Los juegos de cartas son otros de los grandes clásicos, y personalmente, el Uno para mí se lleva la palma. Es un juego divertido, apto para todas las edades y en el que pueden participar muchos jugadores, ya que la baraja posee 112 cartas, aunque tampoco hay inconveniente en juntar dos, si las hubiese. La baraja se compone de las siguientes cartas: 20 Cartas azules (del 0 al 9), 20 rojas, 20 verdes y otras 20 amarillas. Además, incluye cartas especiales como "Roba dos", "Cambio de sentido", "Pierde el turno", "Comodín" o "Comodín Roba Cuatro".
Para empezar, se reparten siete cartas a cada jugador, mientras que el resto de cartas se deja en el centro, volteando hacia arriba la primera carta de la pila. En cada turno el jugador puede poner una carta que coincida con el color o símbolo de la carta expuesta, o bien poner una carta comodín y elegir color. Si no tiene ninguna opción, roba carta, y si continúa sin poder tirar, pasa el turno. Cuando un jugador juega su penúltima carta, debe decir en voz alta "UNO", y decirlo antes de que su penúltima carta toque la pila de descarte, sino los demás jugadores le pueden "pillar" y obligarle a robar dos cartas de la pila.
El juego se desarrolla en varias partidas, después de que un jugador se quede sin cartas, el resto de los jugadores suma el valor de las cartas que les quedan, ya que cada carta tiene su puntuación. Estos puntos se suman, y se asignan al jugador que ganó la partida. El primer jugador en llegar a los 500 puntos será el ganador.
© Paula Rubio Roig - 2008