por Raquel Durá La tendencia natural es a pensar que mientras más, mejor. Más dinero, mejor. Más bienes, mejor. Más vacaciones, mejor. Hasta tenemos dichos populares como “más vale que so-sobre…” Sin embargo, si en algo deberíamos lograr consenso hoy es en que no siempre más es mejor. En materia de educación, los recursos se han ido aumentando año a año y no ha sido mejor. Ha habido aumento de cantidad pero no de calidad. Más niños tienen la posibilidad de asistir a un establecimiento educacional, pero no sabemos si son más, menos o igual número de niños los que aprenden. Peor aún resulta darse cuenta que colegios con muy bajos recursos hacen las cosas bien y tienen resultados muy por sobre la media y otros, cuyos ingresos aumentan año a año, no mejoran su rendimiento. No siempre más es mejor. Por otra parte, cada vez pagamos más impuestos. Ni siquiera ha habido un cambio sustancial que nos enorgullezca y haga estemos contentos, o al menos neutros, ante la política tributaria del gobierno. Peor aún sabiendo que el IVA afecta principalmente a los más pobres, que al fin y al cabo son los menos beneficiados con las políticas actuales. No siempre más es mejor. Asimismo, cada vez que hay un problema se propone una ley para darle solución. Soluciones “parche” que parecen ser una especie de “tranquilizador de masas”. Parece que sacar más votos no es, en ningún caso, garantía de un gobierno mejor. |