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Se cree que el rey Antef I es el fundador de la undécima dinastía, y que a pesar de las rencillas con los gobernadores de la décima dinastía, no puso su nombre en el símbolo real del cartucho hasta los sus últimos años cuando llamó a sí mismo, el apaciguador de las dos tierras, o Seher Tawe. Pero es realmente el faraón, Monthuhotep-NebHetepRa quién después de veinte años de lucha, consiguió reunificar las dos tierras del alto y bajo egipcias. |
El reino antiguo era un periodo de reconstrucción
y estabilidad, aunque de vez en cuando había que reprimir alguna
rebelión. A finales del reinado de Monthuhotep III Neb Tawe, el
caos volvió a extenderse por el país, lo que incitó
al general Amenemhat a hacerse con el poder después de la muerte del faraón
y fundar la duodécima dinastía, formada por los Amenemhats y los
Senoserts o Sisostris. Durante este reino, los faraones empezaron a alarmarse
por el ascenso de los pueblos vecinos y empezaron unas campañas
de castigo en Palestina, Libia y Nubia. El reino medio no era tan majestuoso como el reino antiguo, pero tampoco fue una ruptura. Después de los asesinatos y la pérdida del poder de los faraones, la figura del faraón se hizo un poco más humana. Ya no es más importante que los dioses mismos, ni que va por delante de ellos en las representaciones y las estatuas, sino es más humilde, arrodillado delante de ellos y necesitado de ellos y de los sacerdotes. Las pirámides del reino antiguo no consiguieron proteger las momias de los grandes faraones, y tampoco la economía podía permitirse más esfuerzo, así que aunque se mantuvo la forma piramidal de la tumba real, el material era el ladrillo y piedras más perecederas. Para compensar la falta de robustez y despistar a los saqueadores, las pirámides se complicaron por dentro y se llenaron de trampas. Después de la revolución social y religiosa contra los faraones, el dios Ra y sus sacerdotes, el dios Osiris adquirió una importancia bastante grande y su supuesta tumba en Abydos se convirtió en un lugar de peregrinaje de todo el país. Otras divinidades importantes de la época eran Monthu el dios de la guerra con las forma de un halcón protegido por el sol y la cobra, y el dios Sobek con la forma de un cocodrilo. El dios Amón, que antes era la divinidad local de la ciudad de Thebes, se iba convirtiendo poco a poco en el gran dios nacional y se asoció con las grandes divinidades anteriores, como Ra, Osiris, Ptah y Men. La humanización de la sociedad dió lugar a un apogeo de la literatura y la época nos dejó unas obras maestras como el Papiro de Sinuhe, y el pairo del navegante perdido. |