He aqui otra de las antiquisimas civilizaciones: la mesapica, de origen autoctono, y la griega venida a traves del mar: dos civilizaciones que, despues de haber combatido entre si fueron absorbidas por la romana. Algunas de sus ilustres y ricas ciudades desaparecieron a traves de los siglos, como Sibari y Metaponto, otras, como Taranto (Tarento), sobrevivieron. Tarento tenia en la epoca romana tantos habitantes como hoy. Otras surgieron poco a poco a lo largo de los siglos. Roma trazo hasta Brindisi, su gran carretera enfocada a Oriente: la Appia. En Venosa, aspera tierra interior, nacio Horacio y, en Brindisi, murio otro gran poeta romano: Virgilio. Y tras Roma, la acostumbrada sucesion de bizantinos y normandos, arabes, suabos, anjevinos, aragoneses y Borbones; una historia accidentada y sangrienta, suavizada por la presencia de Venecia cuyas ruedas hacia Oriente rozaron la larga costa pullesa extendida en medio del Mediterraneo; una historia, sobre todo, iluminada, incluso en los siglos sucesivos, por la demasiado breve luz del periodo suabo que hizo surgir la prodigiosa floridez de castillos y catedrales en esta tierra, entre todas predilecta por Federico II. El Castillo del Monte, construido por el emperador suabo para sus cacerias y recogimientos, es el mas soberbio ejemplar de la arquitectura militar del Medioevo en Italia y, en el de Florentino, Federico encerro su inigualable vida; en el de Lucera, su hijo Manfredi, dejo la mujer y el hijo antes de correr hacia su suerte infeliz en la batalla de Benevento. Tras el idilio suabo viene la tempestad de sangre y rapina de los anjevinos; luego el largo sueno borbonico con pocas glorias artisticas o politicas. La Pulla sonrie hoy por la serena belleza de su llanura rica, y conquista al visitante con la nobleza severa de sus catedrales, de sus rocas: el rostro que impresiono a Federico II.