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GASTRONOMIA
En Valladolid, la ciudad cuna del castellano, son muchos los productos típicos que ya han adquirido la nomenclatura de denominación de origen debido a su gran calidad culinaria.
En la gastronomía vallisoletana el cerdo es un elemento clave al igual que el cordero lechal más conocido como “lechazo” que suele ser típico en las casas vallisoletanas cuando llega el tiempo de celebraciones. Además otro de los productos que obtiene muchas alabanzas es el pan de esta provincia con variedades típicas como el de candeal, de flama, las hogazas o las tortas de aceite.
El repertorio gastronómico pucelano es realmente amplio ya que salchichas, pan, piñones, garbanzos, besugo, endivias, pichones, y un sin fin de productos más acompañados por supuesto del excelente vino de denominación de origen, pueden encontrarse a lo largo y ancho de esta provincia.
En la dieta vallisoletana los pescados son de frecuente aparición debido a que desde el siglo XIV el Cantábrico abastece a este provincia; así productos como el besugo y la merluza son platos muy frecuentes en los hogares vallisoletanos.
Otra variedad alimenticia que aparece en esta población son los piñones que al igual que los productos avícolas que son muy consumidos en esta zona.
Es a partir de la gallina de donde se han desarrollado dos platos típicos de esta provincia. Así en Medina del Campo la gallina en pepitoria es uno de los principales manjares.
Tordesillas es otra de las localidades donde el producto avícola es el elemento sustancial para realizar una de sus recetas más antiguas que es el gallo turresilano.
En la provincia de Valladolid el conejo, las perdices y la liebre en escabeche son muy preparadas ya que así se conservan en el invierno; aunque también estas variedades de animales se cocinan guisadas o estofadas. En algunas localidades como Castronuño, Villagarcía, Mucientes o Medina de Rioseco donde se sitúan un gran número de palomares, es muy alto el consumo de pichón. En otra zona, en Zaratán , la salchicha elaborada con magro de cerdo y panceta es típicamente deliciosa bien sea frita o cocida en vino.
Otro producto típico de Valladolid son las lentejas y los garbanzos.
Valladolid es muy conocido por sus vinos ya que cuenta con las denominaciones de origen del Ribera del Duero, de Rueda y de Cigales. De Ribera del Duero destacan sus vinos jóvenes y crianzas que se almacenan en barricas de roble y que cada día son más conocidos a nivel internacional, tal es el caso del exquisito Vega Sicilia que es reconocido internacionalmente, el Tudela de Duero, El Valbuena de Duero y Peñafiel.
Rueda sin embargo, produce vinos blancos muy prestigiosos basados en la variedad Verdejo. Estos vinos son jóvenes, frescos y de alta calidad. También elaboran vinos espumosos.
Los blancos de Rueda más famosos son Nava del Rey, Serrada, La Seca y Pozáldez.
Por último Cigales ha destacado por sus rosados caracterizados por el aroma y el sabor afrutado. Actualmente también se ha lanzado con los tintos.
Es evidente que la cocina vallisoletana tiene una amplia variedad de guisos, asados y salsas que siempre están acompañados del pan lechugino. Algunos de esos platos que hemos citado anteriormente son el bacalao al ajoarriero, las codornices asadas, las manitas de cerdo, la gallina en pepitoria, las perdices escabechadas… y como no el suculento lechazo asado que tanta fama tiene en esta ciudad y que en los hornos de la ciudad como de localidades importantes como Peñafiel, Tordesillas, Medina del Campo, o Fuensaldaña se asa lentamente hasta estar en su punto. El queso más importante de esta provincia se encuentra en Villalón y es denominado “pata de mulo” y es un auténtico queso de oveja.
En lo referente a la repostería, en esta ciudad existen reposteros que hoy en día provienen de familias que desde el siglo XV se dedicaban a este oficio. Por esta razón el visitante puede disfrutar con las yemas, las rosquillas, los mantecados de portillo (popularmente conocidos como zapatillas), las ciegas de Iscar, las almendras garrapiñadas de Peñaflor, los pasteles de Medina de Rioseco, los bizcochos de Tordesillas y un sin fin de dulces más que se integran en esta gastronomía.
Valladolid, a pesar de su frío, es una ciudad donde se da mucha importancia al buen comer por eso el “ir de pinchos” es una afición de la gente de esta población que disfruta con los buenos manjares.
Una buena zona para comer bien y visitar el paisaje castellano son las bodegas de Fuensaldaña donde se degustan los típicos alimentos vallisoletanos en un entorno muy agradable y acogedor y a pocos kilómetros de la capital.
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