Sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando Cristóbal Roig se trasladó a una granja cerca de El Puig y conoció a Pedro Muñoz, un cartujo ermitaño, y decidió financiar la construcción de una cartuja.
El momento más traumático en su historia fue en 1808, durante la batalla de Valencia a principios de la Guerra Peninsular. La cartuja fue saqueada por las tropas napoleónicas y muchas pinturas y adornos fueron robados.
En 1996 fue declarada por el Gobierno Valenciano Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento.
En la actualidad alberga un gran complejo deportivo y hostelero.