Occidente no puede comprender la fuerza que hace que los padres cuelguen a sus hijos frases homicidas en el cuello. Sin embargo Salman Rushide ha intentado comprenderlo. Queman sus libros y efigies y se creen santos quienes lo hacen. Este es un libro de relatos, publicado originariamente en 1994, no está llamado a hacernos olvidar que la gran obra de este diablo del Islam es "Hijos de la medianoche" y no un texto que provoca sangre y fuego allí donde se edita. Controversias y debates entre los progresistas y los tradicionalistas suscita este nativo de Bombay cuya religión musulmana acabó por adscribirlo al nuevo estado de Pakistán. Sabía que los "mullahs" lo desaprobarían y pese a todos los pesares la libertad se levantó por encima de los fanatismos. Lo que no pueden soportar los ciegos y borrachos de religión es que alguien con nombre musulmán, les traicioné. Eso es lo que no han podido soportar. En Occidente disfrutamos de su literatura. "Oriente y Occidente" congrega nueve relatos distribuidos regularmente en tres secciones. Las dos primeras recogen, respectivamente, tres narraciones ambientadas en la India y otras tantas en Europa. Se trata, en ambos casos, de textos publicado previamente en revistas como "The New Yorker" o en la "London Review of Books" y el tono que predomina en todas ellas es grotesco, paródico y con el grado de ácido sulfúrico que da la inteligencia y la libertad creativa. Sustancia ésta última que contiene en grado sumo la tercera y última parte, compuesta por tres relatos inéditos de mayor extensión y con mayor calado narrativo, lejos del corsé que impone el relato hecho por encargo, en ellos además encontramos algunos datos que orientan al lector sobre la propia peripecia autobiografía de un escritor enfrentado con la parte oscura del universo. (1)