H  U A  G  D

 

  Por José Rodrigo Alfonso

La Sanidad en las Legiones de Roma 

Antecedentes

Los cuidados a los heridos existen desde que los hombres se han agredido entre sí, y esto se remonta a la noche de los tiempos.

         En la Grecia de Homero se desconoce el aprendizaje sistemático de la medicina. Existe la creencia  que la enfermedad y la muerte pueden ser designio de los dioses, y por tanto éstos también pueden curar y salvar. Dentro de la mitología griega son Apolo y Artemisa los que lanzan flechas a los mortales produciéndoles la enfermedad y la muerte.

         Todos estos conocimientos nos vienen de la Iliada y la Odisea y allí se recoge que las mejores medidas para prevenir la enfermedad son una vida sana y el ejercicio corporal, y la higiene corporal se encuentra dentro de ellas. Cuando son heridos los guerreros se curan ellos mismos y se ayudan mutuamente. El rito mágico de conjurar la herida es una de las medidas terapéuticas empleadas, aunque ya se conocen y utilizan algunos fármacos. Esto se acompaña de la utilización de amuletos, talismanes y la adivinación que tienen un significado mágico.

Posteriormente se recurre al culto a e invocación a Asclepio, hijo de Apolo, en casi todos los países del Mediterráneo,  como defensor contra el mal. No voy a entrar en el desarrollo de la medicina griega con los conceptos filosóficos de Aristóteles y los estudios de Hipócrates que llevan a dicha medicina a su apogeo y cuyos conocimientos serán utilizados durante siglos.

 Pero de los conocimientos existentes no podemos afirmar que hubiera una organización sanitaria como tal.

Dentro del mundo romano y a partir del siglo II a.C. surge una fuerte oposición contra la expansión de las escuelas médicas griegas y contra la medicina fundamentada en principios teóricos. En Roma se siguen las antiguas prácticas médicas a base de o prácticas religiosas y viejos remedios caseros. Se considera la formación del médico como se realiza en Grecia innecesaria, ya que cualquier aristócrata romano inteligente con una cultura general media está por encima de un teórico griego. De ello se deriva que la actividad médica la realizan los esclavos, muchos de ellos griegos, pero sólo en los ciudadanos acomodados, ya que en las fincas rústicas es el pater familia el que suele atender a la familia e incluso recomienda los remedios para la servidumbre.

Todo lo anterior no es óbice para que a partir del siglo II a.C. se produzca un reconocimiento y por tanto un florecimiento de la medicina en Roma. Durante la República los médicos eran inferiores socialmente y se convertían en meros recopiladores y ordenadores de los métodos curativos existentes, En el 117 a.C. el emperador Adriano liberó a los medici del pago de los tributos municipales y del servicio militar. En el S I. a.C. el autor Plinio el Viejo describe que algunos médicos han alcanzado un importante bienestar económico. A partir de entonces encontramos referencias a “médicos famosos” en Roma entre los que se encuentran Plinio el Viejo (23-79), Aulio Cornelio Celso (S. I.), Pedanio Dioscórides de Anazarba (S. I.), Escribano Largo (S. I.), Antilo (h.100), médico griego en Roma., Ateneo de Atalia (h. 100), médico griego, Sorano de Efeso, ginecólogo griego en Roma (98-138), Galeno (129-199), y Areteo de Capadocia (h.150).

 

La República

            Durante la República no existe organización sanitaria como tal dentro del ejército y los legionarios son abandonados a su suerte, como ocurría con los ejércitos griegos, o al cuidado de sus compañeros. Los heridos son tratados con sus propios conocimientos o los de sus compañeros y ello explica el gran número de bajas, sobre todo cuando son derrotados, ya que o mueren rematados por los enemigos o son abandonados y no pueden ser asistidos por éstos . En esta época en algunas ocasiones son atendidos por los médicos personales de los generales y jefes militares que les acompañan en estas campañas y que volvían con ellos a sus casas como médicos particulares al acabar éstas.

         La secuencia de curación consistía en una primera asistencia por el propio herido con el botiquín propio que contenía algunas hierbas o ungüentos, y si no era posible los compañeros al acabar la batalla lo trasladaban a las tiendas campamentales para atenderlos allí y esperar su recuperación

         Es a partir del S. I a.C. cuando empiezan a aparecer las tiendas campamentales para el cuidado de los heridos y su traslado posterior a retaguardia. Después de la asistencia por los compañeros o los médicos cedidos por los jefes militares eran trasladados en las primeras campañas a Roma, ya que éstas no se realizaban a gran distancia de la urbe. Posteriormente y con la lejanía por la expansión se acomodaban en casa particulares de la retaguardia. Es también a partir de este siglo y sobre todo de la campañas de César cuando se aprecia una especial preocupación por el cuidado de los heridos, y empiezan a aparecer las primeras menciones escritas de médicos militares, como en Cicerón.

Legiones Imperiales

Augusto cuando llega al poder realiza una profunda reorganización del ejército y en ella tiene cabida una pequeña estructura sanitaria. Es obligación a partir de esta fecha del jefe militar preocuparse del cuidado y restablecimiento de los heridos, que comienza con un médico y que luego aumenta a una estructura más compleja que se irá desarrollando progresivamente.

          En las legiones imperiales el sistema sanitario dependía del Prefecto Castrorum. De él dependen el Valetudinario u Hospital Militar, el primero del que se tiene constancia es el de Haltern cerca de Alesia en el 14, el servicio sanitario y el veterinario

         Dentro de estos Valetudinarios los cuidados los llevaban a cabo los miembros del servicio médico de la Legión. Una vez fuera de peligro utilizaban las instalaciones para mejorar su recuperación con el descanso, el aire fresco y el sol. Normalmente existía uno de estos complejos por campamento romano, y esto se fue extendiendo conforme las unidades estacionadas en los Limes se hacían más estáticas. Si se creía conveniente se podía enviar a alguno de los convalecientes a otros lugares como balnearios para completar su curación.

         Con augusto se establecen una serie de categorías médicas cada una con sus funciones delimitadas. Las condiciones del personal variaban si se trataba de un “medicus” o de un asistente sanitario. Los médicos estaban considerados como inmunes, es decir libres de las obligaciones y trabajos de los soldados, su tiempo de servicio variaba pudiendo ser muy corto, o largo según el contrato que acordaban, y a diferencia de los legionarios se podían casar durante el tiempo de servicio. El médico jefe estaba asimilado al rango de oficial o centurión, y el resto de los médicos eran suboficiales, un rango ligeramente superior al de simple soldado. En cuanto a la paga era de categoría de duplicarii, es decir el doble de un legionario.

         La labor del médico en la legión empezaba con el reconocimiento de los reclutas antes de su ingreso en el ejército, y el control y revisión de los heridos concediendo las licencias por enfermedad si ello era necesario. También colaboraban en la educación de los legionarios para el cuidado de su propia salud y prevención de enfermedades.

         La enseñanza no era teórica, sino que aprendían con la práctica, sobre todo observando a los médicos veteranos y adquiriendo experiencia.

         En cuanto a la organización el jefe médico era el medicus castrensis o castrorum y su misión era de coordinar al resto de los médicos de la legión. Luego nos encontramos con los medici cohortis, uno por cohorte asimilados a suboficiales especialistas, es decir 10 por legión. Subordinados a ellos estaban los milites medici o soldados médicos, que no eran tales, sino simples legionarios con algunas aptitudes y que habían demostrado capacidad para tratar los heridos y  alguna práctica quirúrgica. Otra categoría era la de los medici ordinarii que acompañaban a la legión cuando salía en marcha junto a la impedimenta, y eran los encargados de atender a los heridos y realizar las curas para su traslado posterior a las tiendas campamentales o a los valetudinarios.

         Junto a todos los anteriores había algunos médicos especializados como los medicus clinicus, medicus chirurgicus o medicus ocularis. También existían toda una serie de auxiliares con diferentes misiones como eran los optio valetudinarii que administraban el hospital, los capsarius encargados de los materiales de cura como vendajes y apósitos y los discentes capsariorum encargados de la ropa.

         En cuanto al tratamiento lo más habitual era la utilización de apósitos para cohibir las heridas, algunas veces se empapaban en vinagre y si no se recurría a la utilización de torniquetes o la cauterización con hierro candente. Una vez cohibida la hemorragia se podían coser las heridas con hilo o con fíbulas, especie de grapas y se cubrían con apósitos. Otro problema eran las heridas por proyectiles que había que extraer, para lo cual se utilizaban bisturís y varios tipos de pinzas para introducir dentro de la herida y extraerlos. Un tercer caso era la realización de amputaciones que siempre tenían una gran mortandad. Como instrumental utilizaban sondas, espátulas, cucharas, pinzas, agujas curvas y rectas, , de los cuales se han encontrado abundantes restos en las excavaciones arqueológicas.

         Además los tratamientos anteriores se complementaban con los puramente médicos, recurriendo a una serie de drogas de las que tenían amplios conocimientos, aunque de forma empírica. Entre los restos de plantas encontradas en las excavaciones y empleadas por ellos nos encontramos con la centáurea  para la cicatrización de las heridas, el beleño como hipnótico y sedante, el Llantén contra las hemorragias y la disentería y la Aholva usada para enemas y cataplasmas. También se utilizaban alimentos como tratamiento como los higos para expulsar  el pus y sangre coagulada de los abcesos y heridas y el vino contra las diarreas.

 

 

ENLACES DE INTERES

 

Medicina Antigua

Legiones Romanas

 

Medicina Antigua Universidad de Virginia

Legiones de Julio Cesar por José I. Lago

 

Aesclepion. Universidad de Indiana

The Roman Army

 

Instrumental Quirúrgico Antiguo. Universidad de Virginia

The Roman Army Page

 

 

 

Para saber más:

- Pericoli, V. y Conde, R. Las Legiones Romanas. Ed. Columna, Barcelona, 1976

- VV.AA. Crónica de la Medicina. Tomo I. Ed. Plaza y Janés, Barcelona, 1995

- Davies, R. Service in the Roman Army. Edinburgh University Press, 1984

- Rodríguez González, J. “Breve visión de la asistencia sanitaria en las legiones romanas altoimperiales”, Rev. Historia Militar, num. 74 , pp. 183-212, Ed. Servicio Histórico Militar y Museo del Ejército, Madrid, 1993

- Guillén, J. Urbs Roma, Vol. III (Religión y ejército). Ed. Sígueme, Salamanca, 1980.

 

 

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