Las máximas del proceso comunicativo:

soporte hipertextual VS soporte tradicional. 

 

Los procesos comunicativos están regidos por unos principios de cooperación que garanticen la buena marcha de las relaciones comunicativas.

Estos principios se manifiestan en una serie de máximas conversacionales que son:

La máxima de calidad: invita a que la contribución comunicativa sea verdadera, evitando decir cosas falsas o faltas de verificación.
La máxima de cantidad: atiende a la precaución de decir simplemente aquella información que requiera el propósito del intercambio, sin pecar por exceso ni por defecto.
La máxima de pertinencia: alude a la contribución de datos pertinentes al contexto comunicativo.
Por último, la máxima de manera: invita a la contribución de un discurso claro, conciso y exento de ambigüedades.

Estas cuatro máximas son perfectamente aplicables al ámbito de la comunicación mediática e hipermediática, por ello a continuación exponemos un análisis comparativo, donde estudiar la incidencia de las mismas en ambos soportes.

Atendiendo a la máxima de calidad, podríamos decir que la veracidad de los informaciones que se filtran a través de estos medios se ve igualmente amenazada en ambos soportes pues ninguno escapa a los efectos de

montaje, filtración y manipulación más o menos intencionada de sus editores; pues, si bien a primera vista, en el soporte hipertextual tenemos posibilidad de elegir y seleccionar lo que deseamos de entre la gran cantidad de información disponible, no podemos olvidar que estamos condicionados por unos vínculos y links que están orientando nuestra elección; mientras en el soporte tradicional esa orientación es más explícita puesto que la capacidad de selección se reduce a la propuesta del medio.

Ahora bien, a nuestro juicio, no es tanto un problema de veracidad como de credibilidad del espectador-usuario.

El usuario cree lo que ve, por encima de lo que lee u oye, con lo que el soporte televisivo juega con ventaja en este campo; sin embargo, el hipertexto juega con la baza de su autoridad y fiabilidad como medio tecnológico nuevo y de alta precisión, además de integrar visión, movimiento, lectura y audición.

En cuanto a la máxima de cantidad, hemos de reparar en que la sociedad actual se caracteriza principalmente por la sobreinformación en todos los medios disponibles.Si bien, en el tema que nos ocupa podemos advertir que esta máxima se ve mucho más vulnerada en el soporte hipertextual que en el tradicional porque el volumen de información que maneja es infinitamente mayor, ahora bien, sus mecanismos de seleccio´n también son más precisos.

La máxima de pertinencia, lleva a una curiosa paradoja, y es que a pesar de que el soporte tradicional es más concreto y menos extenso, es menos pertinente al usuario que el hipertextual, mucho más extenso y diverso.Ahora bien, esto depende de la destreza investigadora del usuario por la red, es decir, de su capacidad de búsqueda de aquellos datos pertinentes y específicos de su interés; si sabe moverse por la red la información que encontrará será muy satisfactoria en extensión y profundidad a sus necesidades, pero si no sabe la pertinencia de lo que halle será mucho muy limitada por la inmensa cantidad de información diversa almacenada.

Y por último, respecto a la máxima de manera y claridad de la información no sabríamos decir qué soporte resulta más claro y menos ambiguo, pues como decíamos antes, el montaje y la filtración se dan en ambos, más o menos explícitamente; ahora bien, desde el momento en que el hipertexto nos brinda la posibilidad de contrastar información y tener varios punto de vista sobre un mismo tema, la consecución de una visión de la realidad más imparcial, objetiva y clara aumenta espectacularmente, permitiéndole al usuario sacar sus propias conclusiones.

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