SOBRE HORACIOS Y CURIACIOS

 

No sé como empezar a valorar la representación teatral dirigida por Bertolt Brecht, ya que tanto a mi, como parece ser, al resto del público allí presente, nos sorprendió al principio, la puesta en escena al ver una serie de personajes, concretamente a seis, vestidos de payasos y cantando supuestamente canciones con un ritmo y un sentido algo infantil. Al ver esto, los espectadores pensaban o por los menos daba la sensación de que nos habíamos equivocado de obra. Esta sensación pudo haber sido ocasionada por el no haber leído con anterioridad el libro referido a esta obra. Conforme transcurría la obra, nos dábamos cuenta de que trataba la función: sobre dos grupos o dos pueblos, los Horacios y los Curiacios , dirigidos cada uno por sus respectivos líderes, los cuales culpaban al grupo o pueblo contrario, de provocación a una inmediata guerra. Cabe hacer hincapié, en la espléndida labor de cada uno de los seis actores, ya que cada uno caracteriza de manera brillante a personajes distintos de ambos bandos, eso sí, siempre con tono humorístico, lo que hacía tener al público totalmente entretenido y entusiasmado con la obra, como por ejemplo: en una escena uno de los personajes, huyendo de su enemigo de su enemigo, deja la escopeta a una señora que se encontraba en una de las primeras filas de la sala, otra clara demostración en la cual se podía ver una gran compenetración entre actores y espectadores, es en las canciones, donde les ayudábamos a que aparentemente, les resultara más fácil hacer su trabajo, apoyándoles mediante nuestras palmas e incluso tarareando algunas de sus canciones. Una de ellas me llamó especialmente la atención, la cual se daba a entender que al hombre se le ponía un precio como si se tratara de un simple material; ¿de verdad se puede sustituir a un ser humano, como es el hombre, por un insignificante objeto?

Entrando ya en detalles de la escenificación, la obra fue representada sobre un escenario formado por un círculo que aparentaba la típica plataforma de un circo, la cual estaba rodeada de luces que aportaba cierta luminosidad a la escena cuando las demás luces eran apagadas. Sobre dicho círculo, se hallaba una especie tarima de madera sobre la cual habían instrumentos musicales que los propios actores, en otra demostración de poseer una gran destreza, los tocaban. Debajo de la tarima había un espacio cubierto por una sábana que servía de puerta para que los actores entrasen y saliesen de escena sin ningún tipo de problema. En cuanto al vestuario, los seis actores vestían como ya he nombrado con anterioridad, de payaso, es decir el típico maquillaje blanquecino y nariz y mofletes de color rojo, además de que alguno de ellos llevaran una estrafalaria peluca.

Con esta obra, lo que yo creo que nos quiere decir es que la guerra solo trae consecuencias totalmente negativas debido a que el hombre prefiere resolver sus problemas mediante la violencia y no mediante el diálogo. Por este motivo, el director de sobre Horacios y Curiacios , nos quiere hacer ver este negativo y frecuente conflicto desde una perspectiva cómica y positiva.