augusto permitió el florecimiento de las artes. El gobernante tuvo la suerte de ser coetáneo de los poetas Virgilio, Horacio y Ovidio, así como del historiador Livio. Impulsó las artes plásticas, restauró edificios ya existentes y construyó muchos otros como el Panteón.
Vespasiano

Augusto reino cuarenta años y la estabilidad continuó bajo su sucesor, Tiberio (14-37 d.C) Después, la situación degeneró rápidamente. Calígula (37-45) era un chiflado; Claudio (46-53), poco atractivo pero concienzudo; y Nerón no paraba de hace la vida imposible a todos con su obsesión por lo griego. Con las provincias alborotadas, el Senado incapacitó a Nerón, que se suicidó. La estabilidad volvió con Vespasiano (69-79), que tomó una serie de medidas destinadas a reconstruir el templo del monte Capitolino y levantar un gran anfiteatro en la Domus Aurea de Nerón.






Auge del Imperio Romano

En el año 100 d.C., Roma tenía más de millón y medio de habitantes y todas als galas de una capital imperial. El imperio se extendia desde la península ibérica , la Galia y Britania hasta una línea trazada por los rios Rin y Danubio. Los actuales Balcanes y Grecia estaban bajo su dominio, al igual que otras regiones que llegaban hasta el Mar Negro. Sus legiones ocupaban casi toda la actual Turquía, Siria, Líbano, Palestina, Israel y Egipto. Desde allí una ancha franja de territorio romano recorria el norte de Africa hasta la costa Atlántica del actual Marruecos. El mediterraneo entero era un lago Romano. Trajano (98-117) fue un experimentado general nacido en España que conquistó a los partos y se dedicó con energía al mantenimiento y construcción de carreteras, acuedutos, puentes y puertos. Mejoró el servicio postal e instituyó préstamos y subvenciones para estimular la agricultura.
Adriano se centró en mantener la paz y la prosperidad del Imperio. Los reinados de Antonio Pío (138-161) y del emperador filósofo Marco Aurelio (161-180) fueron estables, pero este último paso catorce años luchando contra los invasores a lo largo del Danubio y en Partia, durante los cuales mermó los recursos del Imperio hasta el límite.

Su inepto sucesor, Cómodo (180-192), consiguió vaciar las arcas imperiales y tuvo que hacer frente a una constante serie de crisis. Durante su mandato se produjo un estancamiento económico en Italia y la Galia, hecho que provocó la consiguiente revolución de los ciudadanos.
Al llegar al poder, el norteafricano Séptimo Severo (193-211) tuvo que ocuparse durante cuatro años de las luchas civiles y luego intervino con mano firme en las finanzas y la defensa.

Séptimo Severo





Declive y caida del Imperio Romano

Para cuando Diocleciano (284-305) se convirtió en emperador único, el mundo habia cambiado. El gobierno autocrático era la norma y los militares ostentaban el poder de hecho.
Los ataques exteriores y las revueltas interiores se habian vuelto parte de la vida imperial. Una nueva e inquietante fuerza religiosa ganaba popularidad. Los cristianos habian sido una minoría inofensiva, pero en estos tiempos difíciles era fácil culparles de los problemas. Aunque las persecuciones en todo el Imperio fueron la excepción, no fueron raras las campañas locales contra ellos.
Constantino I (324-337) dejo de perseguir a los cristianos, se convirtió a la religion monoteísta y les concedió la libertad de culto en el año 313.Poco después fundó en Bizancio un nuevo centro estratégico, Constantinopla, pero siguió colmando de atenciones la capital: Roma. Los sucesortes del emperador estuvieron continuamente ocupados en guerras defensivas. Valentiniano (364-375) y su hermano Valente (364-378) dividieron en dos la administración imperial, de forma que el primero, el más capaz, tomó la mitad occidental. Se conservó la unidad nominal hasta la muerte de su sucesor, Teodosio, en el año 395.
El Imperio de occidente cayó ante la presión de las invasiones bárbaras y dejó de existir cuando el germano Odovacar se proclamó rey. En el 493 éste fue derrotado por Teodorico, que gobernó italia hasta el 526.
El de oriente, con capital en Constantinopla, logró sobrevivir. Cuando Justiniano I (527-565) subió al trono, emprendió una serie de guerras de reconquista para cumplir su sueño: restaurar al gloria de Roma. Tras veinte años había retomado casi toda Italia y llegó a extender el poder imperial hasta las lejanas costas de España. Pero lo ganado no duró mucho. En Roma, la Iglesia de Occidente se asento como poder espiritual secular.




La Roma cristiana y la Edad Media

En el siglo V, los godos y los vandalos invadieron la ciudad, pero el papa Gregorio I logró librar a Roma de la desaparición. Cuatro de las más importantes basílicas de la ciudad fueron construidas durante su mandato, y se enviaron misiones a toda Europa para alentar las peregrinaciones a Roma.

La posición de Roma como centro del mundo cristiano fue consolidada cuando el papa León III se alió con los francos y coronó a Carlomagno como emperador del Sacro Imperio Romano en el año 800. Posteriormente el papado entró en un periodo de crisis del cual no se recuperó hasta que el papa Gregorio VII (1020-1085) estableció en la segunda mitad del siglo XI, la reforma gregoriana, el modelo de administración de la iglesia que iba a guiar las misas y rituales católicos a lo largo de la historia.

Carlomagno





La contrarreforma

La trayectoria de Roma peligró mientras los estados papales luchaban contra las ciudades estado a lo largo de la península de Italia. Clemente V trasladó la corte papal a Aviñón en el año 1309 y la ciudad se convirtió en un campo de batalla entre dos poderosas familias, los Orsini y los Colonna. El papa Gregorio XI volvió a Roma en 1377 y eligió residir en el área fortificada del Vaticano.
Los papas del siglo XV y deprincipios del XVI se dieron cuenta de que la mejor forma de asegurar el poder polític era mediante la reconstrucción de la urbe y utilizaron para ello gran parte de la riqueza que el Vaticano había acumulado.

Mientras la mayoría de la gente vivía en la extrema pobreza, la corte papal reunía a los artistas y arquitectos más importantes del Renacimiento florentino para trabajar en la Capilla Sixtina, San Pedro y otros proyectos.

No obstante, las luchas de poder seguían afectando al papado, y en el año 1527 el papa Clemente VII se vio obligado a refugiarse en el Castel Sant'Angelo, situado al lado del Vaticano, mientras las tropas del emperador Carlos I de España saqueaba la ciudad de Roma. La mentalidad abierta que había caracterizado al período Renacentista dejó paso a la intolerancia y la persecución de intelectuales de la Contrarreforma, ya que el papado decidió recuperar la supremacía sobre la iglesia protestante.
Durante el siglo XVII, los papas y las grandes familias romanas congregaron en Roma a los grandes maestros y artistas del Barroco, quienes con sus obras cambiaron la faz de la ciudad. En el siglo siguiente, estas construcciones atrajeron a numerosos románticos europeos apasionados por su patrimonio histórico y artístico.




La ocupación Napoleónica y la unificación

A lo largo de los siglos, el papado había adquirido provincias en la Italia central, más conocidas como los Estados Pontíficos, con Roma como capital. El poder que se había ido acumulando captó el interés de Napoleón, que invadió la ciudad en 1798. Después de proclamarse rey de Italia en 1805, exigió la abdicación del Papa y tres años más tarde se anexionó a Roma.
Tras la derrota de Napoleón, los nacionalistas Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi encabezaron el movimiento de unificación de Italia.

Camillo Benso, conde de Cavour, se convirtió en el cerebro diplomático del movimiento. Intrigó con los franceses y consiguió el apoyo británico para la creación de una italia independiente. La cruenta guerra de la Independencia Italiana (1859-1861) se libró en el norte de la península. Acabó con la retirada de los austriacos a sus posesiones del Véneto, en el este, y la concesión de Lombardía a Víctor Manuel II de Saboya. Se proclamó entonces un nuevo Reino de Italia. La Toscana se unió a él en 1861 y Venecia fue tomada en 1866. Roma, que seguía gobernada por el papa con el apoyo de los franceses, les fue arrebatada en 1870, durante la guerra franco-prusiana. Entonces fue cuando se completó la unificación italiana y el Parlamento dejó su sede de Florencia para establecerse en Roma.

Camillo Benso





Fascismo y Segunda Guerra Mundial
Benito Mussolini

El malestar social existente al término de la Primera Guerra Mundial facilitó el ascenso al poder del fanático nacionalista Benito Mussolini, el Duce, y su Partido Nacionalista Fascista. En 1929, el Duce y el cardenal Gaspari, en representación de la Santa Sede, firmaron los acuerdos de Letrán, que declaraban el catolicismo única religión de Italia y reconocían al Vaticano como estado independiente.
Ante el implacable avance aliado durante la Segunda Guerra Mundial, la Italia fascista comenzó a debilitarse. Tras la ejecución de Mussolini (1943), el país cambió de bando en la contienda. El referéndum de 1946 abolió la monarquía e hizo que la familia real tuviese que exiliarse.






Los tiempos modernos

Roma fue la Sede de los juegos Olímpicos de 1960. Las dos décadas diguientes se recuerdas por las revueltas encabezadas por estudiantes y trabajadores. El crecimiento experimentado durante la década de 1980 se vino abajo en la posterior, cuando aumentó el desempleo, la lira se debilitó y se destaparon casos de corrupción dentro del gobierno. El nuevo milenio, que coincidió con la celebración del Jubileo 2000, comenzó con una renovación a gran escala de las infraestructuras urbanas y las atracciones turísticas.
En el año 2000 se invirtieron miles de millones en la preparación del Jubileo, que atrajo a unos dieciséis millones de católicos. Se limpiaron iglesias y palazzi, se mejoraron los sistemas de carreteras y de transporte público, los aparcamientos se convirtieron en espacios públicos y los romanos se reorganizaron. Pero estos cambios también han afectado a su infraestructura, y por primera vez, dispone de una información organizada para los visitantes.

Cartel promocional de los Juegos Olímpicos de 1960
Volver a la página inicial