Partiendo de Cuenca por la N-420 nos encontramos con el primer castillo, en el municipio de Castillo de Garcimuñoz, villa en la que se puede observar su estructura medieval y que conserva casas solariegas con escudos y rejas renacentistas. El castillo fue construído sobre un alcázar árabe y rehecho por el Marqués de Villena en el S. XV. Se conserva todavía la magnífica puerta de acceso frente a la que cayó herido el poeta Jorge Manrique en una de las luchas nobiliarias del S. XV.
En El Cañavate, pueblo de origen romano, nos encontramos los restos de una antigua fortaleza del s. XIV junto a la ermita de la virgen de Trascastillo del s. XVI y de estructura renacentista.
Villanueva de la Jara o San clemente demuestran el porqué de su interés turístico en la cantidad de edificios de corte renacentista castellano.
En el extremo suroeste de Cuenca, y dominando el corazón de la Mancha se encuentra Mota del Cuervo. Coronada por molinos de viento se divisa la tierra del Quijote desde la que se llega a la noble villa de Belmonte, sin duda uno de los grandes conjuntos urbanísticos de la provincia; nos referimos por supuesto a su castillo que se conserva en su totalidad y se eleva orgullosamente recreando el espíritu renacentista. La villa natal de Fray Luis de León, Belmonte, posee uno de los recintos amurallados que mejor se conservan en la provincia de Cuenca. El recinto amurallado junto con la muralla y las puertas comunica la villa con el castillo, mandado construir por Don Juan Pacheco. El Castillo, mezcla de lujoso palacio y recia fortaleza, posee artesonados policromados en colores vivos y con motivos geométricos y florales. La habitación del señor es el reflejo del lujo y belleza del castillo, ya que cuenta con una cúpula giratoria adornada con cristales de colores y sonoras campanillas de plata. El castillo además de su gran belleza, era sólido fortín preparado para sostener importantes y duraderos asedios.