Entrevista con Vannevar Bush

por Víctor Pastor Giner


Nacido en 1890 en Everett, Massachusetts, Vannevar Bush estudió en el Tufts College de la Universidad de Harvard y en el Instituto de Massachussetts de Tecnología (MIT), donde más tarde desempeñó diversos cargos docentes y administrativos. En 1913 construyó una máquina que servía para calcular distancias entre terrenos desiguales a la que llamó Profile Tracer.

Tres años más tarde se une al Departamento de Ingeniería Electrica del MIT, donde ejerció la docencia durante 12 años.

En 1922 cofunda la compañía American Appliance Company que posteriormente se vería convertida en Raytheon. En la década de 1930 construyó la primera computadora analógica a la que llamó analizador diferencial. Se diferenciaba de las digitales en que representan los números mediante tensiones eléctricas de voltaje variable, y servía para realizar automáticamente algunas de las operaciones elementales.

En 1939 es nombrado presidente del Carnegie Institute de Washington, y Director del National Advisory Committee for Aeronautics; en 1941 fue nombrado, por el presidente de EE.UU., director de la Office of Scientific Research and Development, siendo jefe de una comunidad de científicos encargados de la creación de la bomba atómica en los albores de la Segunda Guerra Mundial.

En 1945 publica un artículo llamado «Cómo podríamos pensar» ("As we may think"), en la revista Atlantic Monthly, donde describió, principalmente, la llegada de dos dispositivos.

El último de sus logros y el más influyente en la visión del hipertexto y de la Internet para etapas posteriores, fue sin duda el Memex: Un dispositivo mecánico de almacenamiento de libros, grabaciones y comunicaciones, de búsqueda muy sencilla, rápida y no lineal; que inspiró el trabajo de sus sucesores.
(Fuente: Wikipedia)

V.P.:

¿Cuáles han sido los beneficios que el ser humano ha extraído del uso de la ciencia y de los instrumentos que su investigación ha dado como fruto?

V.B.:

En primer lugar, han aumentado su control sobre el entorno material. Han mejorado su comida, su vestido y su vivienda, además de aumentar su seguridad y liberarlo, al menos en parte, de las ataduras de la existencia primitiva. Asimismo, le han proporcionado un creciente conocimiento de sus propios procesos biológicos, de modo que lo han ido liberando progresivamente de la enfermedad y han aumentado su esperanza de vida. Al mismo tiempo, han arrojado luz sobre las interacciones de sus funciones psíquicas y fisiológicas, otorgándole la promesa de una mayor salud mental.

La ciencia ha proporcionado al ser humano formas veloces de comunicación entre personas individuales, le ha permitido el almacenamiento de las ideas y le ha otorgado la posibilidad de manipular este archivo y extraer de él ideas, de modo que el conocimiento evolucione y perdure a lo largo de toda la existencia del género humano, y no sólo de la vida de sus componentes individuales.

V.P.:

En el futuro, ¿dejaremos de escribir a mano o a máquina para hablar directamente con el archivo que tratamos?

V.B.:

En la actualidad lo puede hacer de manera indirecta, hablando a una estenógrafa o a un cilindro de cera o cerámica, pero se encuentran presentes todos los elementos para, si así lo desea, conseguir que sus palabras habladas den como resultado directo un archivo mecanografiado. Todo lo que necesita es utilizar los mecanismos ya existentes y alterar su lenguaje.

V.P.:

¿Qué podremos hacer con el Memex?

V.B.:

En el futuro aparecerán formas totalmente nuevas de enciclopedias, que contendrán en su seno numerosos senderos de información preestablecidos, y que podrán ser introducidas en el memex para ser ampliadas por el usuario. Así, el abogado tendrá a su alcance las opiniones y sentencias de toda su carrera, así como las de la carrera de amigos y autoridades en la materia. El especialista en marcas y patentes tendrá a su disposición toda la información relativa a millones de patentes, en el seno de la cual habrá creado los senderos que resulten del interés de sus clientes. El médico, sorprendido y desorientado por la reacción de un paciente, accederá a los senderos que creó en ocasiones en las que había estudiado casos similares, y recorrerá rápidamente el archivo de los historiales clínicos de sus pacientes, así como las referencias cruzadas a clásicos de la anatomía y la histología. El químico que intenta la síntesis de un compuesto orgánico, tendrá a su disposición, en su propio laboratorio, todo el cuerpo de literatura relacionada con la química, con senderos de información que siguen las analogías entre distintos compuestos, y senderos cruzados que recorren sus comportamientos físicos y químicos.


TIME Magazine
victorpastorginer@timemagazine.es