5.
LLEGADOS A EL PUIG
Bajo este epígrafe nos vamos a ocupar de
los que un día fijaron su residencia en El Puig y todavía, en 1999, viven en
él; y para ver las características en género y en edad al llegar de los que lo
hicieron procedentes del éxodo rural o del medio urbano, hemos discriminado dos
grupos en función del momento de la llegada, partiendo de la hipótesis de que
entre 1960 y 1979 lo que predominó fue el éxodo rural mientras que el urbano se
generalizó a partir de 1980.
De los 7.315 habitantes del final de
1999, 3.845 tuvieron otra residencia previa a la de El Puig lo que representa
un 52 % de la población total (Anexo: Tablas y Gráficos 8A). De esos 3.845 sólo 245 llegaron antes de 1960 (6,3 %), 838
lo hicieron en las décadas de los 60 y 70 (21,8 %) y el resto, 2.767, entre
1980 y 1999 (72 %). A la hora de interpretar estas cifras hay que tener en
cuenta que no hacen referencia a la verdadera intensidad de los fenómenos
mencionados ya que, cuanto más nos vamos hacia atrás en el tiempo la
supervivencia hasta nuestros días es menor y también ha transcurrido más tiempo
para que personas que inmigraron a El Puig hayan experimentado nuevas
migraciones. Por ello, los grupos a partir de los 60 años de los llegados entre
1960 y 1979 están prácticamente vacíos dado que la inmensa mayoría de los que
tenían que estar ahí representados ya han fallecido. Así pues lo que nos
interesa es averiguar cómo actuó la selección en sexo y edad de los que
llegaron en cada uno de los periodos de referencia.
Lo primero que podemos observar en los
gráficos porcentuales (fig. 20) es la irregularidad entre
intervalos de edad y entre sexos de los que llegaron entre 1960 y 1979, cosa
que no ocurre en el gráfico (fig. 21)
de los que llegaron en la segunda etapa en el que los cambios de tamaño en los
cortes generacionales son mucho más regulares. En el primero de los gráficos
las diferencias entre los hombres y las mujeres en cada uno de los grupos de
edad a partir de los 40 años pueden presentar sesgos por la mayor longevidad
femenina, sin embargo en los grupos entre 15 y 25 años, en los que la
sobremortalidad masculina apenas debe de haber actuado, podemos entrever uno de
los rasgos selectivos del éxodo rural que afectó más a mujeres que a hombres
jóvenes. No hay que olvidar que las edades de los gráficos se refieren al
momento de la llegada y no al actual. También podríamos aventurarnos a señalar
el mayor tamaño de los grupos de edad entre 20 y 30 años, pese a lo apuntado
con anterioridad, como una evidencia de la selección generacional que
caracterizó al éxodo rural. Por otro lado, el tamaño conjunto de los grupos
entre 30 y 40 años, que podrían ser los padres de los que forman los de 0 a 14
años, es inferior al global de éstos lo cual puede ser un indicativo de que en
la inmigración de esos años las familias jóvenes con más de un hijo tuvieron un
papel importante. Esto también fue muy habitual en el éxodo rural.
El abandono de las
ciudades está motivado por razones objetivas como la mejora de la
accesibilidad, la ampliación del estado de bienestar en áreas periurbanas o
unas particulares situaciones económicas, pero también obedece a razones
subjetivas derivadas de nuevos valores post-materiales, a veces más determinantes, como el deseo de
un escenario vital más natural, menos denso..., es decir, la búsqueda de una
mayor calidad de vida. Cuando se trata de decisiones libres la posibilidad de
tomarlas o no depende en parte de las fuerzas o ánimos de los sujetos, por lo general más grandes
en las personas jóvenes. Esto es quizás parte de la explicación de la regular
concavidad que muestra el gráfico de barras (fig.21) desde
los 30 años hacia arriba, como si el tamaño de los grupos fuera el resultado de
una función matemática donde la edad fuera la variable independiente.
La mayor regularidad en
cuanto a género de los grupos de edad superiores a 30 años de los llegados a
partir de 1980 puede relacionarse con la posición en el ciclo familiar de éstos
en el momento de la instalación en El Puig, es decir, como matrimonios,
acompañados en este caso por menos hijos que en el periodo anterior según se
desprende de los tamaños relativos de los grupos de edad en lo cual subyace el
cambio en el comportamiento de las tasas de natalidad de este periodo. Este es
también un rasgo de las recientes y actuales pautas migratorias desde las
ciudades hacia su entorno rural. El grupo de edad más dinámico o voluminoso es
el que va de los 25 a los 29 años que cualitativamente, por el retraso en la
edad del matrimonio, es el que se corresponde con el de 20 a 25 años de los
llegados en el momento del éxodo rural; serían los solteros, los que
mayoritariamente han venido solos por cuestiones de trabajo o de proximidad a
él, para formar un hogar nuevo o por la escasez y la carestía de la vivienda en
la ciudad de Valencia. En la figura 22 se muestra cómo han llegado
a partir de 1980 en función del tamaño del grupo, teniendo en cuenta que son
datos extraídos de la situación actual del padrón cuando coinciden fecha de
llegada y domicilio, es decir, vinieron y siguen juntos o han abandonado el
primer hogar que han tenido en El Puig y aparecen como llegados individualmente
lo cual pensamos que por el tiempo transcurrido no debe sesgar demasiado los
resultados. Sólo un 22 %
llegó en solitario mientras que
más de la mitad formaban grupos de 3 o más personas, generalmente familias con
hijos e incluso con ascendientes a tenor del porcentaje que alcanza el tamaño
de 5 o más personas.
Las
figuras 20 y 21 son gráficos de barras referidos a periodos de 20 años y por
tanto no manifiestan la verdadera estructura por edades de los
llegados en el momento actual, la cual podemos ver en la figura 23.
En la figura 24 lo que está representado son
las proporciones de llegados en cada uno de los intervalos de edad, lo cual nos
puede dar una idea de cómo han influido los llegados en la estructura de la
población de El Puig.
La pirámide de edad de la población que siempre ha vivido en El
Puig refleja en la forma su reciente historia demográfica, es el resultado de una amalgama de procesos simultáneos. Por un lado,
la urbanización y la elevación de las tasas de natalidad de los años 60-70,
ambos de signo positivo, han provocado los grandes tamaños de los grupos entre
40 y 20 años de edad, que son los hijos de la población autóctona más los de
los inmigrantes del éxodo rural; y por otro lado, la periurbanización y la
extrema reducción de la natalidad de los años 80-90, con signos opuestos, se
evidencian en el menor tamaño de los grupos más jóvenes, por la mayor
intensidad del segundo proceso, aunque esta reducción no es tan marcada como lo que cabría esperar.