Panteón
El Panteón, cuya majestuosa silueta ha permanecido inalterada tras resistir los usos y costumbres de casi dos milenios desde su construcción, es el edificio de la antigua Roma que se encuentra en mejor estado de conservación y uno de aquellos lugares que se vuelve más fascinante cada vez que se visita.
Ningún otro monumento proporciona una imagen tan vívida del aspecto que debió de tener la urbe en su momento de máxmimo esplendor.

Panteón

Dedicado a "todos los dioses", recibe su nombre de las palabras griegas pan (todo) y theos (dios). Se levanta sobre el mismo emplazamiento en el que el general Marco Agripa, yerno de Augusto, construyó el templo original en el 27 a.C., y aunque fue Adriano el que mandó construir el actual Panteón, entre los años 118 y 125 d.C., el nombre de Agripa también aparece en la inscripción de la fachada.
Esto llevó a que durante años los historiadores creyeran que se trataba del templo original, hasta que excavaciones del siglo XiX sacaron a la luz los restos anteriores.

El interior, solemne e imponente, incita a dedicarse a la arquitectura. Está decorado con columnas corintias y un frontón triangulas que se supone que fue diseñado para ocultar la cúpula. La altura y el diámetro interior alcanzan 43'3 m. y la extraordinaria cúpula, una semiesfera perfecta cuya bóveda es la más grande jamás construída, está considerada todavía el mayor logro de la arquitectura de la Roma clásica.
Una abertura de 9 m en la bóveda, el óculo, permite la entrada de luz, además de representar la unión simbólica entr el templo y los dioses.

Si comienza a llover durante la visita, el viajero observará como el agua cae a raudales formado un círculo perfecto, antes de salir a través de casi invisibles agujeros que los romanos perforaron en el suelo de mármol. El peso de la cúpula es sostenido por arcos de ladrillo insertados en las paredes. los ribetes y agujeros que se observan en los ladrillos indican que antiguamente estubieron cubiertos por paneles de mármol.

Altar en el interior del Panteón

Cada una de las 16 enormes columnas corintias del pórtico proceden de bloques de piedra individuales.
Tras ser abandonado por los primeros emperadores cristianos, el templo fue donado al Papa Bonifacio IV por el emperador bizantino Focas en el año 608 d.C., y se dedicó a la Virgen y a los mártires. Esta fue la primera vez que un templo pagano se convertía en iglesia, lo que lo salvó del deterioro que provocó el derrumbamiento de otras estructuras. Aun así, no estuvo completamente fuera de peligro, puesto que con los años la construcción fue saqueada y dañada.
Detalle Las doradas tejas en bronce del techo fueron extraídas por un emperador bizantino, y en el siglo XVII el Papa Urbano VIII permitió a Gianlorenzo Bernini que fundiera lo que quedaba del techo de bronce del pórtico para luego reutilizarlo en la construcción del badaquín del altar de la basílica de San Pedro y 80 cañones para el Castel Sant'Angelo. Por suerte, conservaron las puertas de bronce originales.


Entre los personajes cuyos restos descansan aquí se encuentran el primer rey italiano Víctor Manuel II y el artista Rafael.



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