Corría el año 74 d. C. cuando el emperador Vespasiano otorgó a Malaca la Lex Flavia, al amparo de la concesión de este soberano del 'ius latii' o derecho latino a toda Hispania de forma generalizada. Sin embargo, no sería hasta un momento indeterminado entre el año 81 y el 96 d. C. cuando esa concesión de ciudadanía entraría en vigor, ya bajo el mandato de otro emperador, Domiciano.
Hasta ese momento Malaca había sido una ciudad integrada en el Imperio Romano por medio de un pacto y tenía la categoría de ciudad federada. A partir de la concesión de esta ley municipal, todos sus habitantes adquirieron la condición de ciudadanos romanos de pleno derecho. Antes, esa condición había sido disfrutada de manera individual por algunos miembros de la élite. A partir de entonces, este derecho se generalizó y toda la población disfrutaba de los privilegios que suponía ser ciudadanos de pleno derecho.
Los documentos oficiales se grababan en superficies metálicas, que se exponían en un lugar destacado de los edificios públicos, el objetivo era que todos los ciudadanos conocieran estas leyes. Las tablas de bronce de la Lex Flavia Malacitana, encontradas en 1851 en el barrio malagueño de El Ejido, son la prueba de esta costumbre.
Sandra Villanueva Miralles