La sociedad egipcia se presenta como
enormemente jerarquizada y con elevados grados de dependencia, entre el extremo
más alto, el del faraón, hasta el más bajo, los esclavos, generalmente
prisioneros provenientes de las guerras con otros países. Incluso se llega a
decir que la sociedad egipcia se dividió en dos clases: el faraón y el resto,
ya que todo el resto personas, bienes, tierras, le pertenecía, al ser la
encarnación de los dioses en la tierra y el señor del alto y bajo Egipto. Pero
entre los dos extremos que hemos citado más arriba, existían otras muchas
consideraciones: desde los altos funcionarios, verdaderos “faraones” del
territorio sobre el que gobernaban, hasta artesanos y campesinos que pagaban
sus impuesto y gozaban de una cierta independencia e incluso de bonanza si la
economía atravesaba una de sus etapas de expansión.
EL FARAÓN: representante del dios Horus en la
tierra y el enlace entre los dioses y los hombres. Se observa una teoría dual
de la monarquía, como gobernador del Alto y el Bajo Egipto, por eso el monarca
se representa con dos coronas: la blanca del sur y la roja del norte.
SACERDOTES: se dedicaban a ofrendar a los dioses, a cambio
recibían tierras e ingresos. En templos como el de Karnak hubo una gran
plantilla dedicada exclusivamente a esta labor, y ejercían gran influencia
sobre el faraón y las clases dirigentes, pero probablemente no es hasta el
Imperio Nuevo cuando la dedicación exclusiva se generaliza. Normalmente era el
faraón quien designaba quién estaba al frente del templo, pero a finales del
Imperio Nuevo los cargos se hicieron hereditarios en muchos casos. Tenían
escuelas para preparar a los jóvenes para el sacerdocio, generalmente
provenientes de familias nobles. Recibían los ingresos de las ofrendas de los
templos y de los trueques.
EL CLERO DE AMÓN: las primeras alusiones al clero de
Amón se encuentran en la XII Dinastía, y era dirigido por un gran sacerdote
llamado “el primer profeta de Amón”, que contaba con alto clero y un bajo clero
como asistentes. Un amplio personal femenino acompañaba a los sacerdotes: eran
las cantoras y las esposas del dios. La reina tenía el título de divina adoratriz.
Los sacerdotes de Amón estaban entre los más ricos, lo que favoreció su poder.
EJÉRCITO: el ejército regular no será una realidad hasta el
Imperio Nuevo. Hasta entonces, si el rey necesitaba tropas debía recurrir a la
ayuda de los nomarcas, que gobernaban en los nomos, la demarcación territorial
egipcia. Las tropas regulares estaban en Nubia. En tiempos de Horemheb ay
documentación que habla de guarniciones situadas en el Delta y en el Bajo
Egipto. Ramsés II llegó a tener cuatro ejércitos bajo la protección de los
cuatro grandes dioses de Egipto. Los hicsos introdujeron la utilización del
carro como arma de guerra, que tiraban dos caballos y montaban un conductor y
un guerrero. La infantería se organizaba en compañías de entre 200 y 500 hombres,
cada veinte compañías era una división. Socialmente, los militares eran
considerados privilegiados, estaban bien situados económicamente porque
participaban de los botines y de donaciones de terrenos. Egipto también tenía
marina, pero de este extremo hay menos documentación.
Muro Norte de la sala hipóstila de la Capilla de Hathor del
Templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari. Detalle del registro inferior con
una representación de soldados egipcios marchando con armas, estandartes, abanicos
y ramas de arbustos, acompañando la procesión de la diosa Hathor
LA ADMINISTRACIÓN: un territorio de enromes dimensiones debía estar
rígidamente centralizado a través de una red de funcionarios que se encargarán
de procurar que se mantuviera unido, tanto a nivel económico como social. Los
visires eran los más altos funcionarios, uno vivía en el norte, en Heliópolis,
y otro en el Sur. Por debajo de ellos, una red de gobernadores de nomos y
condes. Además existían otros que cumplían las funciones de mensajeros, y se
encargaban de mantener la cohesión con el resto de nomos. Los funcionarios
vigilaban y recaudaban la hacienda pública, eran una clase privilegiada.
LOS ESCRIBAS: se dedicaban a la escritura de documentos de todo tipo: literario,
religioso, histórico, administrativo, judicial... Había escuelas de
escribas que permitían el acceso a todo aquel que los solicitaba, a pesar
de la jerarquización. En una gran fosa de la aldea de trabajadores de Deir
el Medina, se han encontrado grandes cantidades de ostraca, un material que
se utilizaba para hacer pruebas, y que han proporcionado valiosa
información sobre la procedencia plural de quienes sabían escribir, sobre
sus modos de vida, y sobre sucesos como la primera huelga de la historia, que
se comenta más adelante.
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LOS ARTESANOS: trabajaban para el faraón o para los grandes
templos, en amplios talleres bajo la supervisión de un superintendente, un
cargo que generalmente era hereditario. La artesanía debió ser muy importante,
tanto para objetos suntuarios como de primera necesidad: había carpinteros,
escultores, vidrieros, tejedores, pintores, albañiles... que debían trabajar
unas ocho o diez horas al día, y ocho días de cada diez, según la semana
egipcia.
LOS TRABAJADORES DEL FARAÓN: la política de obras públicas de los
faraones obligaba a mantener a un gran número de trabajadores. Uno de los
ejemplos más llamativos será la concentración de estos trabajadores en el
poblado de Deir el-Medina, del que hablaremos más adelante. El régimen
alimenticio de los trabajadores solía estar compuesto de pan, carne de buey,
ternera, gacela aves y todo tipo de verduras, además de vino, leche y cerveza.
Trabajaban ocho días de cada diez, y los vigilaban escribas, funcionarios y el
clero. Muchos de los obreros eran dueños de sus propias casas, y podían
ausentarse del trabajo por enfermedad, celebración de la fiesta de la madre o
discusión con la esposa. Tenían incluso un tribunal de obreros que dirimía los
asuntos que los enfrentaban. Los salarios se pagaban en víveres y puntualmente,
y cuando no sucedía se producían huelgas. Parece que los trabajadores del
faraón tenían unas condiciones privilegiadas de vida frente al resto de
obreros.
LA
PRIMERA HUELGA DE LA HISTORIA: se produjo en tiempos de Ramsés III, de la XX Dinastía, nieto
de Ramsés II, el Grande. Se conoce su existencia por el Papiro de la Huelga de
Turín. Los obreros del Valle de los Reyes eran empleados del faraón y
trabajaban ocho días de cada diez de la semana egipcia. Cobraban un salario
generalmente en especie, y vivían en la aldea de Deir el Medina, junto a
artesanos y escribas. Durante los días de trabajo, no podían abandonar la
tumba, excepto en festividades o por orden del patrón, y como medida de control
se pasaban largas listas cada día. Los salarios se pagaban por adelantado, a
principios de mes. Aunque en esta época del Imperio Nuevo fueron frecuentes los
retrasos. Se han encontrado ostracas que narran como las raciones comenzaban a
llegar tarde, e incluso manipuladas. Y el hambre les hizo tomar la decisión:
los trabajadores se amotinaron, abandonaron su trabajo y se encaminaron hacia
los templos para entrar a la fuerza y reclamar su pago. Y lo consiguieron, pero
al poco tiempo el retraso se repitió, y con él, las huelgas. Coincidió la
segunda huelga con la visita del visir Ta. Consiguieron entonces raciones
completas, pero se les advirtió que si volvían a los paros serían castigados.
La situación de las siguientes generaciones, bajo el mando de los sucesores de
Ramsés III, no mejoró, y tuvieron que volver a movilizarse. Aveces los paros
duraban solo días, otras semanas e incluso meses. Casi siempre eran por motivos
económicos y no por las condiciones de trabajo. Las últimas noticias de estas
movilizaciones son del reinado de Ramsés
Camino
de Deir el-Medina
XI, poco
antes de desaparecer esta aldea de trabajadores.
LOS CAMPESINOS: entre julio y octubre se
producía la inundación del Nilo, que permitía el desarrollo de la agricultura
en Egipto. Cuando terminaba, se preparaban las tierras y se marcaban las
lindes para evitar pleitos. El arado de las tierras se hacía a través de
vacas u hombre. Después la siembra de espelta, lino y cebada. Se adecuaban
los canales de agua para las tierras más alejadas del Nilo. La cosecha
solía ser vigilada por los inspectores de impuestos, y los escribas tomaban
nota de cuanto se producía y el grano que quedaba almacenado en los silos.
También fueron muy frecuentes los productos de regadío.
Segadores egipcios
MÚSICOS: era frecuente que bailarines y músicos actuaran en
las fiestas del rey, y también en público durante festivales y celebraciones.
SIRVIENTES: En las casas más adineradas muchas mujeres
trabajaban como sirvientas domésticas.
ESCLAVOS : nunca fueron numerosos, y casi desaparecieron
durante el Imperio Nuevo. Generalmente eran extranjeros, capturados en las
guerras. Podían ser comprados y vendidos como ganado, pero también existía la
posibilidad, y se dieron casos, en los que finalmente acabaron arrendando
tierras y comprando su libertad.
LA MUJER EN EL ANTIGUO EGIPTO: Sobre la labor de la mujer en la
antigua sociedad egipcia hay interpretaciones si no contradictorias, sí
bastante distantes. Todas parten de la base de que la igualdad jurídica
entre hombres y mujeres existía en Egipto, pero difieren en la
interpretación de la realidad práctica. Mientras hay quien atribuye a la
mujer un poder en la sombra casi equiparable al de los hombres, no solo en
la política, también en los oficios y en la vida cotidiana, hay quien
señala que en realidad la igualdad jurídica quedó solo sobre el papel, y la
mujer pasaba gran parte de su vida sometida al padre, al marido, al hijo.
Cabeza de mujer
En la visión
positiva, encontramos por ejemplo un artículo de Laura di Nobile Carlucci, que
explica que aunque las mujeres empezaban a estar destinadas al matrimonio
cuando sus hermanos comenzaban a instruirse, hubo muchas féminas que por
interés propio o por circunstancias familiares sí tuvieron acceso a una
formación básica, y a veces no tan básica. Por ejemplo habla de
representaciones de objetos de escritura en las tumbas que aparecen junto a las
mujeres, y habla de la ejecución de profesiones liberales, como medicina y cirugía,
labor que ejercitó en el Imperio Antiguo la dama Peseshet, "directora de
las doctoras". También se emplearon muchas mujeres como nodrizas, y como
coordinadoras de los talleres textiles, pero esto sobre todo a partir del
Imperio Nuevo. Según esta autora, que se basa en Fischer, llegaron a ser
también inspectoras del tesoro, de ritos fúnebre o responsable de los
cementerios, entre otros oficios. En el imperio Medio la situación se contrae y
la mujer queda reducida al ámbito doméstico, lo mismo ocurrirá en el Imperio
Nuevo, a excepción de algunas mujeres de negocios" que se convertían a
esta situación a veces tras una viudedad, porque la legislación egipcia les
daba potestad para negociar, vender, comprar e incluso reclamar si consideraban
que habían sido engañadas en alguna herencia.
Una visión bien
distinta es la que ofrece Stephen Quirke, en Cultura y arte egipcios, en el que asegura que, a pesar de la
igualdad jurídica, la mujer siempre ocupó un lugar estrictamente secundario en
la sociedad egipcia. Afirma Quirke que la exclusión empieza al nivel más alto,
con el rey, y con la exclusión de las mujeres del trono. Respecto al caso de la
reina Hatshepsut, pone el acento en el hecho de que ella misma siempre quisiera
ser representada como hombre. Añade que no existe ningún nombre que designe
“reinas2 o “princesas” solo “esposas del rey” o “hijas del rey”. Aún cuando
eran deificadas, siempre se presentaban como complemento a un dios central, de
carácter masculino. Además el hombre podía tener varias esposas, mientras la
mujer se debía a un único marido. Siguen las diferencias en las casas, con un
área claramente diferenciada para la mujer y los niños, compuesta por el
espacio para producir la comida y los cuartos de dormir, y una masculina,
destinada a la recepción de huéspedes. La mujer también estaba excluida de la
mayoría de talleres, excepto de los textiles, y les estaba vetado usar armas y
utensilios como cuchillos. En el Imperio Nuevo, incluso, desaparecen las
representaciones de mujeres en los talleres, que sí se daban en el Imperio
Medio. Respecto al caso de Peseshet, Quirke afirma que sus representaciones
responden más al estatus de su marido que al suyo propio. Eso sí, reconoce el
autor la plena autonomía legal y económica, de manera que está documentado como
las viudas vendían sus propiedades, o como reclamaban herencias si pensaban que
no se les daba lo que les correspondía, y también señala que posiblemente
muchas mujeres sabían leer y escribir, a juzgar por el elevado número de sellos
encontrados que les corresponden.
EL MATRIMONIO: la edad para casarse solía ser de unos veinte años
para el hombre y de 15 a 18 para la mujer. Se necesitaba el permiso del padre,
después del cual se redactaba un contrato en términos de igualdad, para
sancionarlo no hacía falta ninguna ceremonia. Existía el divorcio cuando una de
las partes era repudiada por la otra. En cualquier caso, el marido debía
mantener a la ex esposa, y el adulterio era castigado con la muerte, sobre todo
si lo cometía la mujer.
LA INFANCIA: hasta los tres o cuatro años, los niños eran
alimentados y educados por la madre o la nodriza, y existen numerosos
testimonios de que la mortalidad infantil era muy elevada, casi al mismo
porcentaje que la de las personas ancianas. En general los niños iban desnudos,
al menos ellas hasta la pubertad, ellos quizá un poco más, aunque se cubrían si
se producía un cambio a la baja de las temperaturas. Su tiempo libre lo
ocupaban con juegos, pero en buena parte con animales al aire libre, de hecho
la mayoría de los juguetes también eran reproducciones de animales de madera,
incluso hubo una fabrica de muñecas en Kahun. También ejercitaban la gimnasia,
aunque esta actividad separaba a niños y a niñas.
La educación: a los cuatro años los niños y las
niñas de la clase media y baja comenzaban a colaborar en las tareas domésticas
o del oficio. En el imperio Antiguo no existían escuelas regulares
generalizadas, al parecer solo una en la corte, y la educación dependía de
alguien mayor que les aleccionara en los saberes básicos, aunque como hemos
comentado más arriba, buena parte de la población no sabía ni leer ni escribir.
En el Imperio Medio se generalizaron las Casas de Instrucción, asociadas con
palacios reales y con templos. Incluso existían Misceláneas Escolares,
una especie de manuales de los saberes básicos. Para las mujeres que podían
acceder a esta formación, se les daba el mismo trato, aunque eran escasas las
que llegaban a poder obtener una formación, porque cuando sus hermanos
comenzaban a aprender, era el tiempo para ellas de empezar a pensar en el
matrimonio. Las escuelas de la nobleza tenían una severa disciplina y se
aplicaban los castigos corporales.
LA CASA EGIPCIA: las ciudades y los pueblos se situaban en las
cercanías del Nilo, en ocasiones a distancias considerables sobre montículos,
en ambos casos se intentaban evitar los efectos de la inundación, pero también
estar lo suficientemente cerca como para poder aprovechar la fertilidad de las
tierras tras la crecida. Las construcciones eran de adobe, y sólo en los
grandes templos y en las construcciones funerarias se utilizaba la piedra.
Cuando una casa caía, el adobe era utilizado por los agricultores como abono.
La casa
egipcia se constituía a partir de un patio, eran de dimensiones amplias, lo
que hace pensar que en ellas habitaba un elevado número de personas. Eran
de planta cuadrada, con un espacio central. La clase social se evidenciaba
en el número y la amplitud de las estancias, pero la estructura era la
misma. Incluso en algunas casas de Tell el –amarna se han encontrado
cuartos de baño, junto a la habitación principal, separados por un muro
bajo recubierto de caliza, con una zona de baño y un retrete que era un
asiento sobre una vasija rellena de arena. En el techo de la casa se
situaba la azotea. Algunos miembros de grandes familias tenían casas de
recreo a las afueras de las ciudades. Los restos de mobiliario que nos han
quedado son escasos y corresponden a las clases más altas, con taburetes,
sillas y camas realizada en madera. El ajuar era de lino y utilizaban unos
reposacabezas para dormir. También se han encontrado algunos pies de
lámparas Taburete egipcio
Las imágenes y los
textos de este trabajo están tomados de las siguientes páginas web:
egiptologia.com
artehistoria.com
lander.es
analitica.com
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