Vengo de un mundo alejado de aquí donde los cuentos se hacen siempre realidad.
Un mundo donde los monstruos del armario conviven con las hadas madrinas. Mi nombre perteneció
hace muchos siglos a una diosa del mundo griego que fue algo más que diablesa.
Mi vida pasa, en este mundo, entre besos de melocotón y algodón de azúcar. Entre esperanzas de un
mundo mejor y añoranzas de un mundo peor.
Sólo puedo decir que me encanta divagar. Dejar que las palabras fluyan solas porque sí y no buscarles
un sentido. Que cada cual piense lo que desee. Por lo menos en mi mundo los pensamientos volaba sueltos
y cada uno los alcanzaba en cualquier lugar y momento (dicen que muchos pensamientos murieron del susto
al ser alcanzados por sorpresa). Así que viendo que en este mundo los pensamientos permanecen ocultos
dejo los mios en forma de divagación en esta mi propia descripción.
©Thais Bonilla Martínez |