Las especiales condicones de
inundabilidad que existen en el entorno del lago y su escasa
profundidad permitieron su transformación agrícola para el cultivo del
arroz.
La actividad arrocera, pionera del expansionismo agrario en
las zonas húmedas, se fue extendiendo a costa de la paulatina
reducción de la superficie del lago, especialmente a partir del siglo
XVIII.
El cultivo del arroz ha
experimentado sucesivos períodos de crisis a lo largo de la historia
que han alternado con otras etapas de expansión.
El último de
estos períodos de expansión se produjo entre finales del siglo XIX y
la década de los treinta en este siglo, durante el cual prosiguieron
las labores de aterramiento del lago hasta dejarlo, aproximadamente,
en el perímetro que presenta en la actualidad.
El procedimiento empleado para
elevar el nivel del terreno y ponerlo en cultivo consistía en
realizar, en primer lugar una mota o margen de tierra que sobresalía
del nivel del agua, delimitando la parcela del resto del lago.
Posteriormente, se acarreaba mediante barcas (albuferencs) el barro
procedente del fondo del lago y de los canales que desembocaban en él
hasta elevar lo suficiente el terreno en la parcela y hacerlo apto
para el cultivo del arroz.
Si se contempla la reducción
de la superficie del lago en los últimos 200 años y se tiene en cuenta
que eran necesarias entre 1.500 y 2.000 "barconaes" para rellenar una
hectárea, se puede apreciar el enorme esfuerzo realizado para poner en
cultivo el arrozal.
Sin embargo, a partir de los años cuarenta, el
arrozal entró de nuevo en crisis.
Ello se ha debido, por una
parte, a la mayor rentabilidad económica de los cultivos hortícolas y,
por otra parte, a la aparición de maquinaria que ha facilitado las
labores de transformación de los terrenos, a la vez que reduce el
esfuerzo necesario para el cultivo de la huerta, muy superior al
necesario en el arrozal. De esta manera, se puede observar como, en
las cinco últimas décadas, el arrozal se ha reducido casi en un 50% en
el conjunto de la Comunidad Valenciana, ocupando en la actualidad un
lugar secundario en el contexto productivo nacional.
La producción
de la Comunidad Valenciana se concentra en la provincia de Valencia,
donde se produce aproximadamente el 30% del arroz nacional; ya que en
Alicante se abandonó su cultivo en 1976 y en Castellón tres años
después.
Esta producción se centra mayoritariamente en el Parque
Natural, siendo Sueca, con cerca de 6.500 hectáreas, el municipio que
concentra casi la mitad de la producción.
El arroz producido en el
Parque Natural es casi en su totalidad del tipo denominado "redondo",
fundamentalmente la variedad bahia; mientras que en las demás zonas
arroceras nacionales se produce el tipo "largo" o "chino", de mayor
aceptación en Europa, pero cuyas cualidades gastronómicas son muy
inferiores a las del primero, sobre todo para el condimento de los
platos tradicionales valencianos. No obstante, la comercialización de
la producción arrocera valenciana parece garantizada y, con ello, el
mantenimiento de este cultivo, necesario tanto por su importancia
ecológica como por los valores paisajísticos que presenta.
En este
sentido, cabe resaltar la riqueza de matices que muestra el arrozal a
lo largo de su ciclo, desde el período de inundación invernal que
multiplica por cinco la superficie de agua libre del lago, a los
distintos cambios que se van sucediendo durante el desarrollo, desde
la siembra en abril y mayo hasta la siega en septiembre.
Además del riesgo de
desaparición del arrozal a causa de su transformación en huerta, el
sector arrocero se enfrenta a otros problemas en el ámbito del Parque
Natural; éstos derivan, en su mayor parte, de la excesiva
fragmentación de la tierra en parcelas de reducidas dimensiones, lo
que dificulta una racionalización de los aprovechamientos, tanto para
el uso de maquinaria, como para los procesos de abonado, riego,
tratamientos fitosanitarios, etc. La superficie media de las parcelas
es inferior a una hectárea y más del 95% de las explotaciones tienen
una superficie inferior a las cinco hectáreas, siendo Sueca el único
municipio que presenta explotaciones arroceras de gran extensión,
algunas superiores a las 50 hectáreas.
Esta fragmentación de la
propiedad de la tierra, unida al modo como se ha ganado terreno en el
lago para el cultivo a lo largo de siglos, hace que el sistema de
riego presente una gran complejidad, con una densa red de canales y
acequias de irregular trazado que, en muchas ocasiones, llegan a
cruzarse entre si.
Según el modo de riego, el
arrozal puede diferenciarse en dos tipos de terrenos: por una parte,
los lindantes con el lago, muy expuestos a cualquier crecida del nivel
del mismo y de fácil inundación pero imposible desagüe natural,
denominados "tancats".
Por otra parte, las tierras altas, cuyo
riego se realiza mediante otros caudales (fuentes, pozos, acequias de
los ríos Turia y Xúquer) o por medio del agua del lago elevada
mediante motores, en estos terrenos el desagüe se produce de modo
natural.
Los tancats son un conjunto de campos, de entre 200 y 600
hanegadas, rodeados por pequeñas murallas de tierra (motas) en los
cuales se resuelve conjuntamente el riego y el desagüe.
La
inundación invernal, para la preparación y lavado del terreno, se
produce al cerrar las golas y ascender el nivel del agua en el lago y
los canales, entrando ésta por las boqueras de las motas; el desagüe
se realiza con la ayuda de motores.
En el riego de abril a
septiembre, basta con abrir las boqueras de las motas a los canales
para que entre el agua del lago.
Los tancats, aunque carecen por
lo general de reglamento escrito, se organizan mediante una Junta
Administradora que se ocupa del aspecto administrativo y toma de
decisiones, contratando entre dos y cuatro hombres para determinadas
tareas (criadors, celadors, regadors, motoristes y maquinistes),
correspondiendo al regador la responsabilidad de cuidar los niveles de
agua en función del proceso de maduración del arroz, temperatura,
etc.
Por su parte, los arroceros de
las tierras altas se agrupan en las denominadas Comunidades de
Regantes, cuentan con una Junta General, Sindicato y Jurado de
Riego.
El riego, al igual que en caso anterior, se efectúa de modo
colectivo, excluyéndose cualquier intervención particular.
El
riego con las aguas del lago se halla regulado por la Junta de Desagüe
de L'Albufera que se rige por unas Ordenanzas y Reglamento Interior
que data de 1926, se halla constituida por "todos los propietarios de
tierras enclavadas en los antiguos lindes del lago" (mojones de
1761).
El uso de plaguicidas en el
arrozal afecta, en cierta medida, a la calidad de las aguas; no
obstante, su efecto es mucho menor que el producido por el uso de
plaguicidas y fertilizantes en la huerta del entorno del Parque
Natural, donde su uso es masivo.
Unicamente cabe destacar en este
sentido el uso de herbicidas y alguicidas que pueden afectar a la
vegetación de los canales y orillas del lago.
El tratamiento del
cucat del I'arròs, principal plaga de este cultivo, se realiza de
manera controlada por la Consellería d'Agricultura para evitar los
tratamientos particulares; asimismo, esta conselleria está
desarrollando experiencias dirigidas al control de esta plaga por
métodos biológicos no agresivos al medio, como es el caso de las
feromonas.
La plantación tradicional del
arroz a base de "guaixos" (manojos) traídos del "planter" (plantel),
desapareció hace 15-20 años.
Ahora se "barreja" (planta) el arroz
directamente sobre el campo, esparciendo la semilla uniformemente,
bien a mano o a máquina.
Se planta a principio de mayo y se suplen
las faltas a mano.
Es lo que hace el "marjaler" (agricultor de la
marjal) en la imagen.
(arriba foto F. Jarque)