LA HISTORIA DE ALFONSINA
Nació en Capriasca, Suiza, en 1892, pero desde los cuatro años fue
llevada a Argentina, país que la acogió con su nacionalidad.
Desde muy niña empezó a trabajar como maestra, haciendo sus primeros
pinos como poetisa bajo el pseudónimo de TaoLao.
Obtuvo importantes premios literarios que la hicieron conocer
ampliamente en todos los países latinoamericanos, destacándose entre
sus obras, «Languidez», «El dulce daño» y «La inquietud del rosal».
Realizó viajes a Europa, en 1930 y 1934, que influenciaron en su obra,
se sumó a este cambio, su azarosa vida amorosa y su lucha por el papel
de la mujer en la sociedad de la época.
Publicó en esta etapa Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol
(1938). Escribe con menos cánones, y con expresión libre y
desprejuiciada.
El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. La
mastectomía le deja grandes cicatrices físicas y emocionales.
Siempre había sufrido de depresión, paranoia y ataques de nervios, pero
ahora los síntomas de enfermedad mental se recrudecen.
Se vuelve recluida y evita a sus amistades.
Los meses que siguen fueron de incertidumbre y temor por la renuencia
de la enfermedad: Alfonsina padece cáncer terminal.
En octubre viaja a Mar del Plata. Desde allí, envía dos cartas: una a
su hijo, Alejandro, y un "Poema de despedida" al diario La Nación:
"Dientes de flores, confía de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme puestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Pónme una lámpara a la cabecera,
una constelación, la que te guste,
todas son buenas; bájala un poquito.
Déjame sola: oyes romper los brotes,
te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases
para que te olvides.
Gracias... Ah, un encargo, si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido..."
Hacia la una de la madrugada del martes veinticinco de 1838 Alfonsina
abandonó su habitación y se dirigió al mar.
Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. Aunque los
biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera,
la leyenda es que se internó lentamente en el mar.
Actualmente se erige un monumento en la costa de Mar del Plata que la
recuerda.