Saludada por la crítica como la mejor obra de su autor hasta la fecha, El último suspiro del Moro crea, a partir del caos cultural de Bombay, una metáfora universal sobre la decadencia del mundo contemporáneo. Pero también un himno al amor y a la belleza del mundo. Y un alegato contra las fronteras que separan los países y a los individuos. Utilizando de manera personalísima los recursos del realismo mágico, esta saga familiar que recorre todo el siglo XX "combina genialmente lo cómico y lo fantástico, la invención y la narración histórica, y crea con todo ello un conjunto desbordante de vitalidad" (Malcom Bradbury). (1)