La cocina del Levante almeriense es una cocina que mira al mar. y a su vez se aferra a la tierra y a sus productos.
Del mar escoge especies de reconocida fama como la gamba roja. los pargos. galanes. gallos. Pachano. el besugo. la jibia. el jurel... con los que se elabora una cocina poco sofisticada pero que a cambio permite realzar todo el sabor de la materia prima. asados al fuego con aderezo de sal y limón. pero son los productos de la huerta y sus elaboraciones caseras las que le dan entidad propia y firmeza a esta cocina popular. Se aprovecha el interminable sol para el secado de una serie de hortalizas que consiguen dar el toque especial de color y sabor. No intente secarlos a otro sol que no sea el almeriense. no lo conseguirá
Pero primero vamos a preparar la cocina de la abuela. El rincón limpio. los cantaros llenos de agua fresca. el perro fuera “! Picho ¿¿¿y la calle??!”. La limpieza fundamental ¿cómo? Dándole una buena manita de cal a las paredes que lo desinfecta todo y que se quiten los hollines que dejó el candil y las gotas de aceite que cayeron anoche al preparar la “torcía” porque aquí no se tira nada. y menos el aceite usado.
Comprobemos las existencias. La cámara sobre la casa. como buen almacén que guarde los productos de todas las temporadas. nos suministrará un buen vino que comenzamos a fermentar en septiembre. el aceite que recogimos antes de Navidad. los higos que secamos el pasado verano. junto a un puñado de almendras que nos servirán para el ajo blanco. Pimientos rojos. harina de trigo que trajimos del molinero. aceitunas partidas en botes. y por supuesto los productos de la matanza. la orza con la carne en aceite o un buen jamón salándose y colgado del techo. al lado de un puñado de tomillo o manzanilla del campo.