Tras la puerta ves a Tomás. Ha venido a preguntarte si puede ayudarte en algo.
– Es justamente la persona a la que iba a buscar – comentas – . Sí, sí que puede ayudarme, Tomás. Sabemos que el asesino cortó el suministro eléctrico para que nadie pudiese verlo cuando subió al despacho del señor García. Le estaré muy agradecido si me conduce a la caja principal de los fusibles. Tal vez veamos alguna pista.
Bajáis a la bodega y examinas la caja de los fusibles. No ves nada extraño. Tomás te cuenta que él fue el primero en bajar para volver a dar la corriente eléctrica.
– ¿Y luego qué hizo? ¿Qué le llevó a ir hacia la biblioteca y descubrir el cadáver al otro lado de las ventanas?
Tomás se encoge de hombros. – En realidad, no lo sé. Supongo que la costumbre. Siempre que se desconectaba el fusible principal había un cadáver en la biblioteca. Eran asesinatos simulados, claro. No me esperaba encontrar un cadáver de verdad esta vez.
Tras esto, crees que ha llegado el momento de empezar a interrogar a los sospechosos.
Decides hablar primero con el obispo. Como ya has conversado con él, será más fácil. Te cruzas con él en uno de los pasillos y le preguntas qué hizo después de hablar contigo. Te cuenta que fue directamente a su habitación a completar un rompecabezas, hasta que se apagó la luz. En ese momento se tumbó en la cama esperando a que volviera. El obispo te da las llaves de su habitación para que investigues en ella. Cuando estás a punto de abrir una de las camareras del hotel corre nerviosa hacia ti.
– Tú eres quien está investigando el crimen ¿verdad?. Bueno creo que vi al asesino. O a la asesina. Solo atisbé una silueta oscura, pero pude ver lo suficiente para saber que esa persona era de una altura media, entre metro setenta y metro stenta y cinco. Bajaba sigilosamente del tercer piso cuando el hotel estaba a oscuras, debía ser el asesino porque allí está el despacho del señor García.
Genial, consultas las fichas de los sospechosos y te das cuenta que la camarera te ha dado una pista muy importante. ¡Ya puedes descartar a uno de los sospechosos!
Entras en la habitación del obispo y echas una ojeada rápida. Sobre un escritorio ves el rompecabezas a medio completar. Desde luego, en eso te contó la verdad.
Pero sigues sin saber si el obispo es inocente o no. Tras inspeccionar la habitación, cierras la puerta y sales al pasillo.