EL CLIMA DE MAR DEL PLATA

El clima de Mar del Plata es templado oceánico, con precipitaciones abundantes durante todo el año y temperaturas frescas. Si hay que hacer una comparación, este clima es similar al del oeste de Europa occidental. Los veranos son suaves y lluviosos, con temperaturas muy agradables (una media de 18/23 ºC) y los inviernos frescos a fríos (temperatura media de 6/7 ºC).

Pese a su imagen más conocida y promocionada de balneario veraniego, el turista que viene a la ciudad busca más bien cambiar el calor extremo de su lugar de origen (especialmente el de la zona metropolitana), por una temperatura más moderada. Esta razón, por otro lado, es la que ha impedido a Mar del Plata competir con regiones donde predomina el clima subtropical o tropical, y las corrientes marinas son más cálidas (Brasil o el Caribe). En efecto, el verano es corto y varias veces el frío (máximas de 14 ºC) se ha hecho presente en el mes de diciembre. No han faltado tampoco madrugadas frías (6 ºC) en el mes de enero, en teoría el de mayor temperatura del año. Los días con temperatura superior a 30 ºC rara vez exceden el número de diez o doce por temporada. La máxima histórica absoluta es de 43ºC, la cual tuvo lugar en enero de 1959.

Las nevadas no son regulares en la zona, siendo especialmente recordadas las que tuvieron lugar en 1975 y 1991. El evento meteorológico se repite cada 15 o más años. La caída y acumulación de nieve es un poco más común en la zona de Sierra de los Padres y en la zona costera sur, donde también las heladas son más frecuentes. El 24 de junio de 2007 se registró la última nevada en la ciudad, si bien el 10 de julio de 2004 se produjo una precipitación de mayor magnitud, pero sin llegar a ser como la famosa del 1991.

Más habituales en otoño e Invierno son las así llamadas Sudestadas, provocadas por la rotación de vientos fríos del oeste que se cargan de aire húmedo en el océano Atlántico, provocando lluvias intensas y mar de fondo. En estos casos la temperatura se mantiene por encima de los 0 ºC, debido a las condiciones de inversión térmica producidas por el paso de la masa de aire a través del mar.