ALEJANDRO MAGNO
Busto de
Alejandro Magno
Alejandro III de Macedonia, llamado el
Grande (Alejandro Magno; en griego Μέγας
Αλέξανδρος,
transliterado como Megas Alexandros; Pella, 21
de julio de
Tras la unificación de múltiples ciudades-estado de
Con ello, su dinastía, encarnada en individuos incapaces
o de corta edad, llegó a su fin, y su imperio fue repartido entre sus
generales, los llamados diádocos (sucesores), pero
sus conquistas resultaron en siglos de dominio y colonización griegas sobre
áreas lejanas, conocido como período helenístico, una combinación de las
culturas griega y mesoriental.
Alejandro ha persistido en la historia y mitos tanto de
la cultura griega como de las no griegas. Tras su muerte (e incluso durante su
vida) sus conquistas inspiraron una tradición literaria en la que aparece como
un héroe legendario, en la tradición de Aquiles. También es mencionado en el
libro zoroástr co de Arda Viraf como "el maldito Alejandro", por la conquista
del Imperio y la destrucción de su capital, Persépolis.
Se le conoce como Eskandar-e Maqduni (Alejandro de Macedonia) en persa, Dhul-Qarnayn i (el
de los dos cuernos) en las tradiciones del Medio Oriente , Al-Iskandar al-Akbar en árabe, Sikandar-e-azam en
Urdu e Hindi, Skandar en Pashto,
Alexander Mokdon en Hebreo, y Tre-Qarnayia en
Arameo (el de los dos cuernos), aparentemente a causa de una imagen empleada en
las monedas acuñadas durante su reinado en la que al parecer se le muestra luciendo
los cuernos de carnero del dios egipcio Amón. Sikandar,
su nombre en Urdu e Hindi, también se emplea como sinónimo de
"experto" o "extremadamente hábil".
Hijo de Filipo II, rey de
Macedonia (dinastía de los Argéadas), y de Olimpia,
princesa de
Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas, un
austero y estricto maestro macedonio que daba clases a los hijos de la más alta
nobleza, quien lo inició en los ejercicios corporales. También se encargó de su
educación Lisímaco, un profesor de letras bastante más amable y que se ganó el
cariño del Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo. Sin embargo a los
trece años, pronto fue puesto al cuidado de Aristóteles, que sería su maestro
en un retiro en la ciudad macedonia de Mieza, enseñó
a Alejandro la política, la elocuencia y la historia natural. Sabía de memoria
los poemas homéricos y todas las noches colocaba
Muy pronto (
Se cuentan numerosas anécdotas de su niñez, siendo la más
referida aquella que narra Plutarco Filipo II había
comprado un gran caballo al que nadie conseguía montar ni domar. Alejandro, aun
siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra
y lo montó dirigiendo su vista hacia arriba, hacia el Sol. Su padre le dijo
tras domar a su caballo, Bucéfalo: "Macedonia es demasiado pequeña para
ti". En efecto, Alejandro quedaba libre para empezar la guerra contra
Persia.
Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a
poner en peligro su derecho al trono, (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente hasta la mayoría de edad de su sobrino,
pero se adueñó del trono) le alejó de su padre. Es famosa la anécdota de cómo,
en la celebración de la boda, el nuevo suegro de Filipo
(un poderoso noble macedonio llamado Atalo) rogó
porque el matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la
madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la
nueva esposa de Filipo siendo macedonia daría a luz a
un heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad epirota como
Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara a este último de la
sucesión. Alejandro se enfureció y le echó encima el contenido de su copa,
espetándole: "Y yo ¿qué soy? ¿un bastardo?". Cuando Filipo,
borracho, se acercó a poner orden, Alejandro se burló diciendo
”Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un
lecho a otro sin caerse”. La historia le valió la ira de su padre, teniendo
que huir. Sin embargo, terminaría por perdonarle.
Después del asesinato de su padre en el año
Este momento de aparente debilidad de la monarquía
macedónica supuso que toda
Consolidada así la hegemonía macedónica, Alejandro
teniendo a su disposición un estado consolidado tras las reformas internas de Filipo II, se dispuso a cumplir su último proyecto:
Conquistar el Imperio Persa.
Alejandro tenía la noble idea de liberar a los más de
10.000 griegos que se encontraban bajo poder persa en Asia Menor para que se
unieran al resto del mundo heleno, como era el plan de su padre. Comenzó
entonces por la propia Asia Menor, en donde los persas ofrecieron débil
resistencia, venciendo en
A finales de
Una contraofensiva marítima de los persas en el Egeo, al
mando de Memnón de Rodas y su flota, puso en peligro
a
Alejandro conquistó fácilmente Fenicia, con excepción de
la isla de Tiro, debiendo mantener un largo asedio (de enero a agosto de
En ambas ocasiones el Gran Rey persa escapó huyendo.
Darío fue traicionado por sus nobles y asesinado. Alejandro habría de honrar a
su otrora rival y enemigo y perseguir a sus asesinos.
Los extranjeros que vivían en Persia se sintieron
identificados con Alejandro y se comprometieron con él para venerarle como
nuevo gobernante. En su idea de conquista también estaba la de querer
globalizar su imperio mezclando distintas razas y culturas. Los sátrapas en su
mayoría fueron dejados en su puesto, aunque controlados por un oficial
macedonio que controlaba el ejército.
En el
Uno de sus generales más queridos del último ejército
legado por su padre fue Clito, apodado "El
Negro", al que Alejandro nombraría antes de este incidente sátrapa de
Bactriana. Alejandro, adoptando la costumbre persa de la proskynesis,
pretendió ser adorado como un dios. En un banquete, su amigo Clito, cansado de tantas lisonjas y de oir
cómo Alejandro se proclamaba mejor que su padre Filipo,
le dijo indignado: toda la gloria que posees es gracias a tu padre;
incorporándose volvió a gritarle: Sin mí, hubieras perecido en el Gránico.
Alejandro, que estaba ebrio, buscó su espada, pero uno de
los guardias la ocultó. Clito fue sacado del lugar
por varios amigos, pero regresó por otra puerta, y mirando fijamente al
conquistador, repitió un verso de Eurípides: "Qué
perversa costumbre han introducido los griegos". Alejandro arrebató
una lanza a uno de los guardias y mató a Clito, que
se desplomó en medio del estupor de los presentes. Arrepentido del crimen, pasó
tres días encerrado en su tienda y algunos afirman que hasta trató de
suicidarse a consecuencia de la muerte de su amigo.
Tras muchas peripecias y conquistas, Alejandro había
invadido
A sus treinta y dos años su imperio se extendía hasta el
valle del Indo por el Este y hasta Egipto por el Oeste, donde fundó la famosa
ciudad de Alejandría (hoy Al-Iskandría, الاسكندرية).
Fundador prolífico de ciudades, esta ciudad egipcia habría de ser con mucho la
más famosa de todas las Alejandrías fundadas por el
también faraón Alejandro. De las 70 ciudades que fundó, 50 de ellas llevaban su
nombre.
Con sus acciones extendió ampliamente la influencia de la
civilización griega y preparó el camino para los reinos del período helenístico
y la posterior expansión de Roma. Fue además gran amante de las artes.
Alejandro era consciente del poder de propaganda que puede tener el arte y supo
muy bien controlar la reproducción de su efigie cuya realización sólo autorizó
a tres artistas: un escultor, Lisipo, un orfebre y un
pintor, Apeles. Los biógrafos de Alejandro cuentan que éste tenía en gran
aprecio al pintor y que visitaba con frecuencia su taller y que incluso se
sometía a sus exigencias.
El ejército macedonio bajo Filipo
II y Alejandro Magno consistía de diferentes cuerpos
complementándose entre sí: caballería pesada; caballería ligera; infantería
pesada e infantería ligera.
La caballería pesada la constituían los hetairoi o compañeros formados en escuadrones ilai de 256 jinetes con casco beocio, coraza de
bronce o linotorax, equipados con xyston o lanza de
La caballería aliada tesaliana servía también como caballería pesada, armados y equipados como los compañeros,
presuntamente la mejor caballería de toda Grecia y cuyo deber era proteger el
flanco izquierdo de la falange macedonia. El escuadrón de Farsalia
le servía de guardia a Parmenio. Al principio de la
campaña había 1.800 jinetes tesalios.
Estos a su vez eran suplementados por el resto de la
caballería pesada griega, este contingente aliado era parte de la fuerza con
que contribuyó
La caballería ligera consistía de los prodromoi
o exploradores con casco beocio y sin más armadura, cuyo deber era el de
reconocer el territorio enemigo que el ejército atravesaría, y en batalla se
formaban a la derecha de los compañeros, usaban la sarissa
o pica de los falangistas pero podían ser rearmados con jabalinas para
reconocimiento y exploración.
Los prodromoi a su vez
eran suplementados por la caballería tracia, odrisios y paionios
en su mayoría, armados y equipados con casco tracio o en caso de los paionios con casco ático sin más armadura y blandiendo
lanza y espada.
Alejandro Magno murió a la edad de 32 años, tras caer
enfermo en la fiesta de su amigo Medio. Las teorías que apuntan a la muerte por
ingestión de alcohol no se sostienen, ya que según las fuentes Alejandro ya se
encontraba algo indispuesto al acudir a la velada: el vino, ingerido
íntegramente de su copa de Hércules según era tradición en Macedonia (véase cántharus) no hizo más que agravar su malestar, pero
no lo causó.
Desde entonces abundan las hipótesis al respecto de su
muerte. Teorías actuales señalan como causa a la enfermedad vírica conocida
como fiebre del Nilo. Otra es la de la malaria
derivada en leucemia. Otras apuntan al envenenamiento por parte de sus
generales para apoderarse del Imperio, teniendo como principales sospechosos a Casandro y su copero Yolas,
quienes supuestamente le administraron un veneno en forma de agua putrefacta de
los pantanos cercanos a Babilonia. Otras teorías apuntan a que fue Aristóteles,
el antiguo tutor de Alejandro, quien les facilitó el veneno en venganza por el
asesinato de su sobrino Calístenes. Pero la hipótesis
del envenenamiento es actualmente descartada por la mayoría de los
historiadores. Según R. L. Fox, no existía un veneno capaz de prologar sus efectos
durante más de una semana, ni los autores del crimen querrían arriesgarse
durante tanto tiempo.
Imagen del
sarcófago de Alejandro