Sitio de Gaza
En esa época Gaza era una ciudad importante, cruce
de caminos entre el Mar Rojo, Egipto y Siria. La ciudad se encontraba en la
cima de una colina situada aproximadamente a 2 kilómetros de la costa y
defendida por una alta muralla.
Tras el Sitio de Tiro, las únicas dificultades antes de llegar a la
satrapía de Egipto eran las ciudades fortificadas de Acre y Gaza. Alejandro
Magno no encontró resistencia en Acre con lo que pudo penetrar en Palestina
hasta llegar a Gaza.
El comandante persa de la ciudad de Gaza era el eunuco Batis, que
aprovisionó la ciudad de soldados y víveres para resistir un sitio largo,
intentando cerrar el paso a Egipto y dar tiempo a Darío III para que
reorganizase a su ejército en el Este.
La situación de Gaza en una colina no permitió a los macedonios
utilizar directamente sus máquinas de asedio contra las murallas, por lo que
tuvieron que construir un terraplén en la parte sur de la muralla.
Una vez terminado, empezaron a utilizar los arietes contra las
murallas. Para evitar que los macedonios abriesen una brecha en la muralla, los
sitiados hicieron una rápida salida. Únicamente una intervención personal de
Alejandro evitó que se perdiesen las máquinas de asedio y se destruyese el terraplén.
En esta lucha, Alejandro resultó herido por un dardo en el hombro.
Tras este revés, los macedonios desembarcaron las máquinas de asedio que utilizaron en Tiro y construyeron más terraplenes. Atacando por varios puntos a la vez, los macedonios lograron abrir brechas en las murallas y lanzar ataques por dichas brechas. Los defensores lograron rechazar los primeros ataques, pero la situación se volvió insostenible cuando los hipaspistas lograron abrir las puertas de la ciudad.
Con esta victoria
Alejandro Magno abrió el camino hacia la conquista de la satrapía de Egipto.