La Gaceta Oficial


La falda. El muro. La tabla de leyes

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A un mismo tiempo, todos, como un ejército de millones, comenzamos nuestro trabajo y al mismo instante lo acabamos.

Tal como cita el texto, la vida cotidiana se convierte en rutina por necesidad. Hay que trabajar para poder vivir y contra más se gane mejor. De este modo mi nivel de vida será superior y me sentiré distinto o con más poder ante el resto de personas. De este modo se nos olvida algo fundamental en muchas ocasiones. disfrutar y saborear cada momento vital. Intentar que el día a día no sea una rutina aburrida, olvidarnos de las competiciones laborales absurdas y vivir cada momento como si fuera el último. Sé que suena utópico e incluso algo bohemio, pero pienso que es una idea bonita para comprender muchas cosas que nos ocurren y que les dotamos de más importancia de la que tienen. Hay que vivir el presente con previsiones hacia el futuro e intentar ser diferente pero no a base de poder sobre el resto sino de originalidad y espontaneidad, estos aspectos son los que dan color a la vida. La sociedad actual se está convirtiendo en un colectivo mecánico, es decir, se realizan actividades y trabajos por necesidad y obligación, y se olvida lo más fundamental que es hacer lo que te gusta y lo que te atrae, luchar por ello. Afirmo que es difícil, pero no imposible. Todo aquel que lucha y es constante puede lograr objetivos deseados y ser feliz. Somos inconformistas, pero a la vez no peleamos para romper ese inconformismo, al contrario nos acomodamos y nos amoldamos a lo que se nos propone. Es decir, me quejo de aquellas cosas que me molestan, que no comparto opinión o que necesitan alguna solución; pero somos incapaces de mover un dedo para solventarlo y nos aguantamos con lo que hay. Los días transcurren y como indica la anotación que he resaltado, todos son similares o iguales. En vez de intentar realizar algo para exprimir el día para que sea diferente y aprovechado, todo lo contrario, estamos deseando qe pase otro día laboral para llegar a casa y acostarte en el sofá para distraerte con la televisión sin ningún fin más profundo. Todos estamos cansados de responsabilidades y obligaciones, pero ¿quién las marca? ¿Por qué es tan difícil alcanzar la felicidad absoluta? Eso puede resultar fácil de contestar, yo mando sobre mí y nunca soy feliz absolutamente porque quiero más y más.Nos domina el egoísmo y el egocentrismo, y no somos capaces de disfrutar realmente de lo que tenemos a nuestro alcance. Es triste darse cuenta de cuanto valen las cosas que posees cuando las pierdes. ¿Nos hemos convertido en una legión automatizada de tareas? ¿Tiene solución?