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La Puerta de Serranos o Torres de Serranos es la entrada a la antigua muralla de la ciudad de Valencia. Su nombre parece provenir de que están situadas aproximadamente al noroeste del casco antiguo y, por lo tanto, eran la entrada natural que comunicaba con los caminos que iban a Los Serranos (el camino real de Zaragoza, que confluía en este punto también con el camino real de Barcelona). No obstante, existe otra teoría que dice que pudo tomar el nombre de la principal familia que habitaba la calle homónima.
Es un gran referente de la ciudad de Valencia y uno de sus monumentos mejor conservados. De la antigua muralla, que se ordenó derribar a mitad del siglo XIX (y culminó en 1865), nada más quedan estas puertas y las Torres de Quart (posteriores e inspiradas en las de Serranos), así como algunos otros vestigios peor conservados.
Su uso principal durante mucho tiempo fue servir de defensa en cualquier asedio o eventual ataque a la ciudad, pero más generalmente se utilizaba para ceremonias y entradas oficiales de embajadores y de reyes, y se la consideraba (y aún se la considera) como la entrada principal de la ciudad.
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Sus usos como prisión (como en el caso de las Torres de Quart) hicieron que sobrevivieran al desmantelamiento de la muralla, pero también maltrataron el edificio, especialmente en su estructura interior.
Así, se cegaron sus grandes arcadas abiertas al interior y se perforó el muro exterior por diversas ventanas, al tiempo que desaparecía la barbacana almenada que las coronaba. En 1871, el ayuntamiento decidió rellenar el foso situado ante las puertas, pero afectó a la visión y al aspecto de las puertas. Entre 1893 y 1914, la Real Academia de San Carlos, llevó a cabo una restauración dirigida por el escultor y académico José Aixá.
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