*!*La autora de la página*!*

*La Princesa destronada*

Vengo de un mundo alejado de aquí donde los cuentos se hacen siempre realidad. Un mundo donde los monstruos del armario conviven con las hadas madrinas. Mi nombre perteneció hace muchos siglos a una diosa del mundo griego que fue algo más que diablesa.

Mi vida pasa, en este mundo, entre besos de melocotón y algodón de azúcar. Entre esperanzas de un mundo mejor y añoranzas de un mundo peor.

Sólo puedo decir que me encanta divagar. Dejar que las palabras fluyan solas porque sí y no buscarles un sentido. Que cada cual piense lo que desee. Por lo menos en mi mundo los pensamientos volaba sueltos y cada uno los alcanzaba en cualquier lugar y momento (dicen que muchos pensamientos murieron del susto al ser alcanzados por sorpresa). Así que viendo que en este mundo los pensamientos permanecen ocultos dejo los mios en forma de divagación en esta mi propia descripción.


Fdo. Julia (un guiño a Winston)





Entre la espada y la pared aún le quedaba un pequeño hueco donde vivir. Se refugiaba del frío filo de la espada apretándose a la pared. Se acomodaba en la dureza de la pared poniendo los pies soble la espada. Aprendió a vivir en tensión perpétua esperando algo que le hiciera decidir. Pero, él se nego a aparecer. Así su vida paso entre la espada y la pared. Buscando en aquel pequeño lugar cosas con las que entretenerse. Llegó a hacer amigos inusitados: motas de polvo con ojos saltones y su reflejo en la espada.



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©Thais Bonilla Martínez