SALMAN RUSHDIE

La Historia De Una Persecución


Los otros versículos del Corán

Guía de lecturas para comprender el mundo y el pensamiento islámico

M.A. Bastenier

Es un lugar común decir que el Islam es mucho más que una religión; que la civilización, la forma de vida, la idea del culto monoteísta, pastoral, nomádico, y, fundado por Mahoma en el siglo VII, regula la totalidad de la vida del creyente; que el mundo musulmán no ha conquistado la autonomía de lo político, de la vida civil sobre lo religioso; que el Islam es un cristianismo medieval por el que no hubiera pasado Maquiavelo, ni Voltaire y los enciclopiedistas. Supuestamente, por tanto, una religión fracasada en su desembarco en la modernidad.

Desde ese contexto se interpreta con desdén generalizador para todo el mundo islámico el arrebato criminal de Teherán condenando a muerte a un novelista provocador, nacido musulmán. Así, la amenaza a la vida de Salman Rushdie sirve como coartada perfecta para descalificar a un mundo que simplemente no es el nuestro, y al que habría que acercarse con la comprensión de que esa conquista de la modernidad la quiere hacer el universo islámico desde su propia identidad y no desde la desnaturalización de sí mismo.

Vida de Mahoma

Cualquier aproximación al mundo musulmán debería comenzar, quizá, por la personalidad del propio Mahoma. La obra más reputada en occidente sobre la vida del fundador es la del británico W. Montgomery Watt, Mahoma, profeta y hombre de estado, (Labor). Más interpretativa y global es el Mahoma del autor francés de origen judío Maxime Rodinson, probablemente el primer estudioso occidental sobre mundo árabe, línea marxista. Es sumamente útil también por la originalidad de su enfoque la vida de Mahoma de Juan Vernet (Espasa Calpe), en la que la figura del profeta se dibuja así misma a través del Corán.

Entre los textos generales que consienten una gran mirada antropológica, histórica, política hay que citar un libro fuera de serie, al mismo tiempo vacuna y certificado de buena fe para el usuario. Se trata de Orientalism de Edward Said, de origen árabe, profesor de una universidad norteamericana . Said descalifica una gran parte del trabajo realizado por autores occidentales sobre el Islam, y explica cómo esa visión está contaminada por la óptica colonial, inaugurada con lo que en la cultura inglesa se denomina la cuestión levantina. En una línea también global-apasionadas están La formation del L´Islam y Marxisme et monde musulman, de Rodinson, publicados por Maspero y Du Seuil, respectivamente, y Les hommes de L´Islam de Louis Gardet, (Hachette), auténtico tratado de antropología islámica.

El fenómeno del nacionalismo político, sobre todo en el mundo árabe, es un affaire de fines de siglo XIX que se desarrolla a través de numerosas tentativas desde la salafiya, proyecto de modernización política a partir de lo autóctono, a la imitación servil del juego de partidos británico sobre todo en el período de entreguerras en Egipto, el ataturquismo laico en Siria e Irak del partido baas tras la segunda Guerra, hasta llegar al socialismo nasserita entre 1952 y finales de los 60. Una de las mejores obras de toma de contacto con el fenómeno es Arabic thought in liberal age de A. Hourani, Cambrige University Press, a la que puede adjuntarse el pensamiento político árabe contemporáneo, de egipcio Abdel Malek, publicada en todas las lenguas occidentales, que es una antología, casi diccionario, para ulteriores navegaciones, y también Islam in the modern world, de E.Kedourie, y el Islam árabe y sus problemas (Península) del marroquí anima Abdallah Loroui. Muy útil como introducción a la política del mundo musulmán por lo directo del texto, en la colección de conferencias del norteamericano Bernard Lewis el lenguaje político del Islam.

Una excepcional visión del atolladero de soluciones en que se halla hoy el mundo árabe, de gran valor, además, para una primera comprensión del fenómeno integrista iraní, en los árabes en el mundo moderno (fondo de cultura) de Fuad Ajami. El autor es especialmente efectivo cuando relata la frustración que estalla tras la guerra árabe-israelí de 1967, ante la evidencia de que el estado judío ha sido capaz de construirse una modernidad contundente sobre una sociedad de base religiosa, no tal lejana de la árabe, mientras se ésta parece perder todos los trenes para su enderezamiento.

"Nuestros árabes"

Para lectores españoles el norte de África es el Islam más real, nuestro mundo árabe. En ese sentido , Laroui ha publicado un excelente Histoire du Magreb (Maspero), y el gran especialista francés Charles André Julien, Le Maroc face aux imperialisme 1415-1956, que es un ensayo de historia total del combate por la supervivencia nacional marroquí. Con respecto a Egipto, una labor similar en el ámbito más contemporáneo cabe encontrar en Egypt: military society, the army regime,the left and social change under Naser, del citado Abdel Malek, editado en Nueva York. Para el oriente medio en general hay que mencionar The emergencie of the modern Middle East de Hourini (Berkley), y sobre la charnela entre el mundo árabe y el antiguo imperio persa, la síntesis del periodista francés Paul Balta Iran-Irak: une guerre de 500 ans (Anthropodos).

Una serie consecutiva de fracasos en ese largo siglo de la renovación política en el mundo árabe, se halla en la raíz del creciente murmullo integrista que se oye desde el Atlántico marroquí hasta la cuenca del Tigris y el Eufrates en Irak; pero esa versión profunda es sólo coyunturalmente chií por la vía de la excepcionalidad revolucionaria de Teherán; por el contrario, el sunismo mayoritario, un catolicismo central del islámico frente al libre examen chií, exaltado y vuelto sobre sí mismo, sería el único que podría conmover de verdad al mundo musulmán. Con todo, ese gargarismo amenazador convive con una lenta pero real profundización de democracia en Marruecos, el despertar del postburguibismo al juegos de los partidos en Túnez, los primeros síntomas de reforma política en Argelia, y algún desmantelamiento de las estructuras autoritarias en el Egipto de Hosni Mubarak.

Cualquier biblioteca apresurada apenas hace que enumerar los síntomas; cualquier toma de tierra puede llevar toda una vida; de otro lado, en una aproximación no ya exhaustiva sino insuficiente como ésta, es posible que no estén todos los que son pero sí al menos cabe esperar que sean todos los que están.

 


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